27 – Apnea en aguas profundas
8 minutos, pulmones al límite. Ahora todo depende del aporte de oxígeno de las otras grandes vísceras.
9 minutos: toca demostrar lo entrenado. Introducirse en sus órganos vitales para ralentizarlos. Restringir los sentidos. Expandir la mente. Divagar por la memoria.
10 minutos: La realidad se distorsiona. Aparentando ser los suyos, los brazos de la posidonia se enroscan sobre una delicada anémona esmeralda. ¿Ana?
11 minutos, el récord ya está cerca, y Ana se desliza, desnuda, sobre la cama de algas. Su cuerpo invita. Está igual, nada ha cambiado.
14 minutos, decenas de metros más arriba, alguien tensa la cuerda para felicitarle, pero su memoria ha huido de nuevo hasta aquel maldito kilómetro de la A-7.
15, las burbujas se agolpan furiosas en el paladar. La niebla invade todo. El estúpido pez que se ha saltado el stop colisiona contra sus gafas, y el seco sonido del impacto revienta el dolor de aquel recuerdo.
16, ni siquiera las lágrimas disipan la niebla.
17, detonada la furia, suelta el volante imaginario y bracea, rebuscando en vano el cuerpo de Ana entre el difuso amasijo de chapa y coral.
18, el agua comienza a invadir sus pulmones.
La anémona sonríe.
Tu micro invita, como el cuerpo de Ana, a releerlo. Sabia mezcla y contraposición entre lo acontecido en superficie y lo subacuático, calibrado por el cronómetro o por el cronógrafo; tanto da. ¡Y esa anémona! Textura y trama muy originales. Me gusta mucho. Suerte.
Un fuerte abrazo.
Un monólogo de sensaciones con el que el protagonista profundiza a su vez en las aguas salinas y en su propio interior. El mar termina por cobrar lo que la carretera no pudo, para encontrarse con quien sí se fue aquel día. Un viaje sin retorno tras 18 minutos de trayectoria que es también un reencuentro, quizá deseado inconscientemente. Buenas descripciones y un efecto flash-back bien integrado en el texto.
Un saludo y suerte, Alberto
Angel José, bien recreada esta situacion, sus tiempos y ese final abierto que da pistas suficientes. Suerte y saludos
Ana, Ángel, Eduardo, Calamanda, ¿¡qué decir?! ¡Gracias!, muchísimas gracias por vuestros detalladísimos comentarios. Cuatro saludos
Inmersión en aguas y en el recuerdo, donde un caprichoso pez termina por unificar su destino. He realizado una apnea de lectura y al final, casi sin aliento, he aspirado toda la esencia del relato. Me ha gustado mucho, Alberto. Abrazos.
Enhorabuena Alberto. Dulce, bella y mortal inmersión la que nos relatas.
Precioso el abrazo, bellísima Ana deslizándose sobre la cama de algas, TODO.
Me ha encantado tu propuesta. Te deseo suerte.
Ton.
Sensacional, Alberto. Me ha encantado el ritmo diabólico que le has imprimido al relato. Y la manera en la que has mezclado las distintas historias, haciendo participar al lector en la confusión del protagonista.
Sensacional, sí.
Saludos cordiales.
Uff, has apostado fuerte con este relato. Supongo que por tus conocimientos técnicos deportivos los tiempos son correctos y tu vertiente literaria te lleva a esa fuga mental de los recuerdos en el que averiguamos el trauma. Creo que vas para el libro o cerca. El relato es distinto.
Muchas gracias, Javier, Ton, Carles y Salvador, por vuestros animosos comentarios. Un abrazo
Alberto, un relato muy bien escrito, original y uno de mis favoritos del mar y sus océanos.
Abrazos marinos.
Muchísimas gracias María, me alegro que te haya gustado