68. Aquel silencio (Calamanda Nevado)
Allá en ese sitio, mayor que el patio del colegio y el parque juntos, caminaba mordiéndome las uñas y sin fuerzas, mi madre levantó las cejas y me cogió de una mano. Los otros dedos los guardé entre el ramo de flores blancas. Me habría gustado contarle a papá como molaba rozarlos con los de Laura, pero se marchó sin decirme ni adiós, y donde nos paramos a dejar el florero mirando su foto me daba vergüenza hablar de eso.
Intenté leer en aquellas paredes y piedras sin entender nada, había mayúsculas, minúsculas, algunos números, y nombres de la familia. Parecido me ocurrió aquel día en el hospital cuando mamá contaba como la salvó su sino, y que el horóscopo de papá hablaba de muerte. Le besé la cara entre las sábanas y le brillaba una lágrima en el ojo izquierdo, no la interrumpí, se me agolpó toda la sangre en la cara y pensé: Otro día le pregunto por qué dice la abuela que dio ella ese volantazo hacia el precipicio, si papá conducía muy bien.
Al despedirmos le dije:
-Papá pásalo aquí tan bien como nosotros en la casa nueva, ahora nos reímos mucho.
Ay, Calamanda, que entre líneas veo un accidente un tanto provocado. Que tengas mucha suerte!
Lorenzo, gracias, lees bien. Saludos
La clave está en ese silencio de la madre, en lo que no cuenta, porque no puede, pero está presente y lo ha cambiado todo.
Un saludo, Calamanda. Suerte
Ángel, si, la clave es lo que calla la madre, afortunadamente para el crio. Gracias y saludos.
Me ha parecido un gran acierto enfocar el tema propuesto con ojos de niña. Le da una dimensión diferente (¿inesperada?) y carga al relato de emotividad. Saludos, Calamanda.
José Ignacio, intenté hacerlo emotivo si, y darle esa visión especial de los niños. Gracias y saludos
Hay silencios que, como algunos amores, matan a unos, mientras a otros les mejora la vida.
Una historia complicada. llena de intereses. Un monólogo interior, una duda que se descubre en la última y única frase pronunciada por la protagonista.
Suerte, Calamanda.
Un abrazoooo
Amparo, si, el denominador común de los protagonistas, el niño y la madre, parece moverse dentro del interés, podría ser tambien el de la supervivencia. Gracias y abrazos
A mi lo que de verdad me ha llamado la atención es lo del roce con los dedos de Paula. ¿Era una compi del cole? ¿Papá tenía una amante?
No sé, no sé Calamanda.
Aquí llueve bastante esta noche, un milagro.
Besos de otoño para ti Calamanda.
Mercedes, me alegro por ese milagro con forma de lluvia, en mi tierra no cae una gota desde hace mucho tiempo. La idea de la compi es la que yo barajé. Gracias y besos
Buen relato, Calamanda. Has conseguido bien esa voz infantil, y es bonito que Halla que leer entre lineas para sacar el quid de la historia. no condenamos demasiado a esa madre que ha conseguido una casa nueva y una vida nueva donde por fin es posible reir.
PD: hay una errata: has escrito despedimos por despedirnos.
Ana, que tal, me alegra saludarte. Gracias y besos tambien para ti.
Andres, gracias doblemente, por tus palabras y por indicarme la errata. Saludos
Un relato que nos deja con hilo de misterio. Me gusta la idea de que sea el niño quien cuente la historia, le da calidez e inocencia. Un silencio que es la clave de todo.
Buen relato Calamanda, suerte.
un beso guapa.
Mª Belén, es así, la voz de los crios parece que lo carga todo de inocencia, con él quería quitarle un poco de dureza al tema del mes. Gracias y besos.
Me gusta tu relato de intrigas y silencios. La frase final, me estremece.
Felicidades.
Bendita inocencia de los niños.
Enhorabuena por tu relato.
Ezequiel, gracias, si, es fenomenal esa inocencia de los niños. Saludos
Está cargado de misterio este relato tuyo, Calamanda. Lleva tu sello personal.
Un abrazo y mucha suerte.
Ines, eres muy amable. Deseaba darle algunos giros a la situacion bajo el punto de vista de un crio. Abrazos.
Que buena historia, un modo muy sutil de darnos las pistas de la realidad, más esa mirada de niño que ademas de enternecer juega con la situación mostrando una cruda realidad.
