87. Eligiendo la herencia
A su manera. Él siempre hacía las cosas a su manera.
-Hijo, en esta vida están los que deciden y los que no tienen fuerza y se adaptan a los demás. Tienes que ser de los primeros, como yo -me decía.
Se supone que un hijo debe aprender de su padre. Pero la mirada y los silencios de mamá gritaban más fuerte que la voz de papá.
Crecí y encontré una chica preciosa como una flor. Será por eso que aparecieron mariposas en mi estómago. Un día dije en casa que íbamos a pasar las vacaciones en la nieve. Mi padre me miró contrariado:
-Nunca te gustó ir a la montaña. ¿Cómo dejas que te manipule de este modo? Si va a ser tu mujer tienes que imponerte desde el principio. Para algo eres el hombre.
-Pues no, papá. Yo no quiero imponer mis gustos ni mi manera de hacer las cosas. Quiero compartir la vida con ella, sumando sus propuestas a las mías, adaptándonos el uno al otro tanto como sea posible.
Creo que mi padre ha acabado entendiendo que es mejor así, pues a pesar de los años transcurridos, sigue viendo el brillo de nuestros ojos al mirarnos.
El amor, la racionalidad y el buen criterio se han impuesto a las convenciones sociales y, sobre todo, a los consejos mal encaminados, vengan de quien vengan. Todo el mundo debería tener una oportunidad para vivir su vida a su manera, y si esta manera ha de ser compartida bienvenida sea, pues tiene más mérito aún.
Un abrazo, Carme. Suerte y felices fiestas
Afortunadamente los tiempos cambian, y lo que antes era «lo habitual» ya no lo es tanto. En este caso el padre aconseja al hijo, pero a pesar de su juventud sabe leer los consejos silenciosos y decide por su cuenta.
Muchas gracias Ángel por tu comentario y buena entrada de año!
Un beso
Ah, un deseo más, Ángel. Que el año que viene nos sigas dejando tus buenas letras, y tus alentadores comentarios 🙂 Gracias por ello.
Otro beso.
El amor ha de compartirse y no imponerse. Se ha vivir juntos a la manera de ambos al mirarse, al mismo paso, al mismo latido.
Has sabido reflejar esa manera de pensar de antes, donde el hombre decía y la mujer callaba. Genial Carme.
Un besito, suerte y feliz año.
Celebro que te guste, M.Belén.
Te envío los habituales buenos deseos para el año 2016, añadiendo que sigas escribiendo esa prosa tan llena de poesia con que nos deleitas a todos.
Un beso!
Bonita historia que da una gran lección de vida, y de lo que tendría que ser amar. Me ha gustado mucho. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio por tu comentario. Me alegro de que te guste 🙂
Y feliz año nuevo!