83. PÁGINA NEGRA (Carles Quílez)
El mar que lamía su aldea se había convertido en un vaivén en su barriguita. Sobre su cabeza, en lugar de cielo, sólo había un pequeño cuadrado. Azul significaba día. Negro, la noche oscura.
La vieja Mangá había soñado que un monstruo de madera, lleno de hombres pálidos, arribaría un día a la playa y les arrebataría la libertad. Nadie la creyó y ahora todo su pueblo yacía en la panza del monstruo.
El cuadradito se abrió repentinamente y un jirón de aire limpio le acarició los pulmones. Hubiera gritado de alegría si no fuera porque el hombre pálido de la cruz bajó por la escalera. Cerró los ojos e imploró al Padre Océano que la librara de él. Todavía recordaba el fuego que le metió entre las piernas. Y la sangre. Y al pensar en ello, el vaivén de su barriga creció como una montaña.
El hombre fue hacia ella, pero esta vez sólo le mojó la cabeza con agua y trazó una cruz sobre su frente. Entonces, el mar se agitó y el hombre cayó al suelo. Mangá se abalanzó sobre él y le golpeó la cabeza con sus propias cadenas. Sangre por sangre.
Padre Océano había escuchado.
Qué pena que algunos seres creyéndose en posesión de la verdad, mantengan presionaras y esclavas a otros personas que creen inferiores. Es muy bonito tu relato, a la vez de triste.
Suerte.
Besicos muchos.
Todo acto de dominación sobre otro ser humano es penoso, Nani.
Saludos cordiales y gracias por comentar.
Carles, has escrito un micro para enmarcar… aunque los impresentables, no se lo merezcan, con qué sutileza lo has contado, la religión, los atropellos, la esclavitud. Le has dedicado una Página a la Leyenda Negra del hombre blanco.
A este micro le deseo yo también, una página de las buenas, por ejemplo, en el libro de este privilegiado lugar.
¡ENHORABUENA!
Un abrazo.
Es verdad que eran otros tiempos, pero lo cierto es que el hombre blanco del que provenimos cimentó su desarrollo económico sobre la esclavitud.
Gracias por tus buenos deseos, Rosy.
Un texto lleno de fuerza, bajo el fondo de una de las páginas más vergonzosas de la Humanidad, perfectamente sintetizado en el título. Una historia no exenta de crudeza pero narrada con sensibilidad y buen hacer, con ese Padre Océano como último clavo al que aferrarse en medio de la desesperación y la injusticia. Personas tratadas como ganado, a las que, en un ejercicio de hipocresía, se las trata de vestir de una capa de religiosidad mal entendida, que quizá no sea más que otra forma de sometimiento.
Muy buen relato, Carles. Me alegro de que tras tres días el sistema haya permitido comentar. Es lo que tienen las cosas modernas.
Un abrazo y buena suerte
Gracias por tu comentario, Ängel. Tus reflexiones siempre son enriquecedoras. Me alegro de que estés ahí.
En cuanto a la crudeza del relato, aunque ésta estaba intrínseca en el tema, me ha parecido oportuno tratar la cuestión de frente, sin apartar la mirada.
Sobre el tema informático, en realidad fui yo quien estuve trasteando por el blog y desconecté los comentarios. La suerte es que Rosy Val me ha avisado esta mañana (Gracias, Rosy).
Recibe un abrazo mayúsuculo.
Este micro, lleva tu sello desde la primera línea.
Impresiona la forma que has elegido para narrarlo. El cierre de «Padre Océano había escuchado», me parece un acierto, para condensar la historia.
Felicitaciones, Carles.
Me complace mucho tu comentario acerca de la forma de la narración, Mª Jesús, pues lo que pretendía era prestar mi voz a aquellos que no tuvieron la oportunidad de hacerse oir.
Saludos cordiales.
Con un gran título, desmenuzas magistralmente la tragedia de quien no entiende lo que pasa, el sufrimiento sentido bajo la piel, donde no hay colores, cuando la codicia y el desprecio se apropian a bocajarro de vidas que no les pertenecen.
Es curioso que los ‘hombres pálidos’ temiéramos antaño lo que el mar pudiera albergar más allá del horizonte y que acabaran siendo ellos mismos el terror que desembarcaba en tierras de otros hombres.
Un grandísimo relato, Carles. Enhorabuena.
Un abrazo.
Siempre me ocurre, Antonio, que tus comentarios los encuentro, como poco, tan interesantes como los propios relatos que comentas.
Muchas gracias.
Todo un tratado de historia condensado en unas pequeñas líneas que nos hacen avergonzarnos del pasado.
Enhorabuena por tu maestría. Un saludo. Gloria
ES
Es que realmente el hombre blanco, el conquistador, el elegido de Dios, ha obrado de forma muy cruel a lo largo de la historia y quizás no debiera extrañarnos tanto la manera en la que algunos tratan a los demás. Quizás solo han refinado las formas.
Besos, Gloria.
Siempre los fuertes abusando de los débiles, esto es lo peor de la condición humana. Muy bien narrado, tanto que te deja con un pellizquito en el corazón.
