131. Descanso
No sabía el tiempo que llevaba viajando por el espacio. Le parecía que toda una eternidad. De hecho, el tiempo ya no significaba nada para él. Estaba fatigado, exhausto. Necesitaba un sitio donde reposar. También donde distraerse, ¿por qué no? Se detuvo y miró alrededor; no había nada. Estaba claro que ningún otro vagabundo había pasado por allí. Quizá hubiera cerca algún área de descanso, un albergue para peregrinos espaciales. Sin embargo, prefería estar solo. La mayoría de los viajeros eran unos fanfarrones; no los soportaba. Descansaría allí mismo.
Durante un largo rato miró la negrura que le rodeaba. De repente exclamó:
–¡Hágase la luz!
Y la luz se hizo.
Juan Pedro, esos poderes sobrenaturales quiza lo acerquen a otras personas que ganen su confianza. Suerte y saludos