01. HOJA EN BLANCO (JAMS)
Me había citado con Lucía para llevar unas flores a la tumba de la tía. Llegué pronto y me dispuse a dar un paseo por aquella particular ciudad de eternas avenidas. Mientras paseaba entre altos bloques de nichos me entretuve en reconstruir episodios de las vidas de los que allí descansaban interpretando epitafios y fechas señaladas. Llegué a un rincón desamparado donde llamó mi atención una lápida de mármol blanco parca en datos. María, figuraba en la linea superior. El año 1938 en un segundo renglón, y “murió a los 4 años de edad” en el inferior. Me sorprendió la limpieza especial de la piedra cincuenta años más tarde. Me acerqué atraído por el caso y pude distinguir algún objeto sobre la repisa. Un jarroncito de cerámica con el nombre de María impreso en el barro que presumía de contener una rosa roja, natural y fresca. Al lado sobresalía el borde de una pieza oscura. Alcé la mano y tenté la repisa hasta agarrarla, se trataba de la cintura y los pies en bronce de un Cristo crucificado. Tenté el resto de la repisa, pero el fragmento que faltaba no estaba. Ninguna de las sepulturas de alrededor mostraba flor alguna.
ja ja ja ¡¡¡Gracias Juan!!! Lo has captado en su plenitud, es un texto cuyo objeto es solo inspirador. En los cementerios se guardan las historias más impresionantes del mundo, cada lápida es… una hoja en blanco… ja ja ja
No podía ser de otra manera, un escritor ve cada objeto como una hoja sobre cual derramar sensaciones.
Muy bueno!
Un gran abrazo.
Pues nada, empiezan los epitafios con un excelsa ambientación a cargo de cementerios, precisas palabras y misterio de fondo. Todo muy bien llevado. Un abrazo 🙂
Cada lápida almacena una historia, en la de María nos lanzas unas escuetas imágenes y esto desencadena que nuestra imaginación navegue entre lo terrenal y lo espiritual. Muy bueno, Jams. Abrazos.
Juan, esta historia de niñez con su fianl tan abierto y misterioso puede llegar a hacer las delicias de un curioso y aventuro escritor. Saludos
Siempre se habla de la paz que se respira en los camposantos, no tanto de las historias humanas que yacen o permanecen vivas de alguna forma en cada lápida y sus detalles. Las bicicletas son para el verano y los cementerios para el otoño; en este último caso, con tu relato abierto, has dejado entrever un mundo lleno de múltiples posibilidades.
Abrazos, Juan
Una niña muerta durante la guerra civil con una lápida impoluta y una rosa fresca 50 años después, el torso de Cristo desaparecido, y todo ello en un cementerio silencioso… Muy misterioso todo. Preparando el camino para la noche de los difuntos,parece.
Saludos cordiales
Como siempre arrancas el tema con gran acierto. Has creado un ambiente de misterio en una escena que pudiera ser de lo más cotidiana cuando se visita el Campo santo. Frescura en la rosa y en tu relato.
Un abrazo Jams
Leo tu texto y me invita a continuar fabulando. Luego leo el título (como siempre al final, claro) y me pregunto ¿no nos estarás proponiendo un juego así como quien no quiere la cosa? Bueno, pregunta sin respuesta, final abierto. Un abrazo, boss.
está basado en una experiencia real… me gustaría saber lo que se esconde detrás de ese nombre sin apellidos y que conserva rosas frescas y un cristo fragmentado después de tantos años… era un juego al lector, no al escritor, pero también, porque no?
¿Era el Cristo el que la obsequiaba con una rosa?
No sería extraño. Una criatura inocente bien se merece un cielo lleno de rosas frescas.
Mi madre pone flores, cada vez que va, en la tumba de mi maestra del cole. En aquellos tiempos a los maestros los mandaban tan lejos de sus raíces que sus raíces se secaban con el tiempo.
Un abrazo Jams.
Pues a mi se me había ocurrido que era la tumba de la hija de la Magdalena que se mantenía así desde hace unos 2000 años. Lo del 1938 me despistaba. La verdad es que como historia real me parece preciosa y enigmática. Un beso.
Quizás, se me ocurre Jams, el tiempo haya querido señalar a su manera la muerte de la pequeña, puede que incluso se haya congelado en ese 1942, la rosa y la lápida como recién puestas. El torso desaparecido del crucifijo se quedaría acompañando a la niña, con ella.
Besos
En un cementerio podemos hacernos muchas preguntas sobre sus inquilinos. A mi me impacta mucho la zona antigua, ya sin flores ni limpieza, donde ya habitan los olvidados.
Por todo esto me gusta tu relato.
Un abrazo
¡Uff! Cuántas preguntas se me vienen a la cabeza después de leerlo. De ahí puedes sacar algo mucho más largo. Seguro que ya lo has pensado. Perfecto para arrancar .Un abrazo.
Encantador relato que te deja la mente volando en ‘María, la muerta de la flor perenne.
Abrazos.
Muy bien, nos metes en la atmósfera propia del tema, cementerios y sus secretos.
Un tema que dará, como ya se está viendo, mucho juego.
Me pondré a ello….
Un abrazo.
Bueno, bueno, bueno…una vez hecho el trabajo (poner el cuento), paso a recrearme en la lectura de los vuestros.
Tu texto es un pellizquito, una chispa -muy bien narrada por cierto- de todas esas preguntas que nos hacemos los escribidores (o curiosos crónicos por llamarnos de otra forma) al querer saber que historia hay detrás de cada cosa que vemos…aunque con el tiempo aprendamos que a veces no hace falta ni saberlo para disfrutar de ella.
Las avenidas eternas, Jams, son las que me inquietan. ¿Existirá esa eternidad? Todo lo demás, como ese Cristo al que la madre de María, enardecida por la muerte injusta de su niña, partió en dos, quemando corazón y cabeza, son cosas que, supongo, suceden a menudo. Así, pues, quedo elucubrando finales, gracias a la tarea que dejas con una maestría que ya quisiera una para un día de enorme lucidez literaria!
Creo, Jams, que esa flor es de otra madre, abuela o hermana que han perdido a otra niña chiquita. Queda triste decirlo, pero cuando voy a dejarle flores a alguien que yo quería mucho y murió joven, si las flores que tiene todavía están frescas, busco la lápida abandonada de una persona que falleciera con su misma edad para ponerlas allí, en lugar de tirarlas para poner las mías. Seguro que es algo que hacen muchas personas, es como algo que te sale natural.
No había leído tu relato, qué bonito misterio propones.
Un micro misterioso con un final abierto…Precioso texto para tentar al lector, muy buen comienzo Jams.
Besotes
Llego con el tiempo justo para colgar mi epitafio y empezar a leer vuestras participaciones. Espectacular pistoletazo de salida, Jams.
Besucos
Me gusta tu relato sin final, es toda una provocación para generar propuestas policíacas, románticas, aventureras, trágicas…
¡Buena forma de comenzar esta etapa!