32. OTRO CRISTO (Edita)
Se creía Dios. Desde que las compañeras del instituto empezaron a pelearse por sus dotes extraordinarias. Seguro como estaba de que la sabiduría le era innata, pronto dejó de cultivar el intelecto y se concentró en entrenar otras capacidades divinas mirando a todo el mundo desde arriba. En busca de aquella actividad que verdaderamente estuviera a la altura de sus gallardas proporciones y lo hiciera sentirse en el cielo, llegó a ser atleta, modelo, culturista… Pero quiso dar un paso más en su afán por demostrar la deidad que llevaba dentro: se hizo vigilante de la playa; al fin, lo adorarían como se merecía cada vez que salvara a una persona.
Dicen que ayer al atardecer, cuando apenas quedaba una docena de bañistas en la costa, lo vieron caminando con decisión sobre las olas del mar de Finisterre. Todavía lo siguen buscando.
El ego exacerbado o monomanía de una persona le hace creerse superior al resto, hasta el punto de que edifica toda su vida en función de este argumento de fundamento más que dudoso. Su desaparición al intentar caminar sobre las aguas, como el Mesías que le precedió, supuso que al fin se diese cuenta de su error, o que, quizá, le ratificó en que siempre estuvo en lo cierto y los equivocados eran los demás, al tiempo que tuvo una despedida de los mortales acorde con su condición divina. El mar nunca engaña, aunque a veces fomenta el misterio y deja un final abierto, de acertada ambigüedad, como el reflejado en este relato.
Un abrazo y suerte, Edita
Muchas gracias por tu generoso comentario, como siempre.
Edita, ese final misterioso lleva a muchas soluciones. El narcisimo desbordado de tu protagonista las alimenta. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda.
Estos casos provocan sensaciones enfrentadas, al principio te da la risa pero si lo analizas, entonces sólo puedes sentir pena y, en el fondo, no son otra cosa que seres inseguros, infelices, y su manera de encubierto, querer quedar por encima de todos.
Muy chulo tu relato. Saludos de mayo.
Muchas gracias primaverales. 🙂
Será narcisista, todo lo que tu quieras, pero ese andar sobre las aguas final me ofrece dudas. ¿Y si era «otro Dios»?
No obstante, he visto al mago Dynamo hacerlo así que… es posible que en nuestra época lo de ser Dios no sea tan fácil.
Preguntas y dudas, sensaciones enfrentadas como dice Mercedes.
Felicidades
Muchas gracias, Luisa.
Hola, Edita.
«Se creía Dios», me gusta esa forma de empezar el micro. Lo de que miraba a la gente desde arriba, ya me da muchas pistas del tipo de persona que era. La parte en la que narras que se hizo modelo o culturista es divertidísima. Como la que cuentas que se hizo vigilante de la playa, ¡menudo fantoche! jajaja.
El final, me encanta porque creerse el Mesías con toda esa trayectoria que llevaba de hombre mundano y pensar que caminaría por las aguas es la bomba.
Le siguen buscando y no me extraña que no lo encuentren.
Bravo, guapa.
Un besísimo y suerte.
Bravo por tu comentario, es mejor que el relato. Muchas gracias.
Edita, me encanta como pintas a tu personaje, dado que no es común y el sentirse Dios lo pone sobre todos los demás, en ese final quizás le diste lo único que le faltaba y se le dio.
Es casi un poema. Un abrazo y suerte.
Me encanta tu comentario, tan generoso como de costumbre. Muchas gracias.
Un ególatra con tableta abdominal pero más simple que el hidrógeno. Ciertamente, podría haber salvado a una persona, a sí mismo. A otro nivel, cuidémonos de los que se creen superiores y quieren ejercer el poder de dioses. Muy buen relato, Edita, que con una sonrisa nos invita a la reflexión. Abrazos y mucha suerte.
No estoy segura de que sea tan bueno como dices, 🙂 pero si te ha hecho sonreír, objetivo cumplido. Muchas gracias.
Edita, me gusta tu relato. A lo mejor, tu personaje, no estaba tan loco como se puede pensar al mostrarnos la forma en la que actúa. Puede que tratara de seguir las enseñanzas de su «verdadero» Dios, que le dictaba los modos de ayudar a sus semejantes. Para lograrlo, debía conseguir flexibilidad y fuerza, mostrando siempre una gran prestancia y galanía ante sus coetáneos. Una vez conseguido, lo llamó a su lado. Es una opción, ¿no?. Suerte.
🙂 😀 Una opción es, aunque mucho me temo que en ella no estaba yo pensando… Muchas gracias.
Hay quien se idolatra tanto así mismo que pierde el sentido de la vida.
Final misterioso…
Un abrazo
Muchas gracias, Blanca.
Egolatría, brillantez y moralejas.
8. Notable.
¿Solo notable? 😀 😀 😀 Muchas gracias.
Serás…?
Te quivocas de tiempo verbal: soy. 😀
Hola Edita.
Magnífica forma de contar esta historia de un ego exacerbado. Me gusta mucho la imagen que nos dejas con ese último párrafo. Tal vez porque conozco el lugar increíble (ese fin del mundo espectacular), elegido por el protagonista para inmolarse.
De maestra. Ojalá tengas suerte.
Bicos,
Ton.
😀 Ese «De maestra», además de sacarme una sonrisa, me ha llegado al alma. Muchas gracias, paisano.
Qué divertido. Ya llevo leídos unos cuantos que metería en el libro. ¿No se puede hacer una edición especial este mes? Jaja suerte.
¿Por casualidad no serás jurado este mes? Anda, haz un poder… 😀 Muchas gracias.