10. Monstruo abisal (Eva García)
Debió ocurrir un día que buceaba cuando me lo tragué. Sería aún pequeñito, porque ni me enteré ni nada. Fue mucho después de salir de aquel océano en el que había estado disfrutando de la sal de la vida cuando lo supe.
Empezó a hacerme cosquillas en la barriga y, a veces, hasta me daba pellizcos. Muchas noches no me dejaba dormir: me calentaba los pies y la nariz para que me levantara de la cama.
Un día me cansé, porque me chupaba demasiada energía y me daba mucha lata, y fui al médico a ver si me lo podía sacar, para meterlo en un acuario o algo así. Pero después de hacerle una foto con una cámara de esas que lo ven todo por dentro, negó pesaroso con la cabeza:
―Es mejor que te hagas su amigo para siempre ―me dijo.
El bicho, que parecía un pulpo, salía sonriente aferrado a mi hígado saludando con una pata: estaba claro que no iba a dejar que lo desalojaran por las buenas.
Desde entonces le llevo de excursión al mar y, mientras me empapo de salitre azul, le cuento historias alegres esperando que se vaya, harto de mí, por donde vino.
Eva, que historia tan graciosa y bien contada. Paciencia y muchas inmersiones marinas va a necesitar. Suerte y saludos
Pues si te ha parecido graciosa, Calamanda, es que ya he logrado salir de mi tónica habitual de tragedias. Gracias y un abrazo.
Cuando no queda más remedio que convivir es mejor tratar de llevarse bien. Al menos, ese bichejo, que a pesar de su naturaleza okupa tiene un toque entrañable, suscita en su portador o portadora cierta creatividad, ya que le motiva para le cuente historias alegres. Igual si un día se marcha le echa de menos, nunca se sabe. Muy simpático, Eva.
Un abrazo grande y suerte
Siempre hay que sacar el lado bueno de las cosas.La creatividad no es un mal precio. Un beso grande y gracias Ángel.
Jajaja, qué cosa más rara le pasa a tu prota. Aunque en una segunda lectura he creído ver otra intención… mejor me quedo con la primera, no quiero pensar en cosas tristes.
Un abrazo y suerte.
Ya te digo, rarísima. Quédate con la primera, Rosy. Un beso y gracias.
Pues a mí ese bicho no me gusta nada, y seguro que tu prota terminará deshaciéndose de él. Y mira que me gusta el pulpo, eh…
Un relato duro narrado con la fortaleza y la sensibilidad de alguien que, lejos de dramatizar, quita hierro y hasta hace gracieta de algo terrible.
Quizá me equivoco, pero esa es mi lectura.
Suerte, Eva 🙂
Auga fervendo en caldeiro de cobre, aceite sal e un pouquiño de pemento picante. Y a disfrutar de la vida y comerse el mundo ;). Gracias Cristina.
Una simbiosis emocional, tú le das parte de tu energía y él ejerce de receptáculo de tus historias; ya te digo yo que se quedará prendado de ellas y no se irá nunca. Originalísimo relato, Eva. Abrazos.
Las simbiosis son preferibles a las parasitosis. Esperemos que todos salgan ganando, Gracias Salvador. Abrazos.
La positividad y el sentido del humor siempre son buenas armas para enfrentarse a ciertos bichos. Si añadimos un puñado generoso de creatividad, seguro que tu protagonista termina merendándose al monstruo cocinado en su jugo con una fórmula novedosa. Besos muchos y suerte toda.
Merendemos bicho en su jugo, siempre mejor en compañia. Gracias miles y besos infinitos.
Me congratulo por ese poso dulce que he logrado dejarte. Confraternicemos, pues. Gracias, J u a n.
Si el bichito que te rasca el hígado es tu talento y tu necesidad de crear, sácalo muchas veces a nadar, pero no te desprendas de él. Enhorabuena!!
Habrá que analizarlo a ver, no vaya a ser un intruso bien camuflado. Gracias Alberto.
Buenas noches, Eva.
Espero que al recibo de estas letras te encuentres mejor imposible.
Yo bien, gracias a Dios.
Relato narrado desde el punto de vista de un niño y, como tal, usando un lenguaje infantil, casi de cuento.
Pero, creo que hay que sumergirse en él para apreciarlo en toda su grandeza.
No tengo dudas. Con su optimismo por bandera y millones de besos y abrazos de sus personas queridas, el bicho se irá al carajo.
Y el niño seguirá compartiendo historias y cuentos con sus amiguitos.
8,5. Notable alto.
Buenas tardes, Modes
Lo imposible no existe, pero me alegra que Dios te conserve el bienestar.
Sumergirse en el océano viene bien para apreciar su inmensidad, los remedios a base de besos y abrazos están más que contrastados por la ciencia empírica y compartir historias no deja de ser un vicio contra el que existe la virtud del silencio, oceánico o no.
Considero excesiva la calificación que me concedes, aún así la agradezco.
Me gusta mucho este relato, divertido y diferente. Has puesto una gran imaginación en él y esa voz que va narrando, tiene cierta ternura.
Es mejor llevarse bien con quien te tiene dominado por dentro, que siga contándole historias y bañándolo. Puede que algún día se canse de tanta historia y salte de su boca al mar.
Un beso preciosa, suerte.
Hola Belén, me alegra que te guste. No te creas que he puesto tanta imaginación en él, pero cada vez que me acerque al mar y se me abra la boca ante su inmensidad, pensaré en ti. Un beso enorme y gracias.
Frescura, imaginación y humor «a la sal». Con estos ingredientes, has cocinado un plato narrativo delicioso.
Un saludo, y suerte, Eva.
Me alegra que te haya apetecido probarlo Víctor. Gracias.
Me ha gustado muchísimo contrincanta, cuántas cosas cuentas y sugieres en tu relato. Eres una maga meiga de las letras y disfruto mucho con tus historias. Un besazo y enhorabuena.
Gracias guapísima. Muchas. Yo también disfruto con tus letras. Un besazo.
Estupendo relato Eva. Su lectura transmite una oleada de imágenes preciosas. Y yo, que a veces visito los fondos oscuros del atlántico, lo tendré muy en cuenta. A partir de ahora nunca será lo mismo.
Abrazos y mucha suerte,
Ton.
Anda, ¿buceas? No abras mucho la boca entonces para que no te entren pulpos. Gracias Ton. Un abrazo marino.
Pero cómo quieres que se vaya, álma de cántaro, si le sigues contando historias de las tuyas. Yo mismo me pondría seis patas extras sólo para escucharte.
Bicos, Eva.
Anda, anda, que cuando me pongo pesada no me has oido…Gracias y besos Carles.
Guau, Eva. Es como un alien, pero que sonríe y le gusta escuchar cuentos. ¡Qué bonito, jolines!
Te deseo suerte porque es preciosísimo.
Un beso enorme y me disculpo por no haber estado más prontito en comentar.
Hola Tow. Me alegra que te parezca bonito. Y no te disculpes, que no hay , que yo sepa, normas sobre comentar en esta casa. Cada uno cuando puede y quiere, sin más.A veces se quiere pero no se puede y viceversa también, jaja. Besazos.
La voz del narrador cree de niño a adulto, como el cáncer que tiene. Un relato triste. Suerte, para él y para ti.
Siempre tan perspicaz, señor Ximens, siempre sabe ver más allá. Gracias por la suerte, nunca sobra.
Coincido con el señor Ximens, es relato tristísimo contado con optimismo y primor.
Abrazos marinos y suertes mil.