63. Con la luna a su favor (Juana Mª Igarreta)
Caía la noche en densos copos cuando Ismael nació en aquel viejo pesquero a la deriva. El grito desgarrador de su madre al expulsarlo interrumpió el sueño del océano. Y cuando el primer llanto del infante rozó el aire, las aguas se alzaron curiosas, formando alrededor del buque una cortina de olas de erizadas crestas. El alboroto llegó hasta la misma luna que, retirando el velo tejido de nimbos de la esfera de su cara, iluminó la desoladora escena. Y la lástima la embargó haciendo estremecer hasta el último de sus cráteres. Desde su otero celeste gobernó como nunca las aguas, empleando a fondo sus dotes magnéticas. Y fueron las olas con sus brazos de agua las que empujaron la embarcación hasta la playa. Y fueron las olas con sus lenguas de espuma las que dieron la voz de alarma.
El drama de los refugiados, con una mujer que da a luz a bordo de una destartalada embarcación, contado de una forma exquisita. Tener la luna a favor es contar con un poderoso aliado, sobre todo en el mar, dotado de poder para convocar olas y mareas en la dirección adecuada; también es capaz de desarrollar sensibilidad suficiente para conmoverse y tomar partido de forma decisiva por los más débiles. Un satélite con mucha más calidez que la que se puede deducir a la vista de sus fríos cráteres.
Un relato lleno de encanto.
Un abrazo y suerte, Juana
Precisamente estos días, con la llegada del buen tiempo, se ha vuelto a recrudecer el drama de los que intentan llegar a las costas en esas embarcaciones sobresaturadas… Un problema ya enquistado para el que no se tienen todavía soluciones. Muchas gracias, Ángel, como siempre por tu interesante y generoso comentario, así como por tu fiel visita a mis palabras. Un abrazo.
Precioso tu micro, precioso. No he llorado porque he decidido poner una sonrisa a la vida en cada momento y buscar siempre la parte positiva, a veces parece que no la hubiera, pero sí, siempre la hay aunque de momento no la veamos. En tu relato está claro que la hay, después de tanta fatiga y tanto dolor y no me refiero precisamente al del parto.
Muy bonito Juana María.
Buenas noches y mucha suerte.
No sé cómo agradecerte este comentario tan sentido, Cora. Postura ejemplar la que comentas sobre tu decisión de sonreir en cada momento, y esperanzador mensaje el que transmites ante la vida. A mí hay días que me cuesta, la verdad. Dan ganas de apagar la radio y la televisión, y aislarse del mundo. Bueno, que muchas gracias por leerme y comentar. Mucha suerte también para ti. Saludos.
Hola, Juan.
Hermoso, real y tratado con exquisita dulzura. ¿Qué más se le puede pedir a un texto? A mí me ha emocionado.
Enhorabuena, bonita.
Un abrazo y muchísima suerte.
Ejem, perdona, iba tan deprisa que se me fue la «a» de tu nombre.
Besos, Juana!!
Siempre corriendo como el conejo de Alicia, pardiez!
Towanda, cuánto me alegro de haberte emocionado con el micro. Así que aunque me llames Juan no me importa. Muchísimas gracias por comentar y suerte también para ti. Otro abrazo.
Una luna que con la complicidad del océano toma partido, y valiéndose de su hechizo y poder nos da una lección de ternura y empatía. Me ha encantado, Juana. Abrazos y mucha suerte.
Me ilusiona mucho que te haya encantado esta luna piadosa, Salvador. Mil gracias, abrazos y suerte también para ti.
Oh, qué preciosidad de relato, Juana. Cómo mola asomarte a esta página y encontrar relatos como este.
Besos.
Ese «Oh» es todo un lujo viniendo de ti, Carles. Y lo que me dices no puede ser más halagador. Celebro que te haya gustado. Besos y muchas gracias por tu visita.
Has conseguido plasmar con palabras el sentimiento de empatía que sentimos hacia los expatriados que lanzan sus vidas a la deriva buscando tierra extraña. Esos elementos adoptando lo mejor del animal humano son la poesía de la desgracia, el anhelo tácito de que el mundo fuera, realmente, un lugar amable donde vivir.
Precioso e intenso, Juana. Enhorabuena.
Precioso e intenso todo lo que me dices, Antonio. Ese «anhelo tácito de que el mundo fuera, realmente, un lugar amable donde vivir», que muchos compartimos, por desgracia se queda en eso, en anhelo. Hemos hecho las cosas tan mal, unos peor que otros, que esto no hay quien lo arregle. Gracias por valorar así el micro. Un abrazo.
Felicidades Juana por este relato tan poético y a la vez visual. Me parece tan completo que lo llevaría directamente a la edición de este año.
Un abrazo.
Muchísimas gracias, Asunción, por tus generosísimas palabras. No sé si los señores del jurado lo verán así de claro. De todos modos, si a ti te ha gustado tanto, ya es para mí un auténtico regalo. Otro abrazo para ti y me paso por tu relato.
