FEB166. THE SMOKING GUN, de Juan Luis Plaza
Sentado en aquella incómoda silla el tiempo parecía estar detenido. Me dio por pensar en lo aburrido que resultaría ser modelo, inmóvil y examinando tus pensamientos, cómo hacía yo ahora, sin parar de darle vueltas a mí complicada situación. Sabía por qué estaba allí, pero no si ellos sospechaban la verdad. Mientras soportaba la dureza de mi asiento, que me hacía mantener la espalda en una postura poco natural, no dejaba de repasar los hechos ni de preguntarme si habría sido tan pulcro como acostumbraba o si por el contrario algún imperceptible descuido habría proporcionado un maldito indicio que me señalara. La fría sala se llenó de gente y me sentí a disgusto, alguien colgó de mi cuello una especie de pizarra con algo escrito que fui incapaz de leer entonces. –Sujete la pizarra con ambas manos y mire al frente-, me dijeron de muy malos modos. Un primer fogonazo me cegó por completo y quedé algo aturdido. –Mire hacia su izquierda. Más, más aún, quieto ahí-, un segundo fogonazo me hizo comprender qué aquella imagen se perpetuaría en el tiempo y no tuve más remedio qué entristecerme, mi lado bueno es el derecho.
Por el ritmo, la información y la capacidad de narrar situaciones y pensamientos de manera ágil y sin fisuras, se nota un oficio.Creas una
historia con unas perspectivas de misterio y le das un giro cómico y banal, y ahí está una mirada diferente.
Creo que puedes escribir una historia larga sobre este principio. Me gustó. Suerte y felicidades.
Muchas gracias Antonia, me siento muy alagado por tu comentario. Es cierto que quería dar al final ese giro superficial al relato, pero más desde el punto de vista del protagonista que desde el del lector. Evidenciar esa frialdad del psicópata a la hora de enfrentarse a los hechos. Algo ha fallado. Hay que redondear más los cuentos. Muchas gracias también por leerlo. Un abrazo.
No decía banal tu final., sino el personaje , que en esos momentos piensa en ese detalle tan poco importante para su problema.
No creo que hayas fallado. es que yo mezclo autor, narrador, personaje. Me gusta la amalgama.
Eso sí, alago es halago 🙂
Queda demostrado que no solo hay que redondear los cuentos, sino también los comentarios. Una segunda y atenta lectura nunca está de más. Agradecido de nuevo Antonia, sobre todo por la rectificación. Glup. Un abrazo.
Queda demostrado que no solo hay que redondear los cuentos, sino también los comentarios. Una segunda y atenta lectura nunca está de más. Agradecido de nuevo Antonia, sobre todo por la rectificación. Glup. Un abrazo.
Juancho, tu protagonista es sufrido y coqueto; un coctel que da mucho juego, y puede crear situacioes tan surrealistas como esta. Suerte y saludos.
Gracias Calamanda por tu lectura y por tus comentarios. Un abrazo.
Gracias Ana, te agradezco mucho que hayas leído el cuento y tus cariñosas palabras. Me tengo que poner al día e ir leyendo los cuentos de 2084. En febrero no he podido leer mucho, y he visto que ya van cerca de veinte. He visto que ya has publicado el tuyo, yo todavía no sé ni por donde empezar. Un saludo, te leo.