FEB137. LA RETIRADA DE BONAPARTE, de Emilio Magdalena
Los cosacos han vuelto. Como cada noche, han salido de la maldita nieve para acuchillar a los centinelas y robar sus pertrechos. Después se han marchado. Casi ni nos hemos dado cuenta. Estamos demasiado congelados para luchar. Hambrientos y derrotados, bastante hacemos con andar. Quién sabe cuánto tiempo más. No somos más que unos peleles en retirada por la estepa rusa. Nosotros, la Gran Armada, que hace meses colgábamos el retrato del emperador en el palacio del zar. Nosotros, que saqueamos Moscú los primeros como premio a nuestra valentía. Ahora, arrastramos nuestros harapos por una helada llanura en donde no hay tregua para nuestras pobres sombras. En mi zurrón ya no quedan sino cuatro trozos de queso rancio, media botella de alcohol y un lienzo cuidadosamente enrollado en unos paños.
El marco hace tiempo que lo quemamos.
Me gusta encontrar más gente que mezcla Historia con la propuesta del mes. Y qué cierto es que los cuadros han sido fundamentales en la narración de la misma. Simbólico lo de llevar el retrato de Napoleón a Moscú y luego su retirada por la estepa rusa, de eso justo han hecho 200 años.
Respecto al relato, hacía tiempo que no encontraba uno con el narrador en “nosotros”, acertado para referirse a la Historia, bien hecho!! La primera frase pone bien en ambiente dado el título y la última me parece muy buena. Todo cierto, el frío, el hambre… lo describes bien en la desesperación de los soldados. De hecho siempre se ha dicho que Napoleón perdió Rusia por las botas, ya que eran tan malas que a sus soldados se les congelaban los pies…
Pero hay una cosa que no se yo, no conozco demasiado esa parte de la Historia, ¿la Gran Armada francesa saqueó Moscú?, creía que el Zar se retiró de allí e incendiaron la ciudad, era la táctica rusa : arrasar y no dejar nada al enemigo, ni alimentos, ni suministros ni nada de nada. Tú me dirás…
María Elejoste Larrucea = MEL
Hola María, por lo que he podido leer la Grand Armee llegó a las puertas de Moscú, y allí los generales organizaron el saqueo por orden y oleadas. Primero los batallones considerados de élite y más valientes y dias después los demás. La política de tierra quemada parece ser que la emplearon con las granjas y los pueblos de alrededor para cortar el aprovisionamiento de los franceses y luego el invierno hizo el resto. Saludos Emilio
Es bonito el relato, Emilio. Un soldado sufriendo y con la foto de su amor en la casaca. Como pega, el título, que ya se barrunta con la lectura. Quizá algo que redondee más el final del cuento.
Un abrazo.
La dureza del invierno ruso, el insoportable frío tan difícil de vencer, el cansancio de la guerra. Antes las guerras se ganaban paso a paso y has conseguido muy bien transmitir la penuria de una dura retirada. Un instante de la historia muy bien narrada, casi diría yo que has congelado un episodio histórico, aprovechando el frío ruso 😉 Enhorabuena.
Emilio, primero Bonaparte y después, Hitler. Para las personas normales es el frio que acaba con los dos pero para las personas que creen en las ciencias ocultas es el propio Dios que acaba con el mal. Un fuerte abrazo, Sotirios.