MAR140. HAIKU 2084, de Miguel Ángel Cejudo
Ocultamos nuestra literatura en una zona muerta, a salvo de rastreadores de situación y con la cámara de seguridad inutilizada tras un montón de cajas; como saben que nadie va a venir a robar, ni se molestan en despejar la sala.
Conseguimos el papel en el almacén de libros y los lápices los cogimos de una estantería donde también había unas gomas de borrar y papel de calco, todo antiquísimo. Sabemos que estamos perseguidos por utilizar material desechable y no sometido a control radiológico, pero queremos seguir escribiendo como lo hacían nuestros antepasados: Somos unos frikies románticos, sí, pero en la caótica era en que sobrevivimos aletargados esto nos mantiene despiertos.
Hoy he escrito un haiku y lo llevo en un doble bolsillo del pantalón. Mañana, cuando vaya al almacén para realizar el control ocular de plagas, lo dejaré en el cajón secreto deseando que ella lo lea al día siguiente.
Una, sólo una
puede cambiarlo todo.
Gota que colma.
Felicitación por tu precioso haiku; me ha encantado. También me ha gustado mucho tu relato.
Un saludo y suerte.
Precioso el haiku con esa gota que colma. Ella seguro se echa en sus brazos cuando lo lea.
Un saludo.
Nos regalas dos por el precio de uno: un bello haiku, y una historia sobre un futuro aséptico e insípido en donde solo los raritos escriben y leen poemas.
Felicidades.
Encantador relato, con la gota que lo colma.
Felicidades. María Rojas
Estupendo relato y precioso haiku. Esperemos que tu relato nunca se haga realidad. Entonces sufriríamos muchos.Suerte. Gloria Arcos
¿Qué os puedo decir?
Muchas gracias. Siempre tendremos literatura.
Un saludo!
La idea para el relato me encanta, todos esos bártulos desclasificados de escritura, uf… ¡Si casi ya no los utilizamos! El haiku, precioso y con vida propia.
Un abrazo.