39. El sinuoso sonido de la soberbia
Durante años, siguió el mismo ritual: se acercaba a la costa, desnudaba sus pies y, provocadora, dejaba que las olas los acariciasen, sonreía altanera, e inundaba el aire con su voz angelical, desafiando al canto eterno del océano.
Hoy, la leyenda habla de la joven que el mar engulló, y de la dulce melodía que escuchan los barcos antes de naufragar.
Tu relato me ha llegado al alma con pocas y sencillas palabras. Olas, naufragios, tradiciones que nos hablan de mujeres que enloquecen al perder a sus hombres en el mar… Suerte, Raúl.
Raúl, bien narrada este episodio tan delicado. Suerte y saludos
El mar es una fuente de recursos y belleza, pero hay que tenerle respeto, por lo que los desafíos no son recomendables. Puede que la protagonista lo haga porque quizá perdió a alguien querido y en el fondo desea seguir su suerte. A su vez, el mar la ha transformado en alguien que podría haberse adaptado al medio, pues las leyendas siempre tienen parte de verdad.
El mes pasado comenté tu relato con el nombre cambiado, un lapsus que me dio mucha rabia y en el que no volveré a incurrir.
Un saludo, Raúl
Raul: Tu relato exalta poesía, es muy meritorio lo que has logrado con tan pocas palabras.
Un abrazo y suerte.
Cuando la soberbia aparece siempre es presagio de un naufragio. ¡Qué mala compañera! cómo confunde y cómo se apropia de lo ajeno. Muy buen relato, una muestra de que para escribir algo bueno no hay que llenar páginas y páginas. Suerte y buenas noches.
Con tan pocas palabras se puede decir tanto como un océano. Bravo Raúl. Saludos, Antonio Ortuno
Me fascinan los relatos cortos y tu has sabido fascinarme con tu breve forma de presentarnos el relato.
Mucha suerte, Raul
Hola Raúl.
Preciosa metamorfosis.
Fuerte abrazo y suerte.
Ton.