90. El parte de las tres (Esther Cuesta)
Cuando la sintonía anunciaba las noticias, ya estaban Carmen y Manuela en la mesa camilla del salón. Mientras aspiraba el olor del café, Carmen, la mayor, fingía oír con considerable atención, pero era Manuela quien, con grandes gestos y como si de una obra de teatro se tratara, le repetía más tarde cuanto salía por las ondas.
Una tarde, la voz de la radio se hizo eco de la inminente inauguración de una residencia municipal a muy bajos precios, pero con plazas limitadas. Manuela, que desde hacía meses andaba preocupada por la mala salud de su hermana, deteriorada día a día, y las continuas amenazas de desahucio por parte de la casera al pagar una renta antigua, simuló dolor de cabeza para retirarse a su habitación.
Al día siguiente, y sin dar explicaciones, se situó muy temprano en la cola de las oficinas del consistorio. Varias horas de espera más tarde, regresó a casa con una única plaza en el bolsillo y una determinación en el corazón. En el parte de las tres.
Comienzo los comentarios deseándote mucha suerte por tu relato aparentemente, trivial, pero que encierra mucha enjundia, entre las hermanas.
Saludos cordiales, Esther
Gracias Mª Jesús por ver la enjundia, que efectivamente, la tiene.
Un abrazo,
Hay que leer entre lineas para comprender la situación.
Muy bueno…
Un abrazo y suerte.
Gracias Moli, esa es la esencia de los micros. Un abrazo,
Terrible decisión la que nos cuentas, y que acaba de tomar Manuela.
Si solo ha conseguido una plaza, sospecho que la pobre Carmen va a durar poco. Pero que muy poco.
Una noticia más de sucesos, a incluir en ese parte de las tres.
Muy bueno Esther. Suerte,
Ton.
La vida es dura Ton. Gracias por comentar.
Esther, cuentas con sencillez la dura realidad de la enfermedad y la vejez. Suerte y saludos
Con lectores como vosotros es un lujo escribí. Muchísimas gracias.
Todo el relato resuelto en solo seis palabras. Un gran acierto ese final, muy bueno. Besos y suerte.
Gracias Ana. Las pocas veces que lo consigo, me hace muy feliz. Un abrazo,
Dura decisión y la radio ahí para da certeras noticias abrazos suerte
Pues sí muy dura. Gracias por comentar.
Buen relato, pero dura la decisión.
Un abrazo
Me alegro de que te haya gustado. Muchas gracias Blanca
No todo lo que has escrito es lo que encierra tu relato. Hay que releerlo para tener la certeza de lo que esconden tus palabras.
Buena historia y bien contada. Me gusta.
Un beso Esther, suerte.
Esa es la grandeza de los micros, creo yo, decir tanto con tan poco. Y si lo he conseguido, soy afortunada. Gracias Belén
Situación turbadora la que nos describes con tu habitual desenvoltura y que me hace reflexionar sobre la vejez. Me pregunto si alguna vez nos veremos así, ante una decisión tan terrible como la de Manuela por una plaza en una residencia, sea la plaza para quien sea. Buena historia. Un beso, Esther y mucha suerte.
Siempre tan amable, M. José con tus comentarios. Sí que es necesario reflexionar sobre la vejez y sus consecuencias, dramáticas en muchos casos.
Un abrazo,
Un gran relato, de esos que te deja un cierre que con muy pocas palabras ya lo explica absolutamente todo. Un derroche de habilidad para hacernos leer entre líneas. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan Antonio, aunque creo que eres demasiado generoso. Un abrazote,