40. LAZARUS (Arantza Portabales Santomé)
El día que te fuiste yo estaba demasiado preocupada decidiendo si haría lasaña o albóndigas. En la radio sonaba una de Bowie, que se moriría tres días después. Claro que yo no lo sabía. Lo de que me dejarías, tampoco. Lo único que sabía es que tú preferías lasaña y yo albóndigas. También recuerdo que llovía. O quizá no lo hacía, pero es romántico recordarlo así. Como un día gris, lluvioso y triste. Quizá hacía sol. Y además Bowie estaba vivo y estrenando un álbum nuevo. Coño, era un gran día. Por lo menos hasta que entraste en la cocina. Albóndigas, dije yo, clavando la vista en tu maleta gris. La grande. La que nunca usamos porque cargada, pesa más de los veinte quilos reglamentarios que imponen las compañías aéreas.
Tú te fuiste y yo me quedé paralizada con la vista fija en el bol de la carne picada. Después hice una estupenda lasaña con doble capa de bechamel. Sabes que no soporto la bechamel pero me la comí entera. Conteniendo las náuseas. Escuchando en la radio la última de Bowie una y otra vez. El locutor repetía que era un gran día. Quizá hacía sol. Quizá.
Maldita meiga manipuladora de emociones,a ti no hay quien te gane.
ME encanta que me maldigas Miss Casado.
Seguramente, al paso de los días, se dará cuenta realmente de lo que ha sucedido. Sabrá si llovía o no, sabrá que no era la misma canción de Bowie la que se repetía y sabrá que lo que le hizo daño no fue la lasaña sino el EGO.
Muy bien el retrato de la situación.
Buenas noches y felices sueños.
Gracias Mercedes. Igualmente!!!!
Hola, Arantza.
Me ha parecido espléndido tu micro. Esa dicotomía lasaña/albóndigas es una metáfora en toda la diana. Más aún: realmente es el tema que, con un pulso narrativo tan certero, subyace a lo largo de la historia.
Que ella “no lo sabía” (lo de que la dejaría), queda constatado en ese aturdimiento final suyo, que incluso la lleva a cocinarse lasaña, en vez de albóndigas, después de haberse quedado viendo “la carne picada” (otra metáfora de situación magnífica). No es de extrañar, pues, que, como narradora protagonista, no esté segura de si ese día hacía sol o no, o vaya usted a saber.
La maleta a reventar, habla por sí sola: el tío no se deja allí ni los kleenex.
Por último te diré que me ha encantado también conocer ese punto de romanticismo que, pese a lo que le ha sucedido a la prota, ha querido ella mostrarnos, tiñendo con él su discurso.
Enhorabuena, pues.
Aunque es muy difícil superar la calidad de un micro tan redondo (lo tiene todo-todooo), te deseo mucha suerte.
Un cordial saludo.
Gracias Victor, por leerlo tan atentamente, por la disección profunda, viendo todo lo que quise mostrar.
Besos desde Compostela
Hola de nuevo, Arantza.
En mi anterior comentario me ha faltado decirte que las dos últimas frases de tu relato son las que, para mí, culminan su esfericidad de forma magistral, ya que son ellas las que dan significado al título que has elegido, dejando que sea el lector quien complete su sentido bíblico.
Si Carver viviera, también se habría quitado el sombrero al leerte.
Besos desde Alicante.
San Carver. Amén.
Un micro redondo, con la marca de la casa. Estoy segura de que te ha salido de un tirón.
Me ha gustado, comunica, cotidiano, triste.
Mucha suerte, que la tendrás, seguro
Ojalá salieran del tirón, Elena, ojalá…
PD. Contando los días…
Jo, eres implacable. Me gusta tu lasaña. Y tu maleta gris,
Guapa.
Besos.
Suerte no, que ya la tienes. Ah no, que no es suerte, que es calidad :p …
Estás de buena racha, haces grande todo lo que tocas. Te pongo un once. Y si colocas una coma más («porque, cargada,») ya te pongo un doce, o un veinte…, yo qué sé. 🙂
La puse,la quité, la volví a poner… qué mal llevo lo de las comas, en fin.. nobody is perfect
Arantza, me encanta tu cuento. Te ha quedado redondo. Suerte y saludos
Este relato lo voy a leer muuuuuuuchas veces. Coño, es un gran relato.
Un besote.
Este va de cabeza al libro. Me ha encantado la imagen de la naleta grande, la que nunca usan.
Sello portabales sinónimo de calidad.
Muac, muac.
Yo tengo esa maleta…
Arantza, me has dejado sin palabras, leo y releo, no me explico como se logra esa perfección. Lo entiendo, o no… pero me gusta, es formidable…
Un abrazo y suerte.
Supongo que tienes, sí, esa maleta, pero llena de estupendos micros, como éste. Lo que pasa es que siempre nos pillan con el pie cambiado o con la lasaña en la boca. Felicidades. Un saludo.
Una protagonista que asociará una mala experiencia, espero que superable, a otra de verdad irreparable: el adiós de Bowie. También a la lasaña y a las albóndigas. La digestión se prevé pesada, son muchas cosas a olvidar, no como este relato, que es para enmarcar, aunque igual no se deja, pues tiene una calidad que rebosa y apabulla.
Abrazos y suerte, Arantza
Un relato sembrado de perlas que el lector va descubriendo y paladeando en cada nueva lectura. Una plaza menos en el libro, que Su Señoría Arantza ya ha hecho la reserva.
