MAR103. LAS HISTORIAS DE LA ABUELA, de Montserrat Acevedo J de Castro
Su abuela le había contado que, hacía sólo unos años, el agua de lluvia no se recogía en centrales hidráulicas, sino que se dejaba correr libre por calles y campos formando ríos que con fuerza desembocaban en el mar, y que el agua fluía libremente en las casas por unos artilugios llamados grifos. Le había dicho también que la gente se bañaba, introduciendo su cuerpo en el preciado líquido, dentro de algo llamado bañera y que allí dentro los niños como él jugaban con barcos de papel y burbujas de jabón…
Todo esto no podía ser verdad, pensaba para sí mientras los iones de oxigeno le hacían cosquillas por el cuerpo a la vez que lo aseaban. Le encantaba la sesión de limpieza mensual en las cabinas oxigenadas. Podía cantar, reír y sobre todo, pensar en las cosas que le contaba la abuela.
Seguro que los niños del pasado, en su bañera, no disfrutaban como él.
Sencillo y «limpio». Perfecto.
O sea que sometiendo a las fuerzas de la naturaleza. Me ha parecido un mensaje deprimente. El cuento, como dice Aurora, limpio y sin artificios, no los necesita.
Un abrazo.