99. DIAGNÓSTICO (ARANTZA PORTABALES SANTOMÉ)
Con pulso firme tracé una gruesa línea con un rotulador azul para dividir el folio en dos mitades idénticas.
A la izquierda escribí las cosas que no quiero olvidar. El recuerdo de nuestro primer beso. El sabor de una fresa en primavera. El primer llanto de Ana. El aroma a lavanda de mi madre. Y mil cosas más. Esas que solo hago en fin de semana: andar en bicicleta (aunque esto dicen que nunca se olvida), hacer lasaña de verduras en la Thermomix, calcetar, arreglar las plantas del jardín.
A la derecha tenía intención de escribir todas las cosas que no me importa olvidar. Y resulta que no quiero olvidar nada. Ni siquiera nuestras escasas discusiones. Ni la cara de tu hermana (debí decirte hace años que no la soporto). Tampoco quiero olvidar cómo me hice esta cicatriz que tengo en la rodilla. Ni la angustia que sentí cuando operaron a Ana de apendicitis.
Nada.
No quiero olvidar nada.
Si acaso, ese terror que vi en tus ojos el día en que te dije que estaba condenada a olvidarlo todo.
(RELATO FUERA DE CONCURSO)
Poderoso final. Olvidará todo no queriendo olvidar nada, y lo sabe.
Abrazos
¡Qué bueno Arantza!Íntimo, cotidiano, misterioso… hasta ese final demoledor. Digno de repetir en los altares, aunque ya no puedas por reiterativa. ¡Enhorabuena!
Gracias chicos por leer y comentar. El miércoles vi Siempre Alice y supongo que me impresionó mucho.
Un planteamiento sencillo, un tono amable, para un final sorprendente y demoledor. Y todo lo haces así, como quien no quiere la cosa.
Fuera de concurso o dentro, me ha gustado mucho. Un abrazo
Arantza, buen ritmo y sencillez en tu historia, y un final buenisimo. Saludos
Como eres jurado, no te comento, que luego las malas lenguas… Pero mola 😉
Mola que mole aunque sea porque soy jurado, jajaja
El peor de los diagnósticos, sin duda. No me extraña que a él le aterrorice, pues entraña la pérdida.
Enhorabuena y anota en el lado izquierdo: no dejar de escribir nunca.
Besos.
Muy bien llevado, con sencillez y emotividad, para desembocar en una realidad horripilante.
Besos soleados.
la sencillez se hace grande en tu relato. Con que naturalidad planteas una situación que seguramente muchas personas en algún momento se plantean hacer para sopesar los pos y contras de su vida. Un final que nos estremece, el olvido…que triste debe ser saber que un día dejaras de recordar.
un beso Arantza.