74. EL ÚLTIMO OLOR DE LAS VOCES DE TERCIOPELO (Ignacio J. Borraz)
Una vez escuché una historia bonita. Se murió el primer hombre que puso voz a los avisos de entrada de trenes del metro de Londres, cuando ya su voz había sido cambiada por otra más enérgica, más joven, más moderna. Su mujer hizo una petición sorprendente y romántica y se la concedieron. Mientras ella vivió, volvieron a poner en la estación más cercana a su casa la grabación de voz de su marido de cinco a seis de la tarde. Ella iba cada día y, durante esa hora, se sentaba en un banco y le escuchaba.
La recuerdo ahora que tu voz de terciopelo me acaricia por última vez. Me grabaste este mensaje supongo que porque me conocías mucho y porque temías no regresar. No te puedo culpar, ibas en busca de esperanza y fue lo último que perdiste. Siempre te dije que tenías voz de locutor de radio. Te he estado escuchando día tras día en este habitáculo subterráneo en que me dejaste sola. Pero hoy, en nuestro aniversario, me voy a reunir contigo.
Tu voz me acuna y me adormece entre un suave olor de almendras amargas.
Seguro que este hombre que recitaba los avisos del metro londinense, además de una envidiable voz de locutor, tenían muchas más virtudes, de otra forma no se explica que su compañera se aferre a una grabación como último asidero de una existencia que no quiere vivir sin él. El problema de estas parejas con vínculos tan fuertes es que los dos no mueran a la vez, pero esta mujer, sin duda especial, ha sabido ponerle remedio con esos frutos ponzoñosos, convencida de que volverán a reunirse.
Aprovecho también aquí para felicitarte por tu iniciativa de «Me suenan tus letras», aparte de reiterarte mi agradecimiento.
Un abrazo y suerte
Sr. Borraz me resulta intrigante la idea de que ella vaya a reunirse con él de manera tan decidida. No lo puede pensar un poco más??
Abrazos y suerte
Muy bueno y melancólico, Sir.
Ignacio, bella narrativa la de tu cuento; tengo la impresion de habertelo leido antes, no sé, quiza es el tema, posiblemente esté liada. Suerte y saludos
Romanticismo en estado puro desde dos puntos de vista muy distintos y con la muerte siempre de testigo. Dos historias entrelazadas por el recuerdo y la voz como hilo conductor. Últimamente no suelo comentar, sobre todo por falta de tiempo, pero hoy no he podido resistir el influjo de ese olor letal de las voces de terciopelo. Titulazo!!!
Enhorabuena Ignacio.
Abrazos!!!!
Título cautivador, magníficamente relatado, y final poético a más no poder.
Redondo. Mucha suerte.
Ton.
Me deja un regusto meláncolico este paralelismo entre dos amores de esos que no mueren con la muerte. Enhorabuena, Ignacio.
Entrañable historia que engancha.
Mucha suerte
LuisCar
No sólo una, dos historias bonitas y bien contadas. Me ha gustado muchísimo. Mucha suerte.
Relato lleno de sentimientos y sensaciones.
En el título ya intervienen tres sentidos o cuatro: olfato (olor), oído (voces), tacto y vista (terciopelo). Y luego viene todo el texto, suave, dulce, sentido, … Muy bonito.
Y es que el amor como nos pintan en las películas románticas, cuando está bien explicado, llega al corazón.
Un saludo.
Recuerdo la historia con la que arrancas de haberla oído hace un tiempo. Me pareció hermosa. La forma en que la completas para tu relato y cómo lo resuelves también. Me da una visión (¿debería decir audición?) más íntima y personal.
Un saludo.
¡Qué romántico!
Un relato muy bonito y muy bien llevado, que lleva entre sus líneas todo un alegato a lo que podría ser ese romanticismo sincero que une más y más con el paso del tiempo. Me ha gustado. Mucha suerte 🙂