89. El Árbol Será Su Lápida (MARÍA ORDÓÑEZ)
Cuando llegues al monte, María, ten cuidado. Ya ni el zacate crece igual. Ni huelen lo mismo las flores de manto, ni la manzanilla. Tampoco los pájaros cantan como antes.
Cuida donde pises, mi niña. Habrá palas y picos por todos lados. No tropieces con ellos y tampoco los toques. No sabemos si enterraron o desenterraron a los difuntitos que mal descansan en esos campos. Tú llévate los tuyos y si Diosito te escucha y regresas con noticias de tu Juan, déjalos ahí; tantos hay que sólo tienen uñas para buscar a sus muertos, mi niña.
Y mira, si encuentras a nuestro muchachito, sácalo con cuidado. No dejes que te lo ganen los buitres, ni los perros, ni los policías judiciales. Escóndelo en este morral. Si ves un huizache alto, ahí merito lo entierras. Escribe sus señas en el tronco. Ese árbol será su lápida.
Cuando le hayas dicho tus cosas, cuéntale también las nuestras, mi niña. Dile que su padre y yo, día y noche lo buscamos. Gritamos su nombre en calles y plazas, en pueblos chicos y grandes, hasta quedarnos roncos, hasta perder las fuerzas.
Tantos son los que faltan, María, que ya ni el viento nos escucha…
Desgarrador relato con el recuerdo de los estudiantes de Iguala aún desaparecidos. Tremendo. Conviene recordarlo para que nunca más se repita algo tan horrendo.
Besos, María.
Así es, mi querido amigo. Realmente terrible. No pude pensar en otra cosa con este tema. En nuestra pobre patria, ahora todo nos recuerda a los que no encontramos! Un abracito
Con el trasfondo de una situación tan dura y cruel, has creado un relato tierno y delicado, con una voz narrativa muy acertada. Es fabuloso, me ha llegado hondo. Un beso, María.
Muchas gracias, Belén. Ojalá el mundo no nos olvide. La literatura es nuestra aliada en estos momentos en el que el dolor persiste. Un abrazo grande!
impactante relato, como la realidad que retrata. La dulzura de la escritura no quita dureza al doloroso tema.
Saludos.
Carme.
Gracias por tu lectura, Carmen. Es lindo que ustedes, chicas, piensen que he conservado la dulzura a pesar del dolor. Muchas gracias por eso!
Muchas gracias, Ana, por leerme. El tema «epitafios» me parece tan triste y difícil, que me había resistido a leer los textos con el entusiasmo con que lo hago siempre. Pero ya estoy viendo que no sólo Rafa lo ha tomado con humor. Ahorita te leo. Un abrazo grande!
Hermoso y a la vez muy triste… Me puedo imaginar ese dolor…
Escrito con el cariño que solo conocemos las madres….
Gracias Angélica. Efectivamente, un dolor difícil de transmitir!
Tierno, triste y repleto de sentimiento. Y si creo que el viento aun escucha!! Luis
Ojalá en verdad escuchara el viento. Gracias por pasar a leerme, Luís!!!
De lo mejor que he leído. Escalofriante.
Muchas gracias, Paloma. Un abrazo grande.
He leído y escuchado tu texto y un escalofrío ha recorrido mi cuerpo, Paloma. Muchas felicidades. Eres una excelente escritora. Me ha encantado. Beso!
Impresionante, María. Desearía que fuese sólo una ficción, pero me temo, que estás relatando un hecho bastante cotidiano.
«Ni el viento nos escucha» un buen cierre para tu historia.
Abrazo fuerte, desde el otro lado del mar.
Muchas gracias, María. Qué amable pasar a leerme. Y sí, es verdad. Tenemos hoy más de 25 mil personas desaparecidas más los 43 estudiantes cuyos rastros no se encuentran todavía. No pude pensar en otra cosa al ver el tema del mes. Un abrazo fuerte para ti también.
Muchas gracias, María. Qué amable pasar a leerme. Y sí, es verdad. Tenemos hoy más de 25 mil personas desaparecidas, más los 43 estudiantes cuyos rastros no se encuentran todavía. No pude pensar en otra cosa al ver el tema del mes. Un abrazo fuerte para ti también.
Un evocador recuerdo a los desaparecidos. Un relato narrado con un tono dulce que invita a leerlo despacio y en silencio. la frase final es fantástica cierra con ella toda la amargura que de manera sutil destila tu historia.
Un beso María.
Has conseguido un relato impactante, sobre todo por la forma que has escogido de explicarlo. Muy bien lograda esa voz. Desconozco los pormenores de ese hecho, pero ahora mismo me pongo a investigarlo. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias, Ma. Belén por pasar a leer esta historia, que quisiéramos jamás se repita. Un abrazo.
