61. Romántica Calamanda Nevado
Esa misma tarde volviste a pedirme matrimonio, mis padres estaban en el cine. Me besaste largamente en el portal. Los acordes de una canción surgían del corredor. No dejaba de preguntarme si estaba preparada, y qué vestido ponerme: corto o de novia clásica.
Te fuiste. Me senté en el butacón a escuchar música buscando estrellas por la ventana con los ojos cerrados. Cuando los abrí quedé patidifusa, sin saber que decir. Los instrumentos de la orquesta salían de la radio interpretando deliciosas baladas. Trompetas, saxos, acordeones y violines flotaban alrededor de los techos, junto a sus notas, las rosas que me regalaste, y yo. Las lámparas encendidas a nuestro paso ofrecían una gran fiesta.
Entre tanto el apartamento se inundaba de muebles modernos, los nuestros los evacuaba un rayo de luna. Los marcos dorados de nuestras fotos de graduación se inclinaron hasta derramarnos suavemente en el suelo. Comenzamos a danzar y yo a soñar.
-¿Aventuraran una relación luminosa? Te pregunté desbordada. Callaste. Necesité sentarme. No sé si fue mareo, tu forma de bailar, tu colonia, o asomarme a tu realidad.
Después decidí llamarte y no llorar cuando anulé nuestro compromiso. Era un gran día y puse de nuevo la radio.
La radio acompaña nuestra vida, incluidos sus momentos más críticos, aquellos en los que hemos de tomar decisiones trascendentes. La soledad, necesaria para clarificar hechos y sentimientos, no está reñida con la calidez que proporcionan las ondas. Mejor decir «no» a una relación de la que no se está seguro, que embarcarse en una aventura en la que todo son dudas y ninguna certeza. Sea como sea, la radio siempre estará ahí para endulzar durezas, para celebrar alegrías.
Un abrazo y suerte
Precioso relato, Calamanda!
Es un baile mecido por la duda y amenizado por tus hermosas palabras.
La presencia de la radio como banda sonora de sus pensamientos está muy bien traída.
Enhorabuena!
Suerteeee!
Un abrazo
Marta
Ángel, Marta, gracias por vuestros valiosos y atentos comentarios. Abrazos
J u a n, gracias, no, no lo es. Ya sabes, la imaginacion, vuela.. y vuela… Saludos
Tu relato está perfumado con una fragancia cercana a la nostalgia.
Suer5e y un saludo.
Has utilizado la dulzura para describir la amargura.
Muy bien, Calamanda.
Suerte
Pues yo la veo muyyy enamorada. Suerte
Ana, qué tal, siento no haberte llegado con esta historia. La vida de esta chica se debate entre sus fantasias y la realidad que parece descubrir, como en un encendido de bombilla, en una de sus ensoñaciones. A proposito, no he encontrado tu cuento en esta aventura de la radio; igual lo estás preparando. Besos y gracias.
Un sueño pletórico de imágenes, la música que se transforma y se corporiza frente a tu protagonista, y ese despertar a una realidad que consideró no factible.
La radio sigue como la vida misma.
Hermoso!
Un abrazo y suerte.
Me encantan los relatos que rebuscan nuevos verbos. Se percibe riesgo y un gran esfuerzo detrás de éstas líneas. Gracias, y mi mas humilde enhorabuena. He aprendido mucho leyéndolo, y, como habrás comprobado en los comentarios, el final deja varias puertas abiertas, y eso, ya sabes, es mágico.
Moli, Alberto, gracias por vuestro comentario. Sueños, imagenes, despertares, realidad, la vida misma acompasada con la cadencia de la música y la radio. Abrazos.
Todos los compromisos hacen volar la imaginación y pensar en si se ha de dar ese paso. Tú lo has hecho con una imaginación desbordante. Música y baile que inunda la habitación queriendo mostrar el futuro ante su indecisión. Ese llanto contenido muestra que a pesar de romper la relación aún lo ama y ello lo calla poniendo de nuevo esas ondas que le evaden de la realidad.
Original y precioso Calamanda.
Un besito, suerte.
Me ha gustado, Calamanda, el cierre especialmente.
Un abrazo y suerte.
La ilusión que siente la protagonista ante la petición de matrimonio de su pareja, hace desbordar su fantasía, haciéndole vivir una auténtica ensoñación. La realidad es otra, ya que parece que él da la callada por respuesta, y no responde al compromiso. En fin, más vale que ella ante la decepción enciende la radio. A pesar de todo sigue siendo un gran día. Muy imaginativo, Calamanda. Suerte y saludos
Mª Belén, Cristina, Juana Mª, gracias por vuestra amabilidad. Es así, el no parece estar a la altura, según ella lo ve, y eso la lleva a tomar esa decisión. Abrazos.
Una historia que mezcla fantasías y realidades y que el deja margen al lector para que pueda averiguar donde empiezan las unas y acaban la otras. Me ha gustado el cierre. Mucha suerte 🙂
Lástima que tan bella situación no tenga final feliz, pera la vida es como es y los sueños, sueños son.
Muchas suerte
LuisCar
Juan Antonio, LuisCar, si, soñar y vivir van de la mano. Gracias y saludos
Bello relato el tuyo, Calamanda, en el que el lenguaje y las poéticas imágenes que utilizas añaden la nota romántica a una historia de desamor.
Un saludo a través de las ondas
Le das la vuelta al tópico y en lugar de soñar con encontrar al príncipe azul, los sueños te llevan a dejarlo.
Un saludo, Calamanda, y suerte.
La radio como detonante para que la mente se atreva a reconocer la realidad de los sentimientos, y luego, con la conciencia reposada, escucharla otra vez, pues la vida sigue. Muy bueno, Calamanda. Abrazos.
Ricardo, Margarita y Salvador, gracias por comentar. Si me apetecía darle la vuelta la tópico. Y traer el desamor en un ambiente idilico, y que la radio estuviera ahí. Abrazos
Es curioso cuando como lector voy apreciando y viendo esa escena de sueño romántico me encuentro con un final inesperado por lo ilógico, ¿qué vio para anular la relación? ¿Era muy puritana o no disfrutó del deslizar de fotos? Son aspectos que quedan para el lector. Está bien, me agrada. Suerte.
Hola, Cala.
Esa mujer se lo pensó antes de dar un paso trascendente. Fue la radio la que le hizo meditar. Siento a tu protagonista como una mujer fuerte y me gusta cómo has ambientado el micro.
Así que te deseo suertísima.
Besazos.
Javier, Towanda, Gracias. sí, esta mujer tan especial y sensible a la música y las cosas del amor, captó lo que la hizo reflexionar y tomar esa dificil decisión. Gracias y besos
Hola, Calamanda, interpreto que gracias a la música, ella encuentra el por qué para no casarse con él…
Me encanta cuando dices…»nuestras fotos de graduación se inclinaron hasta derramarnos suavemente en el suelo»
Un micro muy Original, me gusta.
Un abrazo.
No siempre es tarde para darse cuenta de los errores y rectificar a tiempo. En este caso, entre la radio y ese estado de cuasitrance que describes se obra el milagro de iluminar la mente de tu protagonista. Me ha gustado bastante, Calamanda.
Enhorabuena y suerte.
Un abrazo.
Tu prota lo tiene clarísimo (a pesar de sus dudas y ensoñaciones), rara vez la realidad cumple las expectativas de los sueños. Y ahí se queda, atrapada en sus sueños.
Muy original Towanda
Anda que estoy yo empanada, y te llamo por otro nombre…¡perdona Calamanda!
Rosy, Enrique, Reve, gracias por vuestros comentarios. Los sueños y la realidad tienen mucha tarea si quieren encontrarse verdad. Abrazos
Hola, Calamanda.
La radio, en efecto, es una caja de sorpresas. Como esa mágica orquesta que la trasciende. El juego que te traes en el texto entre realidad y fantasía resulta, sencillamente, epatante, delicioso. Todo en contraste con una dura (pero acaso atinada) decisión final de ruptura. Pero la vida es así, y bella en el fondo, como tu texto.
Te felicito y deseo suerte.
Besos.
Buen relato, Calamanda.
Me ha dejado muy buen sabor al leerlo.
Felicidades y buen tiempo.
EDUARDO y María, gracias, me alegra haberos entretenido. Abrazos