FEB127. Y SU NÚMERO ES EL 666, de Fernando Martínez
Entré en el despacho de padre el día que dimos por finalizada su búsqueda. Enseguida percibí la ausencia del abuelo. Su retrato había presidido aquella habitación desde que inauguró la factoría, pero padre quiso sustituirlo por uno propio al tomar las riendas del negocio. Sobre el escritorio hallé la factura de Monsieur Lombard, el estrafalario pintor que mi hermano Steven importó de Europa.
Media tarde. La casucha amenazaba desplomarse sobre el pequeño cementerio adyacente. Conté cinco inquilinos mientras aguardaba para entrar en la penumbra de un taller iluminado por media docena de velas colgadas del techo. Otras tantas alumbraban el nuevo retrato de padre. Lombard me escrutaba desde detrás del caballete. Me invitó a sentarme en un tajuelo. Acepté. Empezó a pintar. Bailaba alrededor del lienzo esgrimiendo el pincel. A media noche, Lombard dio el combate por finalizado. Me invitó a salir.
Un vez fuera recordé para qué había venido. Llamé. Silencio. Entré en el cementerio buscando otra puerta. Había contado mal. No había cinco lápidas, sino seis. La luz del farol alcanzaba a iluminar dos. Me acerqué a leer la inscripción de la primera. ¡Imposible, Era de padre! La otra… la otra era mía.
Fernando, veo el suspense y los elementos de terror, pero no llego a entender plenamente el relato, problema mío, sin duda. Después de releer varias veces observo que los cinco inquilinos no eran de la casucha, sino nichos del cementerio. No está dicho, pero interpreto que ese «empezó a pintar» es a él, pintarme, momento en el cual se crea el sexto nicho. En fin, que estas pequeñas lagunas en mi mente me echan del relato. