20. EN SUS OJOS HALLARÁS GALAXIAS
En el último momento antes de estrellarme contra la superficie del planeta, consigo enderezar la nave y estabilizar el rumbo. Mis dos perseguidores no han tenido la misma suerte. Sus cazas de combate arden envueltos en magma incandescente. Los sensores neuronales de proximidad me advierten de que se aproximan más. La pantalla holográfica muestra múltiples enemigos rodeándome rápidamente.
¡Antes muerto que dejar que me atrapen!
Utilizo las últimas reservas de energía de la nave para transferir toda la potencia a los propulsores de Krill, seleccionando Hipervelocidad estelar y acciono los mandos.
Escapo de allí perseguido de cerca por los haces luminosos de los disparos láser que no consiguen alcanzarme. Atravieso tormentas de rayos multicolores mientras las montañas pasan fugaces como flashes ante mí.
Me introduzco por una gruta reduciendo la velocidad, se trata, como intuía, de una base subterránea enemiga. No hay vuelta atrás. Abro fuego con todo mi armamento en un ataque suicida, pero de improviso, la puerta de la habitación se abre y en lugar de entrar mi madre llamándome para cenar, aparece la cuidadora del centro de ancianos para devolverme al presente.
¿Qué no daría yo por volver a ser aquél niño que jugaba con su consola?
Uys, no estés triste hombre que uno no es anciano hasta Que él mismo no se lo cree. Mientras tanto, eb esta noche, puedes seguir viviendo aventuras intergalåcticas, dormido o despierto, que para soñar no hay condiciones. Eso si, que ninguna espada láser perturbe tus sueños.
Gracias por tu comentario ocurrente Mercedes. Afortunadamente siempre quedan los sueňos, futuros o pasados convertidos en recuerdos.
Un saludo.
Un relato futurista, en tanto los niños que han jugado con consolas pienso que aún no han llegado a ser ancianos, pero eso sólo es cuestión de tiempo, que da y quita razones y siempre acaba por igualarnos a todos. El ritmo me ha recordado «La guerra de las galaxias», o «Star Wars», como quieren ahora que la llamemos. Los que fuimos niños en sus inicios sí que vamos acumulando años peligrosamente. Me gusta el título.
Un saludo y suerte
Hola Angel, mucha razón en tus palabras. El tiempo pasa igual de rápido para todos.
Yo fui uno de aquellos niňos que jugaban a ser comandante de una nave espacial y ya recuerdo esos tiempos con la aňoranza del tiempo que nunca vuelve.
Gracias por tu comentario, saludos.
José Ángel, este ritmo tan bueno ritmo nos lleva hasta su realidad, donde termina su sueño. Suerte y saludos
Gracias por comentar Calamanda.
La realidad no se puede evadir, pero al menos aquí se pueden vivir otras vidas a través de los ojos de quien las escribe.
Un saludo.
Menuda sorpresa al final. Y es que la edad, está por dentro, y la decide uno mismo mientras te dejen hacerlo (y si no, se disimula). Mucha suerte 😉
Gracias Juan Antonio. Es verdad, la edad esta por dentro siempre que el cuerpo te acompaňe minimamente. Aunque, afortunadamente, en esto de escribir los aňos suman experiencia y buen hacer.
Un saludo compaňero.
Ana, me has arrancado una sonrisa. Gracias por comentar. Por pedir que no quede!
Yo también pienso que seguimos siendo todo lo que fuimos y que el pensamiento es lo único que nadie puede robar al hombre.
Un saludo.
No está nada mal el viaje que se ha marcado tu protagonista sin salir de la habitación, ese ya no se lo quita nadie. Desde la base subterránea enemiga, pasando por su niñez y de vuelta, al Centro de ancianos. Un buen micro y otra buena manera de viajar. Un saludo y suerte, José Ángel.
Gracias por el comentario Inma. Es lo bueno de la imaginación, podemos viajar en el tiempo y el espacio sin levantarnos d nuestro sillón. Para muestra cualquiera de los relatos que se encuentran aquí.
Saludos y suerte para ti también.
Jose Ángel, menudo viaje estelar planteas, ni más ni menos que al niño que llevamos dentro. Que se salte la cena y siga jugando total, ¿qué le van a dar, puré de verduras y yogurt? (jijijiji)
Pues si Reve, yo también pienso que todos llevamos un niño dentro que es el que fuimos algún día. Más tarde, si la vida nos da la oportunidad de envejecer y recordarnos a nosotros mismos, también llevamos el adulto que somos en el presente.
Un saludo.
Imposible volver a la niñez, pero si en espíritu, ilusiones y sueños. Muy buen relato, José Ángel, que nos recuerda que la imaginación nos hace libres. Abrazos y mucha suerte.
Salvador, gracias por comentar. Me alegro de que te guste el relato.
Hay quién para los que la imaginación es el último refugio de sus sueños.
Saludos
Partiendo de que no leo ciencia ficción (no me gusta, me cuesta imaginar el entorno) tu relato creo que está muy conseguido en su primera parte, en ese jugar que hemos visto en los video juegos. El giro y el final también me gustan, pero creo que están definidos en demasía, me explico, quitaría lo de la madre y la última frase, lo dejaría con la aparición de la cuidadora, dando espacio al lector. Pero vamos, que apruebas. Suerte.
Gracias por dejarme tus impresiones Ximens. A mi en cambio la ciencia ficción me encanta, sobre todo la del género de androides etc…
Quizás eso a veces se nota en los temas de mis relatos.
viniendo de alguien que escribe como tu un aprobado es para mi muy satisfactorio. Tienes razón en lo que afirmas. El final no me terminaba de cuajar y quedó un poco forzado.
Agradezco que tu hayas llegado a la misma conclusión y me lo comentes porque así aprenderé ha hacerle más caso a esa vocecita interior que me dice que algo no anda bien.
Saludos y suerte para ti también.
Ritmo endemoniado el que otorgas a este relato «galáctico» tan conseguido.
Tu personaje será un anciano, pero, por cómo se lo está pasando en su ensoñación, hubo de retroceder hasta los dieciséis.
La sorpresa final excelente. Estoy con Javier Ximens,respecto a la recomendación que te apunta.
Enhorabuena, que es muy bueno. Suerte,
Ton.
Gracias por tus palabras Ton. Me alegro que el relato te haya gustado. En este caso me inspiré en un juego de ordenador que me lo hizo pasar muy bien hace algunos años.
Te digo lo mismo que a Ximens: Gracias por decirme lo que puede mejorar, eso me es de gran ayuda.
Un saludo compañero.
Muy buenas noches José Ángel. Un relato vibrante, de esos que conducen al lector en una dirección y luego lo sorprenden con un giro final inimaginable. Me ha gustado, también he visitado «Pensar en letra», buen blog. Saludos.