ABR43. LA LIMPIA DULCINEA, de Anna Jorba Ricart
_¿Vos aquí Don Alfonso Quijano? ¿Qué tal la cruzada por los campos de Castilla? ¡ufff! quitaos por Dios la armadura, que debajo de ese peto oléis a perro.
__¡Ay! Dulcinea. Si vos tuvierais las mías ganas de estrujaros, no ha de menester ni armadura ni peste. Vuestra merced ha de saber que he atravesado un mar dorado sembrado de trigo, luchado contra aspas de veleros gigantes como molinos, sentado en la albarda de Rocinante, que perdiendo los estribos, al suelo más de una vez, me ha deslomado. Vengo roto, que si no llega a ser por el morrión y el espaldar que me protegen, no puedo volver a veros. Acérqueme por Dios el botijo de agua, vengo seco, con la bota vacía desde Quintanar de la Orden a Toboso.
__ He dicho que os despojéis de la armadura. Hay agua en el aljibe.
__¡Oh doncella exigente! Lo que vuestra merced mande con tal de facerla contenta.
Leyendo el Quijote me doy cuenta que nada ha cambiado. Mi mujer cuando llego del taller, recoge mi mono como si estuviera apestado, no me mete a mi en la lavadora de puro milagro, pero me envía sin contemplaciones a la ducha.
Agradezco haber podido participar en este espacio.
Felicito por la genial ilustración a Vicente Mateo Serra.
Saludos a todos.
Anna
Sabia mujer, es que los caballeros han de llevar siempre limpia la armadura.
Muy bien contada esta divertida historia con historias paralelas.Me ha gustado mucho el manejo del lenguaje. Felicidades, suerte y un abrazo.
Antonia, muchas gracias por tu lectura y comentario.
Un abrazo para ti.
Muy divertida tu doble historia y es que muchos hombres llegan a casa hechos unos zorros. Bienvenida. Un abrazo. Gloria Arcos
Gloria, si, si algunos van directos a la ducha, dependiendo del trabajo a que se dediquen.
Un abrazo para ti y gracias por leer y comentar.
Muy gracioso Anna. Menos mal que a mi los monos de mecánico me los lavan en el trabajo que si no…
Un saludo y suerte.
Tienes suerte Jose Angel que no entras en casa con el mono. Creo que es generalizado lo de haceros pasar por la ducha.¡jijijiji!
Saludos para ti y gracias por leer y comentar.
Jajaja…no he podido evitar reirme con semejante final. Que nada ha cambiado es un poco broma ¿verdad? …
Me gusta tu texto por ese diálogo inicial y el golpe de efecto final, en esa realidad unos siglos después. 😉
Besos Anna y mucha suerte.
No Laura, lo digo en serio, se ajusta a la realidad.
Gracias Laura, por leer y comentar.
Jaja, ese final era justo a donde me iba conduciendo el cuento, y para no tener que esforzarme con la escena final, tú lo has hecho por mi con muy buen arte.
Un abrazo.
Me alegro Susana, era previsible, pues.
Gracias por leer y comentar.
Un abrazo para ti.
jeje, Ana, el romanticismo a lo bestia, que diría mi padre. Muy ocurrente, este Quijote polvoriento. El giro final muy simpático.
Jaja, esas cosas que nunca cambian me han hecho reír, gracias Ana, que reírse es muy sano. Me gusta mucho ese giro final.
Un abrazo