14. INTERIORIDADES (Edita)
Todo el mundo lo conoce por el chico del arradio, como él llama al aparato que siempre lleva consigo. Nadie en el pueblo lo oyó funcionar jamás, pero no se despega del dichoso trasto ni para ir a misa. Es muy devoto. A veces entra en la iglesia acompañado de su destartalada compañera y tarda horas en salir.
Apareció hace unos meses, exhausto y harapiento, pidiendo pan en la primera vivienda que encontró. Tanta compasión infundía, que los dueños no dudaron en prestarle ayuda sin recelo alguno. Después de proporcionarle ropa y alimento, lo acomodaron en el almacén de aperos. Permaneció inmóvil en el camastro, abrazado a su tesoro, más de veinticuatro horas. Cuando despertó, lo primero que hizo fue preguntar por el párroco. El cura parecía esperarlo. Desde entonces, vive en la casa rectoral.
Hoy me crucé con él en la ribera. Sollozaba. Extrañado al verlo sin la radio, osé preguntarle por ella. Suspirando aún, me condujo hacia el río. Cuando pudo, habló.
—Por fin, he cumplido los últimos deseos de mi madre: buscar a mi padre, mantenerla eternamente unida a su viejo transistor y enviar las cenizas al mar que nunca vimos. La corriente prometió ayudarme.
Un aparato de radio fue durante mucho tiempo la única ventana y escapatoria a otros mundos para muchas personas humildes. No es de extrañar que sirva como recipiente para depositar en él los últimos restos, que arrojados al mar alcanzarán por fin la libertad que no tuvieron en vida. Aparte, está el detalle de ese padre doble, en su condición de párroco y de progenitor no declarado. Un relato lleno de matices y de una rica vida interior que termina por abrirse al mundo, como la que brota de un transistor.
Un abrazo, Edita. Suerte
Tu comentario es un valor añadido al relato, un lujo. Muchas gracias.
Un relato precioso que exterioriza de modo cuidado esas interioridades que has pergeñado. Suerte y mucho queso, Edita.
¡Uuummmm, qué rico! El comentario, digo… 🙂
Me gusta mucho como has vehiculado la idea de la radio para construir esa peregrinación de tu personaje que al principio extraña, pero que la final se entiende perfectamente. Mucha suerte 🙂
Pues muchas gracias.
Bello relato Edita que aúna una búsqueda interior y exterior, una historia que se revela dura, difícil y secreta y el cumplimiento final de una promesa pese a todas las dificultades que ha tenido que superar tu protagonista.
Un fuerte abrazo de Gloria.
Tu comentario sí que es bello. Muchas gracias.
Evocador relato, lleno de nostalgia.
Mucha suerte, Edita.
Sí, la nostalgia me guía a veces. Muchas gracias.
En los cuentos todo es posible; una de las razones por las que escribimos quizás… Muchas gracias.
La radio como compañera de viaje en vida y como velero del alma en muerte, que la llevará con la complicidad del agua a surcar los mares del recuerdo. Entrañable y precioso relato, Edita. Abrazos.
La radio «como velero del alma», qué bonita imagen. Muchas gracias.
Muy bueno, Edita, me apunto lo de la arradio por si vuelve el 1,2,3
Usos de una radio, como por ejemplo, guardar las cenizas de difunto…
Escriba así de bien otra vez.
Que vuelva, que vuelva. 😀 Pero fíajate que es «el arradio», masculino. 😉 Muchas gracias.
Edita, la radio y su versatilidad, pareces decir. Buen relato. Suerte y saludos
Eso parece, sí. 🙂 Muchas gracias.
Nadie sabe las interioridades de cada persona, actitudes que parecen de poca cordura o anómalas, pueden tener un significado tan profundo o tan comprometido y tierno como en tu relato.
Bien llevada la historia, hasta mantenernos expectantes sobre el porqué de su actitud. Ese Padre, doblemente padre…
Buena historia, buen relato Edita.
Abrazos.
Buen comentario, Belén. Muchas gracias.
Nos introduces en un túnel, poco a poco y desde la lejanía divisamos una luz, y las últimas frases llenan de claridad la historia.
Ahí, hasta el título con sus múltiples interpretaciones, adquiere sentido.
Ojalá, gracias a la corriente, las cenizas saboreen el agua salada…
Qué buen comentario, como todos los tuyos. Aunque este no parece tuyo, por serio… 🙂 Muchas gracias.
Me ha encantado, Edita. El último párrafo ofrece una imagen hermosa y sugerente.
Un abrazo y mucha suerte.
Qué bien que te haya gustado. Muchas gracias.
Magistral, resumes una historia en una frase que llena el alma…
Hermoso mensaje.
Un abrazo y suerte.
Tanto como magistral… 🙂 Eres muy amable. Muchas gracias.
Preciosa historia, como todas las tuyas.
Lo escribes, aunque para mí es como si los fotogramas estuviesen desfilando sobre mi retina.
Ton.
Pues no te pasas ni nada… Pero me encanta. Muchas gracias.
Entrañable historia que cala hondo. Ese protagonista de aparente desamparo tenía sentimientos muy sólidos y no para hasta lograr cumplir los deseos de su madre. Un verdadero ejemplo. Muy lograda la imagen de esa radio callada portadora de un gran mensaje. Me ha entusiasmado, Edita. ¡Enhorabuena!
A mí me entusiasma tu comentario. Muchas gracias.
Qué bonito y qué bien armado, Edita. Me ha gustado mucho el recorrido por el que nos has llevado, y la motivación del personaje. Precioso.
Abrazos
Precioso y motivador tu comentario. Muchas gracias.
Menuda encomienda, en el cumplimiento de su misión el hijo saca a la luz toda la vida interior (en penumbras y oscura me llega a mi) de la que fue su su madre.
P.D.: telita con el párroco.
:-)) Muchas gracias.