DIC40. EL PAJE REAL, de Miguel Ángel Cejudo López (La Marca Amarilla)
Suena un villancico tras otro en el abarrotado centro comercial. Cerca de la sección de juguetes, junto al árbol y pesebre navideños, han situado un “Paje Real” contratado a tiempo completo para esta campaña. Los niños acuden ilusionados a entregar su carta y recibir unos caramelos a cambio. Algunos dan consignas al paje para que los reyes magos no se equivoquen con sus regalos, como el año pasado. Otros desean que los niños pobres también reciban algún juguete. El paje siempre sonríe y les asegura, con acento de paje, que todo lo que pidan se cumplirá si se portan bien. A veces, cuando algún niño temeroso llora, él sabe calmarlo y transmitirle una confianza que los padres agradecen, convencidos de que muestra un auténtico espíritu navideño.
Cuando termina su jornada laboral, compra algo de comida en la tienda de su amigo Hakim y ya en su humilde hogar de cuarenta metros cuadrados, se asea un poco antes de rezar orientado hacia La Meca, junto a sus cinco compañeros de piso. Después, nuestro paje real imagina que hay una estrella que nos ilumina, con la esperanza de que todos los niños del mundo puedan ser respetados y felices.
Qué lindo y tierno… ¿cuento?
Sí Carmen, un cuento que escribí hace años, y que he recuperado porque creo que el espíritu navideño debe persistir todo el año, toda la vida y en todas las personas.
Gracias por tu comentario!;)
Mu bonito Marca, aunque se nota a la legua que el relato es autobiográfico. Todavía recuerdo cómo te sentaban las mallas de paje…
Mucha suerte, aunque no creo que te haga falta. Un abrazo microlunático.
Microlunáticos somos, con mallas o sin ellas!!!
Un saludo, Tíndaro!
Aunque detrás haya un puesto de trabajo con qué ganarse el pan, me gusta tu homenaje a otras culturas…
Un saludo
Eso mismo es este relato.
Gracias por tus palabras. Un saludo! 😉
Marca, tu relato es un cuento de navidad en toda regla, con su toque realista, muy bien hecho. Es cierto que la mayoría de los reyes y pajes de centros comerciales y cabalgatas son inmigrantes y que algunos padres enseñan a sus hijos a odiarlos. Me gusta, pero yo le habría dado un toque más, no sé, crítico. El final me parece un poco cursí, pero, como ya he dicho, muy apropiado para la navidad. No te molestes por lo que te digo, pues ya sabes que eres mi escritor favorito
Besos
Lorena, nada me molesta de ti… 😉
Si lo lees bien, el relato es crítico con la sociedad, con la religión y con los prejuicios. Pero claro, edulcorado.
Gracias por tus palabras.
Un saludo!;)
Qué bueno salen a ocho metros cuadrados por inquilino. Por dinero te obligan a renunciar a todo y más si eres inmigrante.
Ostras no creí que eran 4 compañeros salen a menos 6,66 el número del diablo, qué curioso.
Si eres emigrante, normalmente eres un paria… Pero siempre estará la dignidad y el respeto por delante, Lorenzo, o debería.
Gracias. Un saludo!
Precioso. La piel de gallina. Un abrazo desde mi emoción universal. Los pajes, como la infantería, son la clave de todo. ¡Que lo mejor de este año sea lo peor del que viene! » J «
Tus deseos son los míos!! Gracias por tus palabras.
Un saludo!!;)
Miguel Ángel, por necesidad, detrás de un disfraz podemos ser tantas cosas. Lástima la situación en la que viven muchas personas tanto da su procedencia.. Pero como es época de ilusiones, vamos a pensar que todo va a ir mejor.
Un saludo y mucha suerte.
Todo va a ir mejor, no lo dudes, María Elena. Gracias por tus palabras.
Un saludo! 😉
Me gusta lo que cuentas y cómo lo cuentas.
Un abrazo
Gracias Inés!!! ;)))))
Un abrazo!
Para este paje (musulmán) debe ser terrible que por necesidad tenga que faltarle a su religión, la que le prohíbe participar en este tipo de festividades “paganas”. Buen relato, mucha ternura en la actitud del paje real y la crítica velada que encierra. ¡Suerte!
