26. CHALLENGER
Siempre deseé pasear por el espacio exterior. Ver, desde el negro infinito, el azul de esa pequeña esfera en la que vivimos. De niño me ponía, a modo de casco, una caja de cartón en la cabeza, unida por tubos flexibles a una vieja mochila, el mono de trabajo de mi padre y los guantes del jardín y las botas de agua de mi madre. Caminaba por la cara oculta de la luna dando pasos largos y pausados, a cámara lenta, alumbrando la penumbra del pajar con la linterna de los días en los que fallaba la luz. O saltaba los charcos del camino como si la gravedad no existiera. Hacía migas de galletas y chocolate y las ponía en bolsitas para la hora de merendar. Pues eso, que jugaba a ser astronauta. Nunca pensé que lo conseguiría o, al menos, algo muy similar. El día en que la conocí y conseguí darle un beso, floté. El cielo se cuajó de estrellas, tan cerca de mis manos que hasta creí tocarlas, y, así, en gravedad cero, el bofetón que cruzó mi cara fue como la explosión del Challenger o, más bien, la implosión de mi corazón en el pecho.
Un protagonista con la imaginación a flor de piel durante su infancia, que cuando aplica a la vida práctica y terrena sus sueños, recibe en pago un bofetón explosivo, para él más impactante que la destrucción del célebre transbordador que conmocionó al mundo. Un relato muy simpático y evocador, como eso beso deseado que hace flotar.
Un abrazo, Rosa. Ya sabes, encantado de haberte conocido y suerte
Gracias, Ángel. Un gusto haber compartido un fin de semana tan bonito.
Y recuerda que lo del Challenger lo estaba viendo todo el mundo en la tele. Han pasado años y no se olvida. Vamos, que como a tu prota la explosión/tarta le pillase en público, lo tiene crudo para una temporada larga.
Besotes, Luisa
No sale de casa en meses. Gracias, Luisa. Un besote.
Me encanta el cierre que le has dado, y siendo egoísta, que me hayas recordado mi primer beso (aunque el mío no llevara el bofetón adosado). Creo que has jugado muy bien con los dos planos. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias, Juan. Me alegra que te guste. Saludos.
Todos, creo, hemos jugado a ser astronautas y pasear por el espacio. Y tú lo has descrito a la perfección, como ese primer beso robado que hace levitar, sonrojarse y ver estrellas. Lo del bofetón también es un buen apunte, alguno que otro seguro que más de uno se ha llevado.
Me gusta tu relato y como lo has ido enlazando hasta llegar a esa implosión del final.
Un beso Rosa.Suerte.
Gracias, M Belén. Un beso
Me gustado tu historia Rosa, y el modo en que la cuentas. Es tierna, tiene humor, y un final muy conseguido. Mucha suerte.
Un beso.
Muchas gracias, Paloma. Me gusta que te guste. Un beso
Me ha encantado, Rosa. Tiene un montón de ingredientes que has cocinado con maestría. Me alegro mucho de leerte y me apena no haber tenido ocasión de charlar en Cantabria. Habrá que solucionarlo, muchos besos.
Lo solucionaremos, Belén. Muchas gracias y un beso.
Buena historia, Rosa, y bien narrada. El cierre me parece perfecto.
Suerte y un beso (sin bofetón, por favor 😉 ).
Gracias, Cristina. Un beso, por supuesto, sin torta. 🙂
En cuestiones de amor… Gracias,Ana. Un beso.
Imaginación desbordada de un niño, que se da de bruces con el más que real bofetón… ¡Muy bien expresado, Rosa! Mi felicitación. Saludos.
Gracias, María José. Un beso.
Un micro estupendo con ese viaje por el primer beso. Rosa, eres grande.
Un besazo.
Tú más. Me encanto verte, guapa.
Sin contar con la explosión final, donde definitivamente la imaginación de tu protagonista habrá tocado tierra, tu relato desborda inocencia y ternura. Creo que muchos podremos identificarnos con los juegos de ingravidez en el espacio infinito de nuestra habitación. Me ha gustado mucho, Rosa. Un saludo.
Muchas gracias por tu lectura y comentario, Inma. Un beso
Rosa, simpatica historia muy bien hilvanada. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda. Un beso.
Vaya fina, no me lo esperaba, jejej!! Suerte Rosa.
Besicos muchos.
Gracias, Nani. Un beso.
Jeje, divertida exploración. Lo importante es tocar la Luna. Suerte.
O al menos intentarlo. Gracias,Ximens.
Preciosa forma de contar ese momento trascendental en nuestras vidas.
Relato divertido y entrañable.
Mucha suerte Rosa.
Ton.
Muchas gracias, Ton.
Pobre hombre, descubrir de bofetón que ser astronauta es otra cosa… aunque bien mirado, consiguió flotar durante unos segundos.
Me ha gustado, muy en especial, ese final. Simpático micro, Rosa.
Un besote desde un cercano pinar.
¡Suerte!
Me alegra que te guste, Rosy. Un beso desde aquí al lado.