MAR106. CONTRADICCIOPÍA, de Òscar Pareja Bañón
Hace dos días que he desaparecido socialmente, es decir, que no me encuentro registrado en ninguno de los controles denominados “socializadores”. He huido de sus dominios. Lo peor de esta situación es que en 48 horas me insertarán en ella, quiera o no. Debo evitarlo, pero ya les aseguro que no es tan fácil como esfumarse. Existen dos variables para evitar la reintroducción social y romper el chip insertado en mi córtex cerebral. Una es el amor. Enamorarme de otro desaparecido y dejarnos engullir por las sensaciones perdidas, por la añoranza de los besos y por el vago recuerdo de un te quiero enredado en suspiros. Demasiado poco tiempo para no convertirse en calco carnal del mundo que he abandonado. Pocos huidos han obrado el milagro y evitado la reincorporación por este camino. El otro es pura literatura. Arrojarse a la Parca, esperar su abrazo y dejarse arrastrar hasta el mar infinito, al que las crónicas denominan Libertad. Aquí el problema es el valor que se le dé a la siguiente pregunta: ¿desaparecer para siempre o aceptar la reinserción social para continuar huyendo?. Y al contestarla, comprendes que tu vida es una controlada farsa de un inexistente futuro.
Vaya pregunta final, Óscar. Mejor no me lo planteo por hoy. Muy bien escrito como dice Ana U.
Un abrazo.
Gracias Susana por pararte a comentar el relato. La verdad es que costó que saliera pero, al final, aquí está. Gracias por opinar y por las palabras marcadas.