Excelente maestra.
Un abrazo y suerte.
Moli, gracias, los niños y los locos… dice el refran, y a veces, como en esta ocasión, dan pistas de la verdad. Abrazos
Muy buena historia, Calamanda. Ese volantazo que hace virar la vida de la madre y de su hijo, este con la visión de inocencia propia de los niños. Abrazos.
Salvador, si la madre hizo girar la vida del padre y la de ambos. Gracias y abrazos
Calamanda, tengo la sensación de que el relato se dispersa, al menos en mi cabeza, no consigo determinar todas las claves. No sé. Sí me queda claro que la muerte del padre ha traído la alegría a la casa. Otra vez será.
Javier, gracias. Las claves podeís desvelarlas segun las interpreteis. Saludos.
Hola Calamanda.
Me gustó mucho tu historia pero me queda algún punto por ahí flotando. No se sí en algún momento ha habido malos tratos por lo que ella da el volantazo para provocar el accidente.
O es que iban discutiendo y se enzarzaron en un forcejeo.
Si es lo primero, no lo veo con fines de cobrar un seguro pues ella también podía haber fallecido.
Por lo demás fantástico, el relato en voz infantil estremece más debido a su inocencia.
Suerte y un beso.
Virtudes, el relato es abierto. Gracias y besos
El relato creo que está muy bien construido. Un acierto como manejas con la visión de la niña los acontecimientos, y la manera como vas dejando cabos sueltos para que nosotros completemos la historia. Muy buena narración. Mucha suerte 🙂
Juan Antonio, gracias por la generosidad de tus palabras. Intenté dejar esos cabos sueltos si. Saludos
Querida Calamanda, como siempre, tu relato me emocionada… Deseo que las risas
borren los recuerdos y las angustiosas preguntas de la criatura que quisiera saber con certeza lo que ya adivina. Un abrazo!
María, creo que si, algo intuye el chico. Digo como tú: Adelante sonrisas sois siempre bienvenidas. Abrazos y gracias
Muy buen relato que dice mucho más de lo que está escrito. Al final se atan muchos cabos, ese niño en su inocencia lo va contando todo.
Felicidades.
Abrazos
Asunción, gracias, eso pretendia del niño, dejar entrever su mundo. Saludos
Intuyo que cuando el padre vivía había menos risas…
Un relato lleno de misterio, que invita a imaginarte otras historias que tú has sabido esconder muy bien.
Un abrazo y te deseo ¡suerte!
Rosy, desgraciadamente fue así, habia menos risas. El niño nos desvela su nueva situacion, eso apoya la historia. Abrazos y gracias.
Hola Calamanda, ¡qué buen relato! Me ha gustado cómo cuentas la historia desde los ojos infantiles, que impregna el relato de ternura y el giro final, junto con el título que le da todo el sentido al micro. Muy bueno. Suerte.
Izaskun, eres muy amable, este tema de octubre tiene muchos matices para abordarlo, la vision co0n que lo percibe un niño me gustó. Saludos
Consigues mantener la tensión hasta el final, Calamanda. Como te dicen varios compañeros, no es lo que cuentas a través del niño, sino lo que se adivina…
Muy intrigante. Suerte y abrrazo.
Juana, intenté sembrar esa intriga desprendida de la vision del niño y los que le rodean. Gracias y abrazos
Con la mirada del niño (en eso hemos coincidio varios en esta convocatoria) hasta la historia más dura se tiñe de ternura. Un detalle que me ha gustado mucho es ese deseo de explicarle al padre sus sentimientos cuando roza los dedos con los de la compañera de clase.
suerte y besos
Anna, si, hemos coincidido varios compañeros en ver la muerte desde esa perspectiva de niño. Gracias y besos
Hay que ver cómo la lectura de un niño convierte lo trágico y terrible en algo casi natural, a través de su inocencia.
Buen texto, Calamanda.
Suerte y un abrazo.
Cristina, gracias, el tema de este mes es duro y esa mirada infantil lo intenta envolver de ternura. Abrazos
Calamanda, menudo relato. Ese silencio de la madre y ese accidente provocado que les da una nueva casa y vida… Bonito
Un saludo y suerte
Blanca, así es, siempre hay lugar para la esperanza. Saludos y gracias