ABR102. OFICIO, de Virginia González Dorta
Le cuesta colocarse el guantelete izquierdo, el muñón le escuece al contacto con el frío metal. Es lo último, cubrirse las manos. El yelmo y la visera ocultan la cabeza herida, y no se ven las cicatrices de las mejillas, ni la oreja cortada, ni el parche en el ojo. Su paso renqueante no lo notarán los visitantes, ni sabrán que el caballero de la armadura reluciente que guarda la entrada del museo puede permanecer durante horas en pie, cualquier otra posición le produce agudos dolores y un malestar profundo y continuo.
Dentro de la armadura compacta, bajo el peto y la gorguera, con sus manoplas articuladas, guarda el calor de todos los niños que lo acarician, caballero de hierro, cuerpo incompleto, corazón de hombre.
¡Fantástico, Virgi! Lo leí sin saber que era tuyo… y me pareció fantástico, lleno de ternura metálica. Te mando un abrazo y mi enhorabuena.
Gracias, Alicia, ha sido una sopresa estupenda tu visita.
Otro abrazo para ti.
Alicia, por favor te lo suplico dame el teléfono y dirección de tu peluquero que es un genio con mucha amabilidad y cariño, Sotirios.
Virginia, duro oficio, muy original y ritmico el cuento. Suerte y saludos
Me alegra que te guste, gracias y un beso.
Esa armadura viva, esa mezcla de carne y metal , me recuerda a personajes como el soldadito de plomo, a seres inanimados que en el fondo tienen humanidad y acaban emocionándonos y teniendo vida propia. Muy bien narrado, con mucho conocimiento de lo descrito y con una prosa que muestra perfectamente y con claridad la historia.Y sobre todo mucha sensibilidad. Felicidades y suerte.
Me complacen tus palabras, Antonia.
Y que te extiendas en el comentario es también un lujo.
Un abrazo
es que la armadura es todo un símbolo
que abre imaginarios y emociones
buen texto VIRGI
muak
Así es, Elisa, gracias por venir hasta aquí. Besos
¡Muy bueno! Hay armaduras muy tiernas.
bss
Como las de los gatos, 🙂 🙂 🙂
Virgi, ¡cuánta ternura encierra ese frío metal! Me ha gustado mucho. Espero que tengas mucha suerte.
Besicos muchos.
Muy agradecida, Nani, por tus palabras, besos besos.
Gracias por enseñarme el camino hasta este magnifico relato, donde la ternura y el sentimiento se aúnan.
A esa armadura antigua y fría no le falta el calor y el latido de tus bellas palabras.
Para mí y eres ganadora.
Un abrazo.
¡Ah, buenos deseos me dejas, Juan, pero aquí hay gente grande que escribe del diez!
Un abrazo
Precioso, Virgi.
Y un abrazo, Virgi
Myriam, un abrazo para ti, gracias, linda.
Me ha recordado un relato de Poe que me parece que se titula «El hombre que se gastó», pero este transmite ternura y un poco de compasión. Me ha gustado. Saludos y suerte.
No conozco ese relato, Ana, pero ya es un honor que el mío te recuerde al genial E. A. Poe.
Gracias
Una armadura que esconde todo dolor, pero no lo salva del amor que otros le dedican ni del calor curativo de esos abrazos.
Genial y tierno y hermoso
Besos
Supo el caballero encontrar el oficio que le aliviara los dolores. No todos tenemos esos recursos.
Trini, besos.
Qué uniforme más incómodo le han puesto a este hombre, jeje. Veo dos párrafos bien conectados que nos conducen muy bien hacia la sensibilidad oculta muchas veces por obligación.
Un abrazo.
Por la obligación, por los prejuicios, por las cicatrices…en fin, la vida.
Otro abrazo para ti, Susana.
Virgi, ¿qué enternecedor!.¡Y cuánta valentía y aplomo permanecer en su oficio…a pesar de sus heridas! El corazón latiendo bajo una fría armadura que oculta tantas heridas. Al final me encanta que sobresalga el amor, al cariño y la ternura. Y es que alrededor de los niños… ya se sabe. Uno se reconstruye. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
Dicen que el amor lo cura todo. O casi. Mi caballero, al menos, es feliz mientras almacena la ternura infantil, que, en efecto, es muy curativa, bien lo sabemos.
Besos, querida Tanci.
Un mini cuento muy dulce, querida Virgi, con ese tono lírico tan propio de muchos de tus escritos, ese sello personal de persona sensible, toda corazón como este caballero con oficio.
Muy bonito, mucho.
Un beso y que tengas mucha suerte.
Sabes que tus palabras me importan mucho, querida Isabel, montón de gracias. El caballero te sonríe con su corazón ahíto de dicha.
Besos besos
Un verdadero placer tu comentario, Ana. ¡Cuántas veces quisiéramos protegernos bajo una armadura!
Saludo afectuoso.
