MAR146. SACUDIDA, de Ignacio Rubio Arese
La historia arranca con un vehemente temblor de tierra, el día en que M. cumplirá los ciento tres. Ignoremos por ahora las columnas de polvo, el estruendo arañando el aire, la emersión de una falla que levanta su hogar a más de doscientos metros y lo incrusta entre las nubes, coronando los cascotes.
Todo está patas arriba, las tejas y los recuerdos, los muebles descoyuntados. De un lugar ignoto emergen Calamaro y Ariel Rot, Christina Rosenvinge, melodías de un tiempo en que M. diseñaba broches y pendientes, era una actriz invencible y sus pinturas saltaban como salmones entre las galerías. Poco le importa otro abril, quizás del 2084, inmersa en tal epicentro de remembranzas e imágenes.
«Entonces había vehículos, claro», sonríe, «y se podía volar de un continente a otro». Sus días de juventud se asemejan a los países sepultados por los mares insaciables, afuera hace tanto sol, que ha olvidado qué es la nieve. Recuerda, eso sí, al chico que la escribía, «¿cuál era su nombre?», y le oprime la añoranza de un viaje, de una aventura que no se atrevió a emprender a un lugar que ya no existe, anegado como su pueblo natal; como casi todo.
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El comienzo me recordaba a aquellas películas antiguas en que una voz en off comenzaba a narrar la historia, habitualmente cómica, pero luego el relato se va llenando de nostalgia por las cosas perdidas, y nos va informando de como ha cambiado la tierra. Muy logrado, Nacho.
Sí, Paloma, he querido jugar un poco a utilizar el recurso cinematográfico para la ambientación del arranque de la historia, últimamente ando muy peliculero… 🙂
Un fuerte abrazo
NACHO RUBIO
Nacho, una historia muy cinematografica por las imágenes tan detalladas. En donde no para de ocurrir cosas. Muy ritmica. Pienso que que lleva, claramente, tu sello. Suerte y saludos.
Gracias, Calamanda!! Eso de que lleva mi sello lo tomaré como un cumplido, aunque esta vez, a diferencia de otras muchas de mis historias, la acción – he pretendido -, transcurre no tanto en el exterior, sino dentro de la protagonista…
Un abrazo
NACHO RUBIO
Me gusta este micro de remembranzas.
Suerte, María Rojas
Muy cinematográfica imagen con la nostalgia de lo perdido y una crítica feroz de hacia dónde nos puede llevar el escaso cuidado de nuestro medio ambiente. Enhorabuena
Has logrado sacudirme con tus palabras, hacerme reflexionar sobre si algún día cuando sea viejesoti me arrepentiré de tantas cosas que dejé en el camino por falta de atrevimiento, y mi única aventura me la ofrezca una naturaleza desquiciada, que reivindica sus derechos. El personaje que describes me parece muy peculiar, diferente. Este relato desprende magia por los cuatros costados, que me da a mí que va a lograr que se convierta en uno de mis favoritos durante un largo tiempo (quizás hasta que cumpla los 103 y se me olvide quién fue aquel chico que lo escribió…). Enhorabuena por tu ingeniosoti!!!
Qué buen paseo de imágenes y música has diseñado, Nacho, para mostrarnos esa angustia de la chica al evocar en un presente calcinado lo que pudo haber sido. Las descripciones, impecables y con fuerza.
Un abrazo.
Me ha sorprendido este relato, Nacho, alejado de tu habitual estilo (más de acción y de humor), impregnado de nostalgia y de poéticas descripciones. Bien plasmada la zozobra del mundo exterior e interior de la protagonista. Muy, muy original la actitud del narrador en el arranque del texto. Es mucho más triste arrepentirse de lo que no nos atrevimos a hacer que de lo que hicimos, totalmente de acuerdo. Ay, me encantan «Los Rodríguez», me gusta que estén en tu relato. Sólo una pequeña pega, yo cambiaría «el chico que la escribía», por «el chico que le escribía», porque se trata de un complemento indirecto, le escribe a ella, el laísmo es muy típico en los madrileños, suena muy simpático pero no es correcto gramaticalmente. Y después de esta bobada filológica, sólo darte la enhorabuena y desearte que sigas explorando nuevos estilos porque tienes un gran potencial. Un beso grande y suerte aunque no la necesites. Tu sincera admiradora.
Hola, Nacho!
Tarde, pero seguro… acabo de volver de unos días de vacaciones y he encontrado tu cuento.
Vaya, vaya… estás desplegando nuevos recursos, eh???
Coincido con el planteamiento cinematográfico, visual y muy rico en detalles con los adjetivos cuidadosamente elegidos.
Me ha gustado lo de «todo esá patas arriba, las tejas y los recuerdos», me encanta esa mezcla de conceptos.
Te has superado al cambiar tan hábilmente de registro, Nacho.
Mucha suerte y te mando un fuerte abrazo!! Y un beso!!!
Marta
Muy acertado, Nacho. El relato me parece prosa poética y el contenido me gusta. De una larga vida de más de cien años,todavía permanece el recuerdo del chico que la escribía como solapando tanto cambio caótico del mundo.
Suerte
Siempre es un placer leerte, gracias Nacho por compartirte en cada historia.
Y recuerda una frase que me dijiste hace ahora mucho mucho tiempo «los hombres sin historia son la historia»
Un abrazo!!
Pues te diré Nacho que me sabe a «bienmesabe», también a poco,como muchos dr tus relatos, por que me gusta leer y que me cuenten ,y ahora una historia de ciencia ficción (intimista y del futuro ) sin dejar de lado la crítica me vendría bien. Un gustazo y un saludo.
Mercedes. Moral.
Muy bueno Nachete y, como comentan, muy gráfico todo. Y ese sentimiento que queda latente, ese de «¿estaré haciendo lo correcto?, ¿no me arrepentiré en el futuro de no haber hecho tal o cual cosa?».
Espero tu «ilga laišką» 🙂
Niñoooooooooo, que chulo. Eché de menos tu relato de febrero, así que este vale por dos. Un abrazo de calamaro, digo, de caramelo.