Besos desde Alicante, los auténticos, los de siempre, los que no cogen la maleta y se largan.
Gracias a todos. De verdad. Yo creo que me encumbraré como cocinera en Entc. Tengo un relato de mayonesa cortada, otto en el qye hice tortilla, otro de lentejas y chorizo….Jajaja. En fin, tengo una maleta gris enorme. La lleno de besos para todos vosotros, familia enteciana.
Joé, Arantza, me has pisao el comentario, que iba yo a hablar de tus micros masterchef. Bueno, pues ahora te digo que sigas cocinando relatos con ingredientes en apariencia sencillos pero mezclados tan hábilmente y cocidos con tanta precisión que hacen que el lector se chupe los dedos, o las meninges o qué se yo. Un beso y suerte.
Cómo me gusta esa voz de la protagonista. Qué bien lo haces, Arantza. Nos acercas a una historia a través de los pensamientos (cercanos, verosímiles) de un personaje. Entras en el lector como si le conocieras de toda la vida, como con derecho (me encanta).
Un abrazo grande
Mucha suerte con todos tus proyectos y con ese fulgurante vuelo que ya has emprendido Arantza. Mucha suerte también para este relato que nos dejas. Un abrazo 🙂
Meigaaa! como siempre y siguiendo a mi maestro JLuis López Vázquez aquí queda un amigo, un admirador, un esclavo, un siervo.
En tu línea de hacer lo cotidiano línea maestra.
Abrazos y suerte, pero sin abusar eh??
Gracias Maestro Montesinos. Tú lo has dicho. Viva lo cotidiano!!!!
Este entra directo, ReCompañera. Como si lo viera. Qué bien escribes, gachona, pero qué bien!!
Un abrazo grande.
Ahí dejas ese ir y venir magistral por los entresijos de esas historias magníficas que acostumbras a elegir. Difícil no aprender al leerte.
Suerte,
Ton.
Gracias chicos. Ay niño Flores, que me lees con muuuuuuuuuuuuucho amor!! Jajajajja
Te lo dije, corasón.
Enhorabuena de nuevo, grande.
Si te pilla Vivancos te cuelga en feisbu un miércoles por pitonisos, jajaja
Un relato con un aroma a lasaña que me encanta.
Que bien cocinas cada sentimiento y lo sabes transmitir para vivirlo a la vez que lo hace ella.
Una maleta gris con todo una historia en su interior.
Fantástico Arantza, eres una artista.
Un beso grande guapa.
Gracias, bonita!!!!
Buenísimo, Arantza. Por un momento sentí la bechamel amarga en el paladar.
Ni suerte te deseo, que vas sobrada 😉
Un abrazo.
Es increíble lo que se puede transmitir desde la cotidianidad de las albóndigas versus la lasaña, y la radio como mar de fondo.
Me parece un relato exquisito, que sin hablar de sentimientos, los transmite por los cuatro costados.
¡Enhorabuena!
Arantza,sabia por terceros que escribías bien pero al leerte tengo que decirte que has superado mis expectativas. El relato es fresco, directo, sencillo pero cargado de contenido. Enhorabuena, me ha encantado.
Y en el fondo, qué más da que lloviera o hiciera sol, que cocinara albóndigas o lasaña con bechamel nauseabunda, todo es provisional. Todo termina en algún momento. Lo importante es que siempre hay una oportunidad de levantarse y volver a andar.
Por lo demás, sobra decir que es un relato espléndido.
Saludos cordiales
Eres buena, Arantza, muuuuy buena. Felicidades
Da igual lo que hagas con la carne picada, Arantza, te sale para chuparse los dedos y deleitarse con cada ingrediente.
¡Suerte!
Señorita Portabales, es usted única. Guardaré y mimaré su relate que me ha fascinado. Lastima que desde Las Palmas no pueda ir al encuentro y darle un fuerte abrazo.
Quizás otro día. Quizás.
Gracias a tod@s y especialmente a María por dedicarme esas emotivas palabras. Algún día María…algún día
Felicidades, Arantza, nunca defraudas.
El caso es que este micro lo había leído y me gustó mucho, pero es de esas veces que no dejas comentarios. Me alegro especialmente porque así puedes invitar a cenar a mi precaria familia, están de patatas y berza…
Un abrazo y encantada de estar ahí contigo.
Me alegro mucho por ti. Enhorabuena
Pues yo lo acabo de leer y desde el título hasta el punto y final nada le falta ni le sobra. Para colmo, soy fan de Bowie y cómo sentí su pérdida. Qué bien juegas con su canción, contando esa prematura muerte que dejó anunciada en el video de la canción que da título a tu relato, mientras vas contando la historia de una despedida definitiva.
Me ha encantado, Arantza.
Un beso muy fuerte y este relato sí que es Galicia Calidade.
Muchas gracias Pablo. Me alegro que te haya gustado…No será este el momento de comentar que yo no soy muy de Bowie, jajajajajaja, pero ya me conocerás y verás que soy mucho de señoras locas que cocinan.
Tú tienes que estar que no cabes en tí, no paras. Enhorabuenisma, trunfadora.
Besismos.
Gracias Juanillo, bicos.
Qué bueno.
Hola, Arantza.
¡Que le den!, con todos los hombres que hay no puede una andar malgastando el tiempo.
Muy bueno, felicidades.
Graciaaaaas chicas!!!