Conmovedor este hombre metálico… y tan sensible.
Un abrazo, querida Virgi.
La fuerza por fuera, el dolor por dentro.
Gracias a los niños, es posible la ternura.
Besos, Marichuy
Qué preciosidad de lectura. Anoche estaba cansada y pensé que pospondría para hoy esta amable lectura. El caballero de fachada dura y áspera, por dentro tiene un gran corazón que conserva con mucho cariño todas las caricias que los niños le brindan al pasar a su lado y, esos gestos son los que lo mantienen vivo.
Un abrazo
Esi, no siempre es lo que parece, ya sé que lo sabes. Y nuestro caballero también. Y de sobra.
Otro abrazo para ti.
El caballero más dulce que anda por estos lares.
Mucha suerte. María Rojas
La dulzura no está reñida con la frialdad del metal, no.
Gracias, María, besos.
Me ha gustado mucho, sobre todo ese final en el que caben esas descripciones cortas, contundentes y tan bien traídas. Suerte y un saludo
Félix Valiente
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Te agradezco mucho tus palabras, Félix, gracias y un abrazo.
Un buen relato, Virgi. De como un disfraz tapa el rechazo de la sociedad. Es como un papá Noël de hierro. Me gusta. Suerte a fin de mes.
Un lujo tu visita, Ximens, de veras me gusta mucho. El caballero también te lo agradece. Besos
Para amar es imprescindible despojarse de las armaduras, pero cuando se conservan a la hora del amor estas siempre estorban. Hay quienes no pueden quitárselas para ser y para vivir pero detrás de ellas siempre estará un corazón que anhela.
Besos por tan irónico y existencial trabajo literario!!!
Sensibilidad la tuya, Aristos. Y realismo.
Gracias y besos también.
Qué poético, virgi. Y qué humano. Y esas manos de niños que dan calor al cuerpo y al alma. Feliz caballero hecho pedazos.
Enhorabuena por este relato.
¡Ah, Isabel, tantas gracias por tus palabras! Tú, nuestra gran romana en esta visita tierna, tierna.
No sabes cuánto te abrazo.
Duro oficio, pero tierna tu manera de contarlo.
Suerte.
Besitos
La ternura que nos ayuda a vivir es lo que abrillanta la armadura del caballero.
Besos, Elysa, besos
El título, oficio, simbología pura (y dura).
Otro caballero más de los muchos que pululamos con nuestras relucientes armaduras y el corazón herido.
Mi aplauso.
Por cierto, las damas de las almenas ¿usan armadura?
Un honor de vuesa merced.
Mi agradecimiento.
Un abrazo, sin armadura, a pecho descubierto.
Virgi,muy original y muy bien descrito. Sin duda un relato precioso que merece mucha suerte en este concurso. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Gracias, Sotirios, el caballero levanta la visera y te guiña su único ojo.
Estupendo. Lo que no entiendo es por qué se tiene que meter dentro de la armadura. Besos
Se lo preguntaré.
Algo relacionado con la belleza, la juventud, los defectos, los prejuicios…
No tienes ni idea de lo que me ha gustado que hayas venido, seguro que no.
El amor cálido de los niños le compensa de todos sus sufrimientos de caballero herido. Al final prevalece el corazón. Muy bonito
Bien que sabe él que la ternura de los niños es un bien impagable. Gracias, Paloma, besos.
Precioso, Virgi. Como tus fotos.
Abrazo.
Cristal, gracias por tu visita, tus palabras, tus ánimos.
Besos
Siempre me han fascinado las armaduras, su peso, su hechura y pensar en el hombre que debía llevarlas…
Ay, virgi, pero ahora además, después de leer tu tierno relato, ya no podré mirarlas sin pensar en ese caballero herido, corazón de hombre, que mantiene el calor con las caricias de los niños.
Hermoso. Un beso,
Estoy segura que si te llegaa conocer, querida Tesa, el corazón se le hincha de alegría.
Besos besos besos
Decía Manuel Llano «Todos tenemos en el alma muchos nudos, de esas penas silenciosas….no sufre más quien más se queja…»…
Magnífico relato, sugerente, evocador…de las diferentes armaduras con que nos defendemos….
José Saramago definía a la ironía como «una máscara de dolor, una defensa que arrastramos quienes somos gente frágil»…..incluso la cortesía es señalada por Fernando Savater como un dispositivo de distanciamiento, y de protección, que no deja de actuar como otra armadura…nuestro cerebro inteligente y temeroso ha inventado una incontable variedad de armaduras…
Valioso comentario, estimada Azucena, que enriquece mi relato y se refleja en la armadura de nuestro caballero.
Unas aportaciones ricas y profundas que te agradezco mucho.
Un abrazo.
Hola, Virgi
Me ha producido gran ternura ese caballero de cuerpo herido y alma sola.
Un abrazo.
Un placer tus palabras, Towanda, gracias y besos.