FEB142. EL PRINCIPE Y EL RETRATO, de Nicoleta Ionescu
El príncipe de una pequeña isla vivía en una torre, entre infolios y crisoles de marmol, escudriñando el cielo con su catalejo. Cierto día, un ave desconocida soltó de su pico un medallón en que había el retrato de una joven tan bella que parecía irreal. Un ferviente amor invadió súbitamente su alma. ¿Quién era aquela maravillosa mujer? ¿Dónde hallarla? El príncipe decidió construir un navío para recorrer los mares, en busca de su amada.
El mismo día, el rey murió y el príncipe fue coronado en su lugar. Cerró la torre, tomando consigo solo el retrato, y bajó para encontrarse con su pueblo. El viaje fué aplazado. Pasaba todos los días en la corte, reorganizando la justicia, el comercio o el ejército, mientras las noches soñaba con la dueña de su alma.
Pero un rey tiene que casarse y tener hijos, herederos del trono. Fue elegida la hermana del rey de la isla vecina, la más adecuada para su rango. El tiempo pasó, inexorable. Tuvieron hijos y vivieron con dignidad una vida dedicada a los otros. El retrato fue perdido y el rey nunca recordó su decisión, ni la torre, ni las estrellas que solía contemplar desde su mirador.
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Gracias, Ana , por tu comentario. El tema de este mes fue dificil para mí porque mis últimos relatos fueron sobre pintores y escultores; un retrato es una cosa estática y por eso he preferido la fórmula del cuento, para hacerlo más dinámico. No voy a comentar mis intenciones, porque el relato debe hablar al lector por sí mismo, pero me gustan las preguntas de tu comentario. Creo que un relato funciona bien cuando nace preguntas.
Un abrazo.
Siempre hay un primer amor en la juventud y si este rey lo olvida con el paso del tiempo entiendo que o estaba muy ocupado con sus quehaceres o fue feliz con su reina.
Un abrazo.
Gracias, Susana, hay varios tipos de ser feliz, por ejemplo en el cuento «El príncipe feliz» del mismo Oscar Wilde, pero para cada tipo de felicidad que uno obtiene hay un precio, la renuncia a otros tipos de felicidad. De aquí – la melancolía.
Un abrazo.
Nicoleta, cuando era niño(hace, Dios sabrá) me encantaban ta paramicia(cuentecitos griegos para niños). Lo tuyo tiene mucha fluidez y es muy real (casi nunca perseguimos nuestros sueños). Me gustó mucho tu lenguaje se nota que lo has trabajado mucho. Un fuerte abrazo amiga, Sotirios.
Sotirios, me alegro mucho encontrarte de nuevo, gracias por tus palabras que me dan ánimo. Sí, casi nunca perseguimos nuestros sueños y la vida nos determina a bajar de nuestra torre de marfíl, dejando allí los ideales y las esperanzas.
Un fuerte abrazo a ti también.
Nicoleta, tu cuento es bello y facil de contar y memorizar. Suerte y saludos.
Gracias, Calamanda, me alegro de que te haya parecido un cuento facil de contar, así creo que deben ser los cuentos.
Un abrazo.