ABR07. ÉRASE UNA VEZ, de Jesús Urbano Sojo
…dos caballeros que odiaban luchar y eran más que amigos, una princesa que no sentía nada por los hombres y buscaba a su alma gemela, un monstruoso cíclope que adoraba la poesía y odiaba que lo llamaran engendro. Cansados de interpretar sus tópicos una y otra vez, juntos decidieron abandonar el cuento al que pertenecían y marchar hasta el desconocido país de los microrrelatos.
Allí, libres, finalmente la princesa pudo encontrar el amor en una chica de boca de fresa.
El cíclope se hizo famoso por escribir la épica epopeya de sus desaventuras, desde entonces nadie más se asustó por su presencia, pues observaban que no había vileza tras ese aspecto terrorífico.
Y los caballeros al fin pudieron soltar la espada, quitarse la armadura y, desnudos, observarse su lastimado y cicatrizado cuerpo curtido en mil batallas, para terminar fundiéndose en un apasionado beso.
Mantuvieron la amistad y se reunían para tomar café. Allí, leían sus microrrelatos de felicidad, mientras que el cuento que les dio la vida se estaría llenando de polvo en algún estante.
Moraleja: no importa de donde vengas
ni el destino que tengas,
sino qué quieres hacer
y cómo te gustaría ser.
que buen relato amor, eres el mejor y que mejor destino que el mio, que fue encontrarte a ti. te quiero
Jesús. la grandeza de ser uno mismo se trabaja poco a poco, y se consigue. Estos caballeros y damas pusieron empeño, y fueron felices y comieron perdices.Suerte y saludos.
Me encantó esta reivindicación del género como espacio para desacralizar los tópicos y lugar donde las otras historias, las que nunca se atrevieron a ser contadas, se hacen posibles. Vivan los microrrelatos sí señor.
Jesús, aun poniéndote alguna pega en el uso de los tiempos verbales, tu relato me parece una auténtica joya. En esta ocasión creo de más importancia lo que quieres decir que la forma en que lo dices, aunque esta no desmerezca en nada a áquel.
Gran micro, Jesus. Un abrazo cuentista.
Jesús, me gusta mucho el relato, con una buena moraleja y todo. Caminan libres, volaron por fin de las ataduras estos curtidos caballeros.
Luis.