Un abrazo
Debemos tener algún gen dominante por ahí metido.
Abrazos, Asunción.
Preciosa historia de sangres terribles,mágica y tremenda, Carles. Me ha gustado mucho. Suerte y un besazo.
Quñe bien que te haya gustado, Eva, a pesar de la crudeza del relato.
Besarrón.
Con qué profundidad has logrado esta historia donde se cometieron atropellos en nombre de la cruz.
Un abrazo y suerte.
En lo más profundo del océano también deben descansar muchos hombres atropellados.
Gracias por tus palabras, Moli, y un abrazo.
Está estupendo, Carles. A mi me gusta bastante cuando en los relatos lanzamos cuestiones sociales y nos posicionamos ante hechos injustificables, colocándonos al lado de los que padecen.
Por otro lado, desde el punto de vista literario, el primer párrafo me parece de lujo, genial.
Abrazos
Pues eso es lo que humildemente pretendía, Javier, prestar mis palabras a los que no tuvieron oportunidad de expresar las suyas.
Abrazo.
Hola Carles,
Efectivamente, una página demasiado negra. El abuso de poder. El hombre esclavizando al hombre, en este caso a la mujer y un océano que parece que entiende de justicia y me alegro.
Fascinante, Carles. Si yo fuera jurado, este sería uno de mis favoritos.
Abrazísimos y suerte.
Tante grazie, carissima Towi.
Esa página negra no podría tener un mejor narrador que tú, Carles. Enhorabuena por tu maestría y tus buenas letras. He disfrutado mucho leyéndote. Un gran abrazo y suerte.
Qué requetebuena que eres conmigo, Belén. Muchas gracias y un beso.
Hola Carles. Un relato lleno de fuerza. Tratas muy bien un episodio tan triste de la humanidad.
Un abrazo.
Marta
¡Marta! Es todo un honor que te hayas asomado a mi relato. Muchas gracias.
Beso.
Hola Carles.
Magnífico relato, al que has extirpado de tapujos superfluos. Crudo, como las circunstancias que tratas, para que nunca olvidemos que hubo momentos en los que no parecimos seres humanos.
Me gustó mucho. Suerte.
Ton.
Esa era la idea, en efecto, Ton: prestar mi voz a aquellos a los que una vez fueron esclavizados y que semejante atrocidad no caiga en el olvido.
Un abrazo.
Cuando la esclavitud, la condena en vida y los actos deleznables, siempre ocultos en la oscuridad, al final ven la luz, podemos apreciar la barbarie de la humanidad, esa página negra que nos salpica al remordimiento de pertenecer a su misma especie.
Y tú has conseguido con una gran maestría contarnos todo ello y hacernos sentir en ese cuadradito carente de libertad.
Gran relato, con fuerza e historia.
Un beso grande Carles. Mucha suerte.
Por desgracia, todavía hoy muchas personas sólo pueden ver la vida a través del cuadradito que les ha sido impuesto.
Muchísimas gracias por tus buenos deseos, Mª Belén y otro beso, grande como el océano, de vuelta.
El océano como testigo de un episodio ignominioso del ser humano, la esclavitud, aún vigente en muchos lugares de nuestro mundo. Has sabido transmitir una historia visceral en lo emocional, que nos deja un sentimiento desgarrador, de unos seres que se sintieron abandonados por la vida y que, poco a poco, fueron obligados a perder la fe en sí mismos. Genial relato, Carles. Abrazos y mucha suerte.
La maldad ha acompañado al Hombre durante toda su historia. Y, mal que nos pese, el año 2016 continúa formando parte de la Historia.
Abrazo, Salvador.
Estupendisima historia Carles, la conquista u opresión vista desde el otro lado. Me ha gustado mucho la verdad y deja al descubierto la monstruosidad católica que aun hoy da zarpazos destructivos.
Saludos y mucha suerte.
Como he dicho en algún comentario anterior, me apetecía darles la palabra a los oprimidos.
Saludos cordiales, Jean.
Me gusta todo en este relato de negritudes.
Un abrazo y mucha suerte.
Muchas gracias, María.
Saludos cordiales.
Una de las muchas páginas negras que tiene la historia, que muchas veces se viste con un halo de esplendor que olvida el sufrimiento de los pobres pueblos «descubiertos».
Buena historia, muy bien narrada, con poderosas imágenes (pequeño cuadrado, monstruo de madera, hombre pálido de la cruz, … ) y fantástica la aparición del Padre Océano.
Un petó.
La misma agua que propició el nacimiento de la vida, se personifica y castiga con su justicia líquida y desbordante a aquellos que la mancillan.
Gracias por tus elogiosas palabras, Carme.
Petó.
Pocas veces una reacción violenta es tan legítima como la que nos cuentas aquí de esa manera tan magistral. Qué bien te has metido en la mente y los sentimientos del personaje y que bonita forma de pintarnos las escena, como con viñetas de cómic, a mi parecer, y en blanco y negro por supuesto.
Gran relato, Carles. Inmejorable uso de la literatura.
Un abrazo.