Agradezco tus palabras, Juan Antonio. Es la voz que escucha uno a las madres del campo, aquellas que habitan las poblaciones pequeñas a las que nadie llega, justamente para no oír esa voz… Lo que vas a encontrar investigando, te aseguro, te llenará de espanto. Ahí me contarás tú, si es posible, una vez tomada la pluma, abstraerse del deseo de denunciar y que la denuncia llegue a todos los corazones para que entre todos podamos exigir justicia. Un abrazo grande.
No puedo añadir nada nuevo a lo ya dicho, pero quiero que sepas que me parece buenísimo tu nuevo relato. No podía pasar sin decírtelo. Un abrazo.
Muchas gracias, María José. Tus palabras son un incentivo para seguir escribiendo. Un abrazo!
Estremecedor y triste relato, encontrar a los seres queridos para poder apaciguar la rabia y centrarse en los recuerdos intentado seguir viviendo. Muy bueno, María. Abrazos.
Así es, Salvador. Lo dices tal cual es:encontrar a aquellos de los cuales ni rastro dejaron, parece ser que es lo único que puede devolver la calma necesaria para seguir viviendo. Gracias por tus palabras!
Quería comentar desde hace tiempo este relato, pero la página, no sé por qué, no me ha dejado hasta ahora. Y en fin, que retuerce el alma esta historia, es completamente desgarradora. Me arañó como pocas. Enhorabuena por haber escrito un relato así, María. De los mejores del mes sin duda, pero vamos, que va más allá de eso.
Muchas gracias Luz, qué linda que regresaste… le cambié el título y se cerró la opción de comentar. Me lo hizo saber alguien y qué bueno, porque puedo sentir que este dolor inmenso, compartido es menos… Muchas gracias por tu generoso comentario. Abrazos.
María, que relato más bello, más triste y más real.
Felicitaciones.
Muchas gracias, María. Eres muy amable al comentar. Un gran abrazo!
Tristisimo relato sobre una triste realidad y sin embargo está contado tan dulcemente que lo hace aún mas duro.
Muy acertada la ida de hilar así el tema del mes.
Un beso.
Gracias, Asunción por leerme y por pasar a comentar. Sí, muy triste realidad, que sin embargo, con ayuda de todo el mundo, tal vez se pudiera cambiar. Un abracito, Consue
¡Uff! Estremecedor, María. Sin duda es un relato que debe ser premiado, ojalá entre en el libro. Pues no nos llevemos a engaño, están muy bien las sirenas enamoradas de los pescadores, o lo terrible del Alzheimer, o las princesas desenamoradas, pero de verdad los relatos que llegan al corazón son estos que denuncian las injusticias, estos que no escribe Historia, que afectan a los hombres sencillos. En fin, que no solo por el tema, sino por la fuerza que le has dado, con ese deambular de palas, con ese atender a las necesidades del amigo y luego a las suyas, con ese «Dile que» le remuerde. En Fin, mis aplausos.
Muchas gracias Javier, por sus generosas palabras. Recuerdo mucho que nuestra querida maestra Emilia Gomez García, en la Universidad Permanente de Alicante, nos decía que lo principal al escribir eran la idea central y el momento emocional que la iniciaba. Yo ya quisiera escribir como lo hacen todos ustedes, con esa fantasía maravillosa que hace fluir, sin ningún tropiezo, sirenas y minotauros, pero no puedo. Supongo que también en esos textos hay algún momento emocional que los inspira. Nosotros vivimos una realidad tan terrible, que nuestros momentos emocionales son muy terrenales y crueles; a mi no me dejan espacio para imaginar algo más lindo. Quiero decir también, que de todos ustedes aprendo día a día y me siento muy honrada de que mis textos aparezcan junto con los vuestros, junto con los suyos maestro Javier, que son todos una maravilla. Un enorme abrazo y gracias por la solidaridad y sus amables deseos.
Maria, qué grande. Me encuentro consternado después de leer tu historia. Ojalá en el futuro estas historias solo sean fruto de sobresalientes escritores como has demostrado ser. Me quito el sombrero y extiendo mi capa a tu paso. LuisCar.
Muchas gracias, Luis. Tus palabras son muy generosas. Yo también espero que el futuro nos regale muchos motivos de satisfacción y alegría para reflejarlos en relatos que despierten sonrisas y risas, en lugar de dolor. Un abrazo grande, imaginando el color de tu gentil capa!
Con estas breves historias, Consuelo, uno se ve reflejado en el mundo rural que a veces extraño. Vengo de ese mundo. Con un lenguaje delicado, fino, por momentos rulfiano, la vida cotidiana toma forma porque se observa que son letras vivenciales que sin duda arrojan toda una experiencia del camino andado.