125. HOUSTON – ANDROMEDA
Todas las noches sale de casa y se dirige al pajar. Desde allí, alejado de la luz del hogar, puede contemplar sin problemas todas las estrellas de la galaxia. Papá le ha dibujado un mapa en el techo de su habitación que está pintado en azul eléctrico y salpicado de los brillantes puntos de los astros. Cuando se aprende una nueva constelación, le pide a papá que le pinte otra y así espera, cuando sea mayor, sabérselas todas y poder ir a Houston para ser astronauta y viajar a todo el universo.
Ayer memorizó otra, pero papá no le ha pintado la siguiente. Está preocupado porque no sabe dónde mirar esta noche y lleva todo el día repitiendo sin parar: Andrómeda, Andrómeda, Andrómeda…
Hoy papá no le ha dado las pastillas, a él no le extraña porque la casa está llena de gente que habla bajito, se susurran al oído y le miran con pena. Tampoco ha visto a mamá, pero ha venido la tía Estrella y le ha dicho que sus papás se han ido a Houston a preparar su ingreso como astronauta y que ella, ahora, le dará la medicación. Después de todo pronto cumplirá los cincuenta
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Una escritura limpia y pura, con su cara bien lavadita de esos artificios que muchas veces le dificultan la lectura.
Te resalto el final que le produce al lector ese golpe de choque con la realidad. Muy bueno, y en una sola frase de cierre.
Un abrazo.
Muchas gracias Patricia por tan amables palabras. Pienso que tienes razón. En ocasiones, por el deseo de agradar y mejorar nos metemos en artificios que como dices te alejan de la historia y del meollo del relato. Me alegra saber que, en esta ocasión, he acertado con el tono.
Suerte y un saludo
Luis, cuanta fuerza y dulzura tiene tu cuento. No deja de de sorprender, incluso al final. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda. Me alegra saber que te ha gustado. Cuando escribo lo que más me gusta es conseguir la sorpresa final. Si esta vez lo he conseguido me hace doblemente feliz.
Mucha suerte y un abrazo.
LuisCar
Triste relato sobre la vida de las personas dependientes, tan olvidadas en esta sociedad. Qué sería de ellas sin el apoyo de sus familias. Me gustó mucho cómo nos lo has contado Luis. Te deseo suerte.
Ton.
Hola Ton. Gracias por tus palabras. Cuanta razón tienes. Esta sociedad va dejando de lado a todos aquellos que no siguen su ritmo. Humanizar nuestras vidas no estaría de mas.
Suerte y un abrazo.
LuisCar
Hola, Luiscar.
Te confieso que es el que más me ha gustado de los que te he leído en ENTC. Me gusta el lenguaje fluido, sencillo, directo que te mete en la historia de cabeza. Vas dejando pistas del personaje para luego cerrar con esa frase demoledora.
Felicidades, amigo. Me encanta.
Te deseo mucha suerte.
Hola, Towy.
No sabes cómo agradezco tus palabras. El que te haya gustado y cómo lo has comentado me llena de fuerza para seguir intentándolo.
Muchas gracias, mucha suerte y a seguir triunfando por esos mundos radiofónicos.
LuisCar
Jope, cómo nos vas deslizando hacia el final, y con cada frase una vuelta de tuerca más, un poco más dolorosa.
Me he quedado un poco ¿cómo decirlo? sorprendida, por ese deslizamiento suave y constante, que no me hacía prever que había un golpe final: la palabra «cincuenta», que ha dolido.
En cualquier caso, felicidades por el texto
Muchas gracias por tus amables palabras, Luisa.
Suerte y un abrazo.
LuisCar
Un relato duro, bien contado. Y como a todos el, cincuenta, te cimbra.