Saludos.
Gracias por tus palabras, Beto! Nos quedamos con la ternura y el mensaje.
Un saludo!
Me encanta el relato Miguel Angel, y el juego que da el título porque tanto es real porque es emisario de los Reyes Magos como porque es un ser humano de carne y hueso con todas sus consecuencias. Saludos.
Sí Ana, toda la razón. Gracias por tus palabras.
Un saludo! 😉
Miguel Ángel, católico o musulmán, transmite la sensación de ser un buen hombre. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
Eso buscaba, Salvador. Gracias por tu comentario.
Un saludo! 😉
Miguel Ángel, me ha encantado tu relato, aunque no tanto la realidad que descubres en él. Por necesidad somos capaces de cualquier cosa. Da igual si tenemos que saltarnos nuestras convicciones.
Un abrazo.
Pues eso mismo, Belén. Gracias por tus palabras.
Un saludo!! 😉
Hola, Miguel Ángel.
El relato de un ser humano que se gana la vida como puede y trata de hacerlo bien, lo mejor que sabe. La historia de tantas y tantas personas que, a pesar de no tener mucho, son capaces de hacer felices a los demás.
Fantástico, me encantó.
Besos.
Gracias por tu palabras, Towanda! Eso mismo pienso yo!
Un saludo! 😉
Qué final más esperanzador, yo ya me imaginaba una catástrofe doméstica o algo malo. Por eso mismo, Miguel Ángel, y aunque no es lo mío, me ha gustado el rumbo final.
Un abrazo.
Gracias, Susana, se agradecen tus palabras!!!
Un saludo! 😉
Pues también a mí me ha gustado tu paje. Y mucho.
Un abrazo.
Me alegro, y mucho, Yolanda! Gracias!
Un saludo! 😉
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Un relato que abre mentes y aboga abiertamente por la transigencia, porque lo esencial no son las religiones y a cual de ella somos adeptos por cultura o decisión propia. Lo esencial es el ser humano, ese fondo igual que nos une y enlaza, al margen de si se es musulmán, cristiano o budista.
Un abrazo y mucha suerte.
Muchas gracias por tus palabras, Isabel, coincido contigo. Un saludo!!! 😉
Que capullo de alhelí estás hecho.
Pasas de los mejores microrrelatos del 140 al surrealismo del Idioma Gardenio, y de ahí a un optimista y esperanzador cuento de Navidad sin inmutarte.
Admiro tu eclecticismo, man.
Y cada día más.
Para reyes quiero un Mazinger z a tamaño natural y una Volutto. De nada, Cluni.
Jajaja, tú si que eres un capullo encantador!! 🙂
Gracias por tu comentario… Se hace lo que se puede, tu ya sabeh, mi amol!
Un saludo! 😉
Precioso, Miguel Angel. Me ha encantado. Más allá de creencias, siempre están las personas. Qué más da si eres católico, protestante, musulman… Todos somos humanos aunque a veces haya a quien se le olvide.
Feliz Navidad.
Un abrazo
Gracias por tus palabras FYF, se agradecen!!
Un saludo! 😉
Es un cuento navideño 100%. Si que tiene un final un pelín dulce de más, pero en general está muy bien, compañero. Si fuese cerrajero te cortaba las uñas de los pies gratis.
Abracísimos microlunáticos.
Gracias, apañao microlunático! Lástima de esa pedicura que tanta falta me hace! jejejeje … SALUDOS, Barlon! 😉
Miguel Ángel, muy bueno y con un mensaje claro que las diferentes religiones no impiden a las buenas personas a pedir buenos deseos para los demás. Feliz Navidad, Sotirios.
Sotirios, muchas gracias por tus palabras. Feliz Navidad para ti también.
Un saludo! 😉
Marca, que micro doble te has marcado. Doble porque dispone de dos historias que acaban uniéndose al final. Me ha gustado ese detalle y, también, ese «acento de paje».
Es un buen micro.
¡Suerte!
Abrazos.
GRACIAS Nicolás!!! Se agradece el comentario… jajajaj Sí, ese acento de paje, con toda su intención!! 😉
Un saludo!!