70. Ayman (Javier Ximens)
Mi nombre significa afortunado, y lo fui. Tengo en la jaima un diario de viaje en francés donde mi madre hacía descripciones, escribía sentimientos, poesías y pequeños relatos, como este; también pintaba paisajes, personas y a mi padre (ojos color oasis, dientes sonrientes, barba rizada). A mí me dibujó muchas veces, en las últimas páginas, un bebé que parece un vellón con cara de dátil. Únicamente dispongo de una imagen de mi madre, un autorretrato en un manantial que refleja su rostro de agua y una palmera. Solo puedo soñarlos así, a lápices de colores, murieron cuando yo apenas contaba unos meses. Y sé cómo fallecieron porque ella lo dejó escrito. Se perdieron en el desierto del Teneré y se les terminó la gasolina. Al agotarse el agua mi padre se hizo un pequeño corte y nos dio de beber su propia sangre. Fue el primero en morir. Luego, mi madre hizo lo mismo. En su última noche, cuando vio el final próximo, describió el silencio de arena, el refulgir del firmamento, el horizonte nimbado y me pidió perdón. Sin embargo, el diario termina con una frase en árabe, por eso sé que murió sabiendo que yo viviría.
Precioso.
Sublime. Extraordinario.
Encantada de leerte en esta mañana primaveral de diciembre.
Un cuento preciosísimo, en el que cada palabra te lleva a un sueño. Es el relato que más me ha llegado hasta la fecha.
Felicidades afortunado narrador.
¡Ostras, Javier! ¡Cómo me ha gustado! ¡Cómo me gustan tus letras!
Felicidades y Un abrazo.
Me parece un cuento precioso.Lleno de poesía, nostalgia y esperanza.
Felicidades, cuentista.Un abrazo.
He pasado un rato estupendo con su relato, Sr. Ximens. ha sabido activar mi fantasía, y transportarme hasta el desierto.
Mi enhorabuena
Sé que no eres amigo de elogios y calificativos, pero de este relato sólo se puede hablar bien porque está lleno de elementos muy logrados, comenzando por la sensibilidad creativa de esa madre; el sacrificio de los padres por su hijo; un ambiente evocador con la magia del desierto; una redacción muy cuidada que incluye expresiones acertadas y hermosas, como ese «silencio de arena», el «refulgir del firmamento» y el «horizonte nimbado». Voy a leerlo otra vez (y ya van tres)
Un abrazo y suerte, maestro Ximens
Mira, a mí ya me dejaste flipada con el cuento en sí. Pero la expresión «ojos de oasis» me parece sublime.
Una cadena de imágenes que te transporta a un sitio muy especial, sin duda.
¡Enhorabuena y suerte!
Muy bonito, no he leído muchos en este mes pero en mi opinión tu relato destaca muchísimo sobre los demás.
Lo encuentro tan tierno y delicado que creo es el que mas me gusta de los que te he leído.
Todo un cuento de Navidad.
Un beso
Siempre digo que eres un maestro, este relato es prueba de ello.
¿Que más podría decir que no lo hayan hecho?
Un abrazo amigo, es descontado tu triunfo.
Muy visual y emotivo. Lucirá en el libro de este año.
Felicidades.
Me gustan las expresiones y el ambiente. La historia en si misma y como la cuentas. Pero con la última frase me quedo con la sensación de que me pierdo algo.Lo he leído unas cuántas veces y sigo igual.
Lo que pone en la última frase no lo sabemos, pero el joven narrador sí, y más o menos que lo ha dicho, por lo que él sabe.Gracias, Reve por ponerme dudas.
Bonita historia que recuerda a un tarzan del desierto, pero lo bonito de la historia es el cómo y no el qué. Es el ambiente, el misterio, los interrogantes.
Un saludo.
LuisCar
Un relato con cierta poesía, metáforas fantásticas y una historia que emociona. Todo un sentir de imágenes y sentimientos. Logras que nos involucremos en ella y veamos y sepamos lo que su madre quiso que él viera y supiera. Entrega total de los padres.
Un final abierto, que incita a la curiosidad.
Bravo Javier.
un abrazo grande.
Ximens, hacía tanto tiempo que no te leía. Nunca decepcionas. Hay muchos escritores que escriben bien pero tú sabes contar historias, que es que es mucho más difícil. Ha sido un placer. Un abrazo desde el sur.
Qué bonito, pura música. Cómo disfruto leyéndote, Ximens, gran presentador y relatista. Un abrazo y gracias por compartirlo.
Sr.Ximens. En los comentarios de mi relato (nº 59), le respondo a su interesante comentario
Muchas gracias y Felices Fiestas Navideñas
Javier, muy bonito relato, lleno de poesia y noltalgia, de los que más me han gustado tuyos.
Un pero, el final me deja un mal regustillo de no saber porqué la madre sabía que él iba a salvarse. Igual es cosa mia que no he sabido captar la idea.
Un abrazo
Lo que pone en la última frase no lo sabemos, pero el joven narrador sí, y más o menos que lo ha dicho, por lo que él sabe. Yo creo que al poner la frase en árabe cuando el diario está en francés significa que agotada no puede hablar y ve venir a algún tuareg y le da alguna instrucción del tipo, diga a mi hijo que, o cuídele como si fuera su, cosas así. Gracias, Blanca por plantearme tus dudas.
Gracias Javier por aclararme ese final. A veces por más que se lee un texto se tiene la mente cerrada y no se ve lo que parece claro si te lo explican o a veces solo hay que volver a leerlo unos días después.
Feliz Año 2016
Me parece un estupendo relato, de los que exige lectura pausada y mucha atención para no dejar escapar los detalles de la historia. El uso del lenguaje me parece magistral. Poco puedo añadir, Ximens. Felicitarte por los últimos éxitos conseguidos y una vez más, por este regalo. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias, Ana. Sabes que los comentarios con «peros» me aportan mucho más que los «me gusta». Lo de facilón no me parece incorrecto, es un relato que va directo a los sentimientos de los padres ¿qué no harían por un hijo? y a esos seres sensibles que aún en los momentos más difíciles son capaces de contemplar el esplendor de la belleza. El relato me costó más de seis meses terminarlo, pero eso es problema mío. Por cierto, nunca encuentro tus relatos, dime el número.
Javier, coincido con juan Antonio. Me gusta el uso del lenguaje. Saludos