14. Mitomanía
Hubo una época en la que intenté imitar a Bogart. Poco a poco fui adoptando sus ademanes de tipo duro, asimilé su seca masculinidad, e incluso traté de imbuirme del idealismo que, a pesar de su cínico comportamiento, se adivinaba en los personajes que solía interpretar en la pantalla. A la hora de buscar un empleo opté por el ramo de la investigación privada; y, al final, me metí tanto en el papel que comencé a fumar su marca de cigarrillos y a beber su mismo güisqui; de manera que la cosa se me fue de las manos y mis familiares acabaron por internarme en una casa de reposo.
Por fortuna he logrado curarme. Ahora trabajo de chupatintas en una oficina, pero no me quejo; supongo que busco mi propio camino y la forma de recorrerlo. Sin embargo, no siempre es fácil, ya que el destino parece empeñarse en ponernos a prueba. Desde hace dos días, tenemos una nueva becaría en la oficina que se parece endemoniadamente a “la Flaca”— incluso posee su magnetismo e inteligencia— y claro, entre eso y que llega la primavera, me estoy temiendo una seria recaída.
¡Uuuuy! Andrés, casi, casi coincidimos en el tema. Me he apresurado a publicar mi relato por si la cosa se ponía más fea (Jaja. Si visitas mi blog, sabrás mejor por qué lo digo). Me ha gustado tú relato por original, fresco, divertido y desenfadado, como a mi me gustan. Saludos y suerte. Ciao.
Gracias, Jose Ignacio,cosas del inconsciente colectivo. A mí también me ha gustado tu relato; es original y sutil
Andrés, cuantas veces estamos en los límites como tu protagonista, lo bueno es darse cuenta. Original y bien ambientada tu historia.
Gracias,yo creo que el personaje se vuelve mitómano para huir del aburrimiento.
Un saludo.
Creo que debes recaer en la enfermedad y ligarte a la flaca. Un cuento original y simpático que me ha recordado a «Sueños de un seductor».
Suerte
Gracias, Paloma; si,»yo también soy lo bastante bajito y feo…» de manera que no pierdo la esperanza de llegar a ser algún día tan seductor como Bogart.
Quien te dice que la flaca no te cure? Solo con mostrarte que te falta mucho para parecerte a Bogart santo remedio.
Muy buen relato Andrés.
Un abrazo y suerte.
Gracias, Moli,creo que la flaca le curaría la tristeza a cualquiera.
Dile a tu personaje que hay recaídas que bien merecen la pena, oye. Un revolcón con ‘la Flaca’ y vuelta a la normalidad después, que tampoco hay que abusar. Eso sí, que procure que nadie se entere en la oficina… 😉
Todos hemos imitado a alguien hasta llegar a querer ser (sólo) nosotros mismos.
Buen texto, Andrés, de humor afilado.
Muchas gracias, Cristina,creo que lo importante es a quién imitamos. un saludo.
He disfrutado mucho leyendo tu historia, Andrés. Estoy deseando que llegue la primavera.
Un saludo
Gracias, espero que la primavera te encuentre en el lugar adecuado y con la persona adecuada.
Bogart se inclinó, le sujetó la mejilla y la besó.Dile que lo intente, igual se cura. Te deseo mucha suerte con tu relato tan ingenioso. Un saludo.
Gracias, María José. Un saludo.
Tu personaje tiene un grave problema, Andrés, y es que no termina de sentir en su interior a esos diferentes personajes que admira. Debería enamorar a «la Flaca», ayudado por la inminente primavera, porque es preferible esa recaída a que cambie de personaje y se sienta atraído por la imagen de, por ejemplo, uno de los tres -o cuatro, que había uno más- de las Azores (a elegir).
Espléndido microrrelato el tuyo, con cierto toque agridulce (por esa ambivalencia de ser y quere ser) pero que saca una sonrisa, lo que es de agradecer en estos tiempos, de quien lo lee.
Enhorabuena y te saludo cordialmente. Mucha suerte.
Muchas gracias por tu comentario, José Antonio; el personaje sufre un trastorno, pero también posee esa parte de locura y de ilusión que le da color a la vida. Un saludo.
Y quién nos dice que no ha sido «la flaca» con su melena platino quien ha ido a trabajar a la oficina para estar cerca de él?
Que nunca se sabe qué admiradores tenemos por ahí… jaja.
Saludos.
Sea lo que sea que suceda, seguro que caldeará el frio ambiente de la oficina, ja, ja…
Muy autentico el personaje que nos muestras en su máximo esplendor en la primera parte del relato, y que poco a poco, a pesar de que pareces haberlo matado, acaba despuntando al final (quizás porque nunca se había ido del todo). Fresco, original y bien contado. Mucha suerte 🙂
Gracias, Juán Antonio. Un saludo.
Tu protagonista engancha, y el relato posee fuerza en todo su recorrido. Lo has narrado muy bien Andrés.
Él no se queja abiertamente, pero deja entrever a las claras que le falta algo. La llegada de esa mujer otorgará de nuevo color al modo tan particular de vivir. Creo que serán felices.
Que lo seas tú también. Suerte,
Ton.
Claro, pasa de intentar vivir una vida de película, aunque inventada, a llevar una vida prosaica, y no hay comparación. gracias por un comentario tan alentador.
Todo dicho. Me gusta por lo bien contado y ameno.
Abrazos.
Muchas gracias, María.
Me temo
Me temo, decía, que por mucho que tu protagonista se afane en esconder su naturaleza mitómana y mimética, ésta acabará por aflorar de nuevo en primavera. De hecho, por el modo en el que lo has hecho hablar, continúa siendo muy bogartiano. Lo auténtico no tiene porqué ser también original.
Buen relato, Andrés. Saludos cordiales.
Muchas gracias, Carles. Espero que la Flaca lo quiera por sí mismo, y no por parecerse a Bogart; si no, la cosa se complicará.
Un saludo.