104. La caja mágica
Cada mañana, los primeros rayos de sol bañaban nuestro tesoro. Mi padre se lo había comprado a un buhonero que conoció en los tiempos de la guerra. Llegó a casa con el artilugio bajo el brazo pero, al enchufarlo, no funcionó. Mi madre, la columna vertebral de la familia, decidió que reinase en el aparador, pues le pareció el adorno más elegante que había cruzado las puertas de su hogar.
Al día siguiente, mi hermana tarareaba una copla y, de repente, el receptor se encendió, emitiendo el sonido de una orquesta que acompañaba su voz.
Acabamos acostumbrándonos a las sorpresas que aquel mueble nos deparaba, tan oportunamente: si mi padre quería conocer las noticias, un locutor relataba el parte. Cuando mi madre olvidaba rezar el ángelus, la radio le recordaba, a las doce en punto, su oración predilecta.
Una noche nos despertó al reproducir unos ensordecedores sonidos de sirenas. Al levantarnos, vimos que una llama olvidada había huido de la chimenea. El fuego rodeaba el salón y escapamos por las ventanas, milagrosamente. Cuando todo acabó, escuchamos a una dama pidiendo socorro. Buscando entre los escombros encontramos nuestra radio que nos iluminaba las caras, mientras interpretaba el himno de la alegría.
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Un relato rebosante de magia, Pablo. En vista de este tierno, nostálgico y simpático homenaje a la radio como caja mágica, me pregunto si no estaremos siendo injustos llamando tonta a su pariente la tele. El tiempo lo dirá. Un abrazo, amigo.
Amigo Enrique. La televisión, depende de qué cadena, puede ser la pariente tonta, o una digna pareja. Siempre tendrá una desventaja: no la puedes llevar a cualquier lado para que te haga compañía.
Además, la radio tiene algo mágico: activa la imaginación del oyente.
Después de tantos años, creo que goza de una espléndida salud, y con visos de tener mucho futuro por delante. Ningún pariente ha sido capaz de hacerle sombra.
Muchas gracias por las palabras que dedicas al relato. Me halaga que te haya parecido mágico.
Un fuerte abrazo.
Pablo.
Una radio mágica, una caja nada tonta. Qué relato tan entrañable y bien armado, toda la familia en torno a esa radio que está pendiente de sus sueños. Muchos besos y suerte, Pablo.
Muchas gracias, Belén. Me alegro que te haya gustado. Besazos, amiga de las letras. Viniendo de una persona que escribe tan bien como tú, me halagan mucho tus palabras.
Un besote.
Pablo.
Sencillamente buenísimo.
Felicidades, Pablo
Vaya, María Jesús. Me encanta que te haya gustado.
Un fuerte beso y gracias por pararte a decírmelo.
Pablo.
Muy bonita resolución del argumento,Pablo. Conocemos la magia de la radio pero tú has sabido transmitirla muy bien, con tus acertadas palabras. ¡Enhorabuena!
Muchas gracias por tus palabras, María José.
Para mí la radio es una mágica compañera así que le debía un relato agradeciéndole esa magia que me regala.
Un fuerte beso y ha sido un placer que te pasearas a comentar.
Pablo.
Magia y de la buena es la que brota de esa caja, que es mucho más que una carcasa y algo de electrónica, igual que mágico es este relato que va más allá de un simple juntar palabras. Has otorgado el protagonismo que merece a la radio como instrumento cotidiano, parte del hogar y de las vidas de las familias, que sabe dar a cada uno lo que necesita.
Me alegro mucho de leerte también por aquí, aportando y compartiendo tu calidad.
Un abrazo fuerte, Pablo
El placer es mío, Ángel. Siempre me encantan tus comentarios y si encima son como este, pues me gustan todavía más.
Quise meter un poco de magia en el relato porque me parece que tiene algo de esa magia el que llegue a nuestros oídos a través de las ondas y que con la palabra, mueva nuestros corazones.
Quise ambientarla en una casa de otros tiempos donde la radio era esa protagonista que te llevaba a otros lugares sin necesidad de moverte de casa.
Me alegra verte por aquí también. Me ha alegrado mucho.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
Tus letras siempre esconden entre las comas algo de magia y mucha ternura, y así, mi querido Pablo, es fácil sintonizar contigo.
Un beso
Margarita del Brezo, qué cosas tan hermosas me dices. Creo que es fácil conectar con los ojos de una lectora y escritora, que lee y escribe con el corazón, que debe ser bien grande.
Un fuerte beso y gracias por pararte aquí también.
Un besote, mi querida amiga.
Relato sorprendente y cargado de imaginación. Historia hermosa y muy bien contada. Me gustó el final feliz que le has dado.
Mucha suerte.
Ton.
Gracias Ton. Me alegra que te haya gustado. El final me creó dudas pero, finalmente decidí que ya era bastante desgracia que la familia se quedase sin casa, así que quise rematar con un final que no dejara un ml sabor de boca y que esa radio mágica sobreviviera al incendio, del que salvó a su familia.
Un placer que te hayas pasado por aquí.
Un abrazo.
Pablo.
¿Qué te parece? Me gustan tus relatos, Pablo, porque tienen alma, como el que le has dado a esa radio que es la verdadera protagonista de la historia.
Abrazos.
