57. Noticias del mar (Javier Ximens)
Nicosia, 7/12/2014:
En inmersiones que se realizan a dos millas de la isla de Chipre, frente a la ciudad de Paphos, biólogos marinos están estudiando el comportamiento inusual de los peces Hemigrammus rhodostomus, también conocidos como Treta Borracho o más popularmente por Borrachitos. Avanzan en zigzag con temblorosos aleteos y se lanzan a por sus presas errando en un cincuenta por ciento de las veces. Pernoctan entre las rocas y hendiduras del lecho marino, pero no se retiran hasta altas horas de la madrugada, por eso no se los puede observar por las mañanas, salvo que estén de regreso.
Paphos, 8/12/2014:
A una milla del puerto romano de la ciudad, los arqueólogos marinos han descubierto el pecio de una nave mercante del siglo VIII de una treintena de metros de eslora. Por los restos hallados, cientos de vasijas de vino que tienen grabados el nombre del comerciante, se sabe que el puerto de origen era del sur de Italia.
Javier, en tu relato, el paralelismo entre los dos sucesos es bueno y está bien llevado. Suerte y saludos
Dos mundos que coexisten dentro de un universo marino común, sin relación aparente, pero en curiosa simbiosis. Un barco hundido pasa a formar parte de ese ecosistema, es lógico que los seres que lo habitan se adapten a él y a su contenido. Sin embargo, esos biólogos no parecen capaces de descubrir las razones del comportamiento de esos borrachines tan majetes y trasnochadores, que resulta que existen (me lo han contado Google y Wikipedia). Dices sin decir, ilustras y creas una fantasía imaginativa y simpática a partir del nombre de unos pececillos. Quizá llegue el día en que diga que todo o parte de un relato tuyo no me guste, pero no va a ser hoy.
Un abrazo fuerte, Javier. Suerte
Una propuesta muy original, lo que es de agradecer y que pone de manifiesto la similitud entre los peces y el género humano. Una relación causa-efecto, que trae como consecuencia que los pececillos «cogorzones» se dediquen a degustar vino de tal solera en lugar de afanarse en sus tareas predadoras. Si llegan a rematar la faena con Chinchón, como hiciera José Hierro, me troncho. Hay que bucear este verano por aquellos lares. Enhorabuena y suerte. Un abrazo.
Buenas tardes, Ximens. Te devuelvo hoy la visita que, tan amablemente, me hiciste hace unos meses. Disculpa por favor la tardanza, he estado largo tiempo ocupado en otros menesteres.
¿Qué decirte del minicuento? Pues que, cuanto menos, resulta simpático, y esa para mí es la mejor baza. Personalmente habría situado el mercante unos cuantos siglos antes, pero esto es sólo una preferencia personal, porque ciertos siglos los asocio, históricamente, con temas muy diferentes al comercio en el Mediterráneo (y viceversa). De todos modos esto es algo secundario, lo realmente importante es que nos remites al navío hundido, a las ánforas con su preciado contenido, y sobre todo a esos traviesos y trasnochadores pececillos cuyo nombre común ya nos hace sospechar, de alguna forma, lo que puede venir después. Lo cierto es que nos pones en ascuas desde el primer párrafo (otra baza a favor, por cierto)
La exposición no puede ser mejor, resulta simpático por los bichitos y también evocador por lo que de mágico tienen los navíos hundidos de la antigüedad, con tantos tesoros (líquidos o no) en su interior. Al menos a mí, siempre me han suscitado una enorme curiosidad.
Realmente me ha gustado mucho, se mire por donde se mire. Felicidades y 1 abrazo!!!
Enhorabuena paisano!! Muy ocurrente, bien hilado y de los que dejan fenomenal sabor de boca. No imaginas todo lo que se puede disfrutar y aprender de pequeños cuentos que encierran un gran trabajo, como este. Gracias y suerte!!
Muchas gracias, Alberto, qué pequeño es el mundo (esta frase se me acaba de ocurrir).
Anda qué bien se ponían los pescaítos. Estas noticias son las que me gustan y no las que nos quieren contar cada día en los medios. Qué buena marcha llevaban y qué felicidad de sentirse libres y auténticos.
Muy original tu micro Ximens, muy gustosa su lectura.
Buenos y felices días.
¡¿Que acertaban el 50% de los intentos de caza?! ¡Ese vino está aguado!
Original y divertido, además de bien escrito, «as usual». ¡Enhorabuena!
un microhábitat que mejora con los años, peces que pierden efectividad en la caza pero que ganan en otros matices de su vida. Original y divertido, Ximens. Abrazos y mucha suerte.
Hola Javier.
Historia atrevida que rompe con los cánones habituales. Me gusta, por bien escrita y documentada. Creo que has acertado de pleno.
Mucha suerte y un abrazo,
Ton.
Divertido micro, que deja al lector completar la escena, los peces «borrachitos» y el pecio hundido. Siempre sorprendente, nos vas a acostumbrar a esperar siempre algo muy diferente.
Abrazos.
Impecable descripción y análisis del porqué del nombre del pez Treta borracho.
Suerte,
María Jesús Briones
Vaya relato simpático que te has marcado, Javier.
Me llama la atención que en esta ocasión la propuesta de nuestro amigo JAMS esté dando frutos más humorísticos de lo habitual, y en tu caso me ha agradado especialmente ese tono entre periodístico y científico con que has revestido magistralmente la anécdota.
Enhorabuena, y un saludo.
Simpático y original. Me lo creo todo… también porque una vez vi un documental de animales en la selva que comían no sé que bayas y se comportaban como esos Borrachitos que cuentas.
Muy simpático, insisto
Hola, Ximens.
Sin duda, un buen vino que hace las delicias de esos pececillos y una explicación tan válida como cualquier otra para explicar la conducta de los mismos.
Donde hay imaginación, no hace falta mucho más. Casi ni vino.
Abrazos y nos vemos!!
Y mira que es difícil estar borrachito rodeado de tanto agua… Original propuesta, Javier. Suerte y un beso.
Buen relato Javier, muy original. Ahora pienso que sería si en lugar de peces fueran buceadores. Pero sólo es mi fantasía…
Un abrazo amigo y suerte.
Me gusta este relato, original, divertido e historiado.
Abrazos marinos y mucha suerte.