ABR33. LEYENDA DE LA LLUVIA SECA, de No(elia) Valverde
Cuenta la leyenda que un hada farmacéutica del bosque de El Capricho, preparando un hechizo de amor, utilizó demasiado ojo de tritón y, al mezclarse en el caldero, desencadenó maldiciones: empezaron los días a correr a cámara lenta, en blanco y negro, y las noches a espesarse.
En aquel momento rodeaba la arboleda un caballero sin cabello ni caballo: tenía una moto sin mote y un gorro guarro de lana. Desprovisto de máscara protectora, respiró la penumbra que se extendía y una capa de corcho le creció alrededor del alma; Desde entonces deambula sobre su moto buscando letras cuando las sombras lamen las aceras madrileñas.
Yo sé que es cierto porque, hace poco, una tarde que había empezado a morir ojerosa y triste se deshizo en lágrimas sobre mí cuando me acercaba, ingenua, a El Capricho, y el libro que llevaba conmigo, lo único valioso que tenía, se arrugó por su culpa. Lo creí ya derretido sin remedio cuando, acercándose hacia mí, un caballero sin cabello volaba sobre una moto sin mote hacia lo desconocido y, sólo con mirar mi tesoro, absorbió al instante –quizá con el aliento acorchado- todo el llanto de los cielos… como si la lluvia secase.
Es muy bonito, aunque difícil de entender. Necesita un par de lecturas.
Un abrazo acorchado.
Es verdad, Aurora… Es que a veces lo más elocuente es lo que se calla o no se entiende. ¡Otras veces no!
Gracias sin acorchar, ¡y un abrazo!
me encanta… ¡¡me encanta!!…
no sé si por culpa de los ojos de tritones que me hicieron a mi también efecto antaño pero me recordó los cuentos que nos contaba la tía Anna: había así mismo repeticiones que ritmaban las historias con estas eufonías que aseguraban el recordar hechizos…
«En aquel momento rodeaba la arboleda un caballero sin cabello ni caballo: tenía una moto sin mote y un gorro guarro de lana.»
(probar a contarlo a los niños. esta frase la recordaran, y si volvéis a contarlo vos llamaran la atención si cambiáis la mas mínima palabra…)
tampoco la historia en si tiene desperdicio: ¡cuanta melancolía!
lo entiendo como que tal día en que esta joven tan triste iba al bosque se puso a llover y este»caballero sin cabello ni caballo etc» por el hecho de que «una capa de corcho le creció alrededor del alma» le seco el libro y, también espero, el alma…
repito: ¡me gusto mucho!
¡Y yo que me alegro de que te gustara! Y agradezco tan generoso comentario, Kistila.
Melancólica y oscura la historia, pero de lo que no te quepa duda es de que, seguro, ese caballero se bebió el agua del alma también. Lo entendiste muy bien, ¡sí!
Gracias, Kistila.
¡Un beso!
No busco historias, sino atmósferas, y en este escrito he encontrado esas ráfagas que busco siempre. Tienes muchos aciertos literarios, muchos recursos totalmente aprovechables y que lo convierten en diferente, original y novedoso .El título es potente y predispone. El desarrollo tiene su dinámica, aunque a veces roto en concordancias,pero me quedo con tus posibilidades. Sigue escribiendo!
Muchas gracias por este comentario tan amable, Nieves. Está claro que un buen cimiento ayuda, ¡pero hay mucho que mejorar!
Te haré caso porque es un consejo sabio, y escribiré más.
¡Gracias, Nieves, besos!
Todo un experimento me ha parecido este relato, eso me parece. Confuso y al mismo tiempo contando algo de uno que va en moto y que me ha despistado.
Un abrazo.
¿Por qué van a cabalgar los caballeros hoy día, si pueden ir en moto?
Es cierto: un experimento para contar un cuento y ofrecer libre interpretación… ¡aunque no pretendía que el motorista te despistara!
Muchas gracias, Susana, ¡besos!
Sigue escribiendo, amiga. Me gusta cómo escribes y veo muchas cosas interesantes por centímetro cuadrado en este escrito.