FEB156. LO MISMO, de Miguel Jiménez
Suena la campana del tercer despertador y yo sigo, con los ojos del cuerpo clausurados y los del alma, abiertos de par en par, ya sin el refugio de los pliegues gastados de tosco percal, al desamparo de la claridad que comienza a asaltarme a través de la fina piel con vocación de desalojo, buscando aun una excusa para bajarme a un mismo mundo.
Hago intención de nuevo de gastar un mismo día y vuelvo a casa, tras dieciséis horas de arrastrar pies encadenados, argollas de las mismas vacuidades, cadenas de la existencia misma, para encontrar en el viejo almanaque, terriblemente aferrada a su humilde marco, la misma hoja que dejé sobre la mesa al marchar.
Tu interpretación, del tiempo parado, en homenaje a eso no envejecer, junto con el caminar por el mundo con las cadenas, que no sino el hastió que le llevó a Dorian, es una buena solución a la propuesta. Muy lírico y no deja de ser un relato de nuestras vidas rutinarias. Suerte a fin de mes.
Gracias Ximens, era un poco la idea.
Igualmente.
Un abrazo.
Miguel Angel, que pesadas se sienten esas cadenas que da la rutina.Curiosa mente, ese mismo mundo nos mantiene en equilibrio. Suerte y saludos.
Interesante lo del equilibrio. Umm…
Gracias Calamanda, igualmente.
Porque esa hoja sabe que nunca volverá a ser más. Tener un marco puede ser una prisión para algunos y un refugio para otros.
Es triste esa vida donde tras un despertar traumático, se continúa con un intermedio esclavizante y acaba con una compañía tan efímera.
Muy bien escrito, con buenas ideas e imágenes.
Suerte.
Y se resiste a desaparecer olvidada.
Gracias Antonia.
Un poco pesimista te has puesto, Miguel. Aunque creo que combates muy bien la rutina y la vacuidad de la vida con tus letras.
Un abrazo.
Todos tenemos días malos, je je, supongo que la posibilidad de perpetuarlos es lo que le da ese tinte al relato.
Y sí, confieso, hago terapia a golpe de tecla, je je.
Un abrazo Susana.
Retrato de rutinas, de cansancio por tantas repeticiones diarias, eso es lo que me sugiere tu texto.
Suerte
Besitos
Y un día y otro, y lo peor no es la rutina, lo que mata es sentir que no se tiene capacidad para cambiarla. Triste destino el del protagonista.
Un beso Elysa, igualmente.
Esa hoja aferrada al marco me ha puesto los pelos de gallina. Se not ael peso de las cadenas, del tiempo y de esa rutina wque tanto duele.
Suerte Miguel, me ha gustado tu relato.
Besicos muchos.
Gracias Nani, ese humilde trozo de papel es quizás, para mi, la figura más importante del relato.
Suerte para ti también, un besazo.