Precioso Juana, bello por la fuerza y crudeza de la historia, emotivo porque sabemos que no es solo literatura, sino real como la vida misma, desgarrador porque arrastra miles de historias de niños que no corren la misma suerte, inmenso porque tú eres grande y sabes escribir con el corazón.
Enhorabuena Juana, mil besos.
Malu.
Me encanta el análisis con esa lluvia de calificativos que haces del micro, Malu. Y mil gracias por tu generosidad al hacerlo. Otro millar de besos para ti.
Hola Juana. Antes de nada darte la enhorabuena por esta delicadeza exquisita con la que has sabido contarnos una crueldad que no cesa, y no deja de aniquilar vidas de seres humanos.
Me parece una historia rodeada de expresiones muy bellas, lo que, si cabe, realza todavía más el horror que asola a esas gentes. Horror que nuestra sociedad no hace nada por solucionar. Tú acabas de poner un bello granito de arena.
Mucha suerte Juana,
Ton.
Hola Ton. Tienes razón. Tratar con palabras más o menos bonitas un tema tan cruel produce una sensación extraña. Espero no dar la sensación de frivolidad. Mi intención es la contraria, poner un punto de esperanza aunque sea fantaseando con la luna. Muchísimas gracias por tus generosas palabras al valorar el micro. Mucha suerte también para ti. Saludos.
Elegante, por la delicadeza en que se trata el tema. Elegante, porque los elementos hacen por cuidar al humano. Elegante, porque no se dice que los humanos son esos seres que parecen no cuidar los unos de los otros.
Me gustó mucho. Suerte, para tí y para ellos
Aunque mi intención no era precisamente escribir algo elegante, te agradezco mucho todos los porqués que me das para haberlo considerado así. Gracias por leer y comentar tan amablemente, Luisa. Saludos.
Duras escenas nos muestras, tan posibles en los días que vivimos. Duele tu relato de lo bien narrado que está. ¡Os lo dejo para que quiera se haga eco!!
Suerte.
Besicos muchos.
Eres muy generosa regalándome la frase «Duele tu relato de lo bien narrado que está». Muchísimas gracias, Nani, y suerte para ti también. Besicos de vuelta.
Qué bien escrito, con cuanto lirismo nos cuentas una escena (ese final es desgarrador) demasiado conocida ya por todos.
Me gusta que dediques tus esfuerzos a este tema, tema candente que a nadie, debería de dejar indiferente.
Un abrazo, querida Juana, con toda la suerte del océano.
Sí, la verdad es un tema que lejos de solucionarse cada día toma mayor dimensión. Agradezco, aunque un poco tarde, muchísimo tu comentario, Rosy. Mucha suerte también para ti. Otro abrazo.
Ese nacimiento puede anunciar un renacimiento, para millones de personas, que tienen que abandonar la tierra donde nacieron.
Breve y contundente
Abrazo, Juana
Ojalá se lograra ese renacimiento del que me hablas. Creo que el panorama es mucho más negro, por desgracia. Muchas gracias por comentar, María Jesús. Otro abrazo para ti.
Me encanta, JUANA, cómo contás ese confabularse de la luna y de las olas para llevar a buen puerto a esa vida que nace y que se expresa en ese llanto a pesar de las aciacas circunstancias a las que tantos niños, tantas madres, tantas personas hoy se ven sometidas.
Un mini que, sin resignar el lirismo, deja pensando.
Cariños,
Mariángeles
Ya que los humanos no somos capaces de solucionar los problemas que nosotros mismos vamos creando, soñar con que ocurra algo mágico es a veces inevitable. Celebro que te haya gustado y dado qué pensar, Mariángeles. Cariños también para ti.
Escogí este nombre porque sé que es muy común entre los musulmanes (aunque en árabe creo que es Ismail), y los que sufren el éxodo a través del mar son muchas veces de esta religión. Agradezco mucho tu interesante y enriquecedor comentario, Juan. Buen Julio también para ti. Saludos.
Es en las situaciones de mayor desamparo cuando echamos en falta un poder superior que nos eche una mano. En este caso pienso que ha sido tu buena voluntad lo que se ha unido a la desesperación de la madre para obrar el milagro.
Hermoso relato, Juana, del que podríamos extraer ese grito desgarrador de dolor y llamar con él la atención sobre ese sufrimiento obligado y diario de tantos inocentes.
Enhorabuena y suerte.
Un fuerte abrazo.
Para mi, el relato más bello de estos lares marinos.
Mil abrazos y suertes, Juana.
No encuentro las palabras adecuadas para agradecer tu generosidad al valorar el relato, María. Otros mil abrazos y suertes también para ti.
Tienes razón, Enrique. Ojalá, como en el micro, pudiéramos recurrir a ese poder superior para que interviniese en arreglar los desaguisados que muchas veces provocamos nosotros, y a los que luego somos incapaces de dar ningún tipo de solución. Muchas gracias por comentar. Otro abrazo para ti.