Me encantan que te gusten mis relatos, Carles. Es más de lo que puedo desear. Uno pone en los relatos que escribe lo que puede. Sí me dices que te ofrece que pongo el alma, pues me la alegras y eso ni tiene precio.
Gracias por tus palabras, mi querido amigo y escritor.
Pablo me gusta la historia de esa radio que cobra vida para hacer la vida más placentera a los de la casa, has puesto mucha imaginación en este relato. Suerte.
Saludos.
Me alegra mucho verte por aquí, Beto. Las escritura de ficción nos da la libertad de hacer volar nuestra imaginación y mientras sepamos planear ese vuelo, siempre es bienvenida. Yo así lo he intentado y me alegra que te haya gustado el resultado.
Un fuerte abrazo.
Y no fue una radio, fue una más de la familia, a punto de velar por ellos.
Excelente relato. Con la magia misma de la radio…
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, El Moli. Efectivamente la radio es una más de la familia. Aquí, se enciende cuando alguien la necesita y es la protectora de todos. Quise hacer algo de magia con ella porque, como tú bien dices, la radio es pura magia.
Un abrazo.
Pablo, es que tu micro realmente es mágico… y qué lista vuestra radio, qué mejor canción para celebrar que estabais vivos y coleando… Me ha encantado. Y me alegro de volver a leerte, todo un placer.
Un abrazo.
Gracias, Rosy. Para mí es un placer el poder charlar contigo también por aquí. Me alegra mucho que te haya gustado esta radio mágica de la familia.
Un beso.
Hola, Pablo.
Es fascinante el mundo de la magia, a mí me encanta todo lo que -sin una explicación racional- sucede, como ocurre en tu micro. Es el realismo de la magia, el que no necesita explicación: sucede porque sí.
Felicidades.
A mí me has ganado con este micro.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Towanda. Me encanta que te gusten este tipo de historias. Y que te haya ganado con mi micro, es un honor y una inmensa alegría. A mí me ganaste cuando leí el tuyo. Me parece soberbio.
Un fuerte abrazo y gracias por pasarte por aquí a dejarme tu comentario.
Un beso fuerte.
Pablo.
Fantástica historia de una radio llena de magia, un servir a quien la cuida y admira, un acompañar a cada miembro de la familia en sus gustos por las ondas, un saberse uno más entre ellos.
la convivencia que se respira en tu relato da tranquilidad, cercanía y protección.
Me gusta y mucho la idea que has creado. Un placer leerte siempre, tus letras son una onda de melodía cuando te paras en ellas y las haces tuyas…
Un abrazo al que le acompaña un beso. Suerte Pablo.
Vaya mi querida M.Belén. Que reseña más maravillosa me dejas. Da gusto escribir para gente que me devuelve con estas palabras el placer que me supone escribir.
Un placer tenerte también por aquí.
Un beso muy fuerte.
Esa radio, que enmudeció con la atrocidad de la guerra, empatizó con esa familia que desde el primer momento la trató tan bien. En vez de deshacerse de ella al estar supuestamente estropeada, la madre la coloca en un lugar privilegiado, para que desde el aparador decore sus días. La radio, humanizada en gratitud, actúa con la familia como una verdadera hada madrina.
Pablo, este texto es en verdad un cuento mágico. ¿O no es una suerte de magia, por medio de la palabra llegar al corazón? Felicidades, suerte y abrazo.
Magia es encontrarse con palabras como las tuyas. Tanto por aquí como en otras casas de microrrelatistas, es un placer encontrarte.
Que bien has desmenuzado mi relato. Una radio rota de tanta barbarie en tiempos de guerra, es rescatada por un hogar lleno de humanidad y de vida y ella renace para ser una más de la familia, tomando el papel que le corresponde.
Mi intención: un merecido homenaje a esa mágica caja que acompañaba a nuestros antepasados, formando una parte central del hogar.
Qué bien nos explicó su importancia mi admirado Woody Allen en su película “Días de radio”.
Juana, es un placer que te hayas parado a dejarme tus palabras. Me han llegado al corazón y me harán comenzar el lunes con mucha mejor cara. Mil gracias.
Un beso enorme.
Si nuestros ancestros escucharan salir de una caja sonidos, música y palabras, dirían que es magia, y realmente la transmisión de conocimiento y emociones no deja de ser algo mágico. Tu relato le ha dado el alma que merece. Genial. Pablo. Abrazos.
Me alegra saludarte también por aquí, Salvador.
Tus palabras me llenan ese alma que tú apuntas de gran alegría.
Un gusto que te hayas paseado por aquí para dejarme tu comentario sobre esta caja mágica.
Un abrazo.
Pablo.
Pablo me ha encantado tu relato sobre la radio, yo que soy un radioadicto me identifico con tu caja mágica. Muy bueno y muy entrañable.
Que viva siempre la radio.
Un abrazo enorme.
Javier, te he reconocido por tu gran amabilidad, como siempre, y por tus siempre gratas palabras a la hora de comentar mis relatos y los de los demás compañeros.
Me alegra muchísimo encontrarte también por aquí y que te haya gustado esta radio, algo especial. Me alegra saber también, que eres compañero radioadicto como yo.
Un fuerte abrazo, amigo mío.
Pablo, olvide decirte que soy Javier de @50palabras ya sabes twitter @xokotonto
Un abrazo de nuevo.