FEB173. EL RETRATO DE UNA MIRADA, Hector Marcelo Romero
Estoy con el retrato de mi Madre entre mis manos y mis ojos empiezan a llenarse de agua bendita y comienzan limpidamente a tomar forma corpórea mis recuerdos. Me veo aferrada de la mano de mi Madre, caminando por el parque, entre un remolino de plumas y picos, que esperaban ansiosas las miguitas de pan que revoleavamos al aire. Las palomas, los niños y los padres, son como un cuadro universal de las plazas, no hay lugar en el mundo donde este ritual no se repita. Situada en la mitad del paseo, estaba el juego que más alegría da a los chicos,… y, a su vez es el que causa más nostálgia a los grandes,…la calesita o carrousel . Una vez montada en mi caballito de madera fileteada y pintada con vivos colores, trataba de asir la sortija ,que el calesitero finteaba con su mano en alto, (» mi Madre siempre le daba propinas para que me dejara tomar la sortija»). La alegría transformaba mi rostro y,…en los ojos de mi Madre encontraba una mirada con tanta ternura derrochada, …que me inunda hasta hoy, que tengo su retrato entre mis manos.
Es nostálgico y sentimental tu relato.Un lenguaje dulce para esta historia de amor y recuerdos. Me gustó por la forma y el fondo. Un abrazo.