92. Un cuento en sepia
Hubo otro tipo de inviernos, los del ayer, de pies fríos y colores sepia.
Yo era una modistilla de poca monta que llegaba a fin de mes a duras penas a base de subir bajos, volver abrigos y reconvertir prendas.
Pero todos tenemos un sueño, el mío era una radio. Bueno no, no una radio, si no aquella radio que admiraba cada tarde con la nariz pegada al escaparate.
En ella podría oír seriales, noticias, incluso… bailar. No volvería a sentirme sóla porque formaría parte de un gran club, el de los “oyentes”.
En nochebuena ya había conseguido reunir el dinero para comprarla, pero ni un real más ¡Qué difícil decisión! Podía comprarme la tan ansiada radio o el billete de autobús para ir al pueblo y pasar las navidades con los míos.
Cené sola, escuchando la programación navideña y dejando que unos gruesos lagrimones cayeran sobre los huevos fritos.
¡Eran otros tiempos!
Cumplir un sueño a costa de grandes sacrificios.
Muy bien relatado.
Un abrazo y suerte.
Gracias Moli, ha sido fácil de recrear porque es una historía que oí a mi madre sobre si misma.
Pero que bien nos retratas con tu relato ese tiempo, no tan lejano.
Enhorabuena MARGA, y mucha suerte.
Ton.
Marga, otros tiempos que ahora en algunas familias son presente. Tu cuento me parece fluido y bien ambientado. Suerte y saludos
No hace tanto tiempo de las fotografías en sepia, y tú nos lo has recordado muy bien.
Saludos, Marga, y suerte.
Muy sentimental tu relato. Con una lenguaje sencillo nos has trasportado al pasado, donde ocurrían estas cosas que nos cuentas.
Bien por tu «Prota» y los huevos fritos con sus lágrimas.
Un saludo, Marga
Muchas gracias a todos por vuestra lectura.
Parece que lo cuenta de viva voz. Difícil decisión. Abrazos y suerte
Como la vida de entonces. Me ha parecido ver a la señora que nos hacía la ropa cuando éramos pequeños.
Suerte.
Besicos muchos.
Precioso relato en sepia. Bonita ambientación y bien narrado.
Un saludo
El relato nos recuerda una lección que hoy parece olvidada: El sacrificio es la forja de los sueños humildes.
Saludos cordiales, Marga.
Que situación tan complicada tiene que afrontar tu protagonista y que reacción más humana la suya. Esas lágrimas tienen que doler. Mucha suerte 🙂