16. De visita (Ginette Gilart)
Cuando franqueó la verja por primera vez la sorprendió gratamente la paz y el silencio que reinaban. Le gustaba lo que veía y oía a su alrededor, los cipreses que se elevaban hacia el cielo, las flores que adornaban las tumbas, el sendero de gravilla limpio de hierbajos, perfectamente trazado, y el trinar de los pájaros, que revoloteaban de árbol en árbol. Cada semana solía acompañar a su madre al cementerio y enseguida aprendió el camino hacia la tumba. Mientras la mujer limpiaba la losa y cambiaba las flores del jarrón, la niña jugueteaba entre los panteones.
— Nena, no te alejes, enseguida nos iremos.
A menudo se encontraba con una anciana, vestida de negro, reclinada ante una sepultura. En la lápida se podía ver el retrato de un joven soldado custodiado por un ángel doliente. Bajo la foto, un nombre, una fecha y un simple D.E.P. La niña se acercaba a ella, la saludaba amablemente, y la señora le devolvía una sonrisa.
Cuando la madre acababa su cometido llamaba a la cría:
— Nena, nos vamos, despídete de tu hermanita.
La niña, entonces, depositaba un beso en el frío mármol.
— Hasta la semana que viene, Olga.
Esa sensación de paz y silencio que desprende un camposanto, esas visitas que nos recuerdan que nuestros seres queridos no se fueron para siempre, que siguen vivos en algún sitio, son perfectamente comprendidas por la niña de tu relato; unas sensaciones que, confieso, también tuve de pequeño y que quizá no me han abandonado del todo.
Un abrazo, Ginette. Suerte
Que no nos abandonen esas sensaciones, Ángel. Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
La cultura de la muerte muy bien descrita en tu relato Ginette, aun sabiendo que en una tumba solo hay huesos.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, El Molí, por pasarte y dejar un comentario.
Un abrazo.
Ginette, cuentas con amabilidad el sosiego y rutina esas labores del cementerio que todos conocemos. Suerte y saludos
Sosiego, eso es lo que nos transmite esos lugares. Gracias por comentar.
Un abrazo, Calamanda.
Hola, Ginette. Una buena historia para el tema propuesto en la que con el giro final consigues dar mucha fuerza al relato. Menos mal que pusiste «D.E.P», porque si no nos quedamos sin epitafio, jaja. Abrazos muchos.
Me alegro de que te guste mi historia aunque lleve un simple epitafio, jeje.
Muchas gracias por pasarte y comentar.
Un abrazo, José Ignacio.
Creas un bello ambiente en un lugar que a veces resulta frío. Las tumbas que se visten de flores y se limpian con cariño, como si con ello acariciaras al ser querido.
Un relato lleno de ternura y bien trazado.
Un beso preciosa Ginette.
Cómo me gusta tu comentario, Belén . Me alegro de que lo veas así .
Un beso de vuelta.
Consigues una imagen muy próxima de la situación y de los personajes. Usas un lenguaje transparente y preciso y todo el conjunto deja ese poso de buena escritura. Mucha suerte 🙂
Es a lo que aspiro, a escribir bien. Muchas gracias, Juan Antonio, por tu comentario.
Un abrazo.
Impacta el final; la naturalidad de la desgracia de la ley de vida; y lo duro que es siempre ni siquiera oír en ficción la muerte de una niña. Lo veo con opciones.
Narras una historia cotidiana con un lenjuaje sencillo que nos acerca más la historia. La descripción del cementerio es casi idílica.
Un abrazo
Una historia bien narrada que, aunque dura, no cae en la sensiblería. La prosa es dulce, en contraste con la dureza que se respira en los cementerios.
Mucha suerte, y un abrazo.
El recuerdo y el cariño hacia los que ya no están impregnan el lugar de una paz que se siente. Es bueno que ese recuerdo se convierta en parte de nuestra vida. Muy bueno, Ginette. Abrazos.
Me gusta cómo planteas la estancia en el cementerio, casi como en un parque, como en un jardín, y eso tranquiliza al lector. Incluso cuando se descubre que la lápida que visitan es la de una niña. Triste, pero sereno relato.
Un abrazo, Ginette
Una historia tierna, que has relatado de una forma muy visual y acertada. Qué bien describes y escribes. Un placer leerte, muchos besos.
Un micro que pone de manifiesto la naturalidad de un lugar que no goza de buena fama. Bien narrado. He disfrutado mucho con su lectura.
Besotes
Un relato muy vívido: se siente el sosiego, se ven las piedras, las flores, se puede sentir la atmósfera. Muy bueno.
Enhorabuena.