MAR102. RESQUICIOS DE AMOR, de Marta López Cuartero
Con instinto incontrolado Elsa posó su mano en el vientre. No hubo acusación alguna a ese gesto prohibido por parte de las mujeres que compartían la cámara automatizada para la gestación.
La muerte de las miradas y la salvaje escisión de los sentimientos habían por fin abolido a los traidores. Los supervivientes ya no opusieron resistencia y todos los habitantes se rindieron al nuevo sistema. Todos.
La Madre Naturaleza no hizo más que sentir esa vaga tristeza de los perdedores y esperar el momento del desplome del nuevo mundo. Y como un hilo de esperanza observó los dedos de ella acariciar el pálpito de las patadas del embrión fecundado.
Sencillo pero profundo.
Me ha gustado mucho.
María.
Gracias Maria por tu comentario. Me encanta te haya gustado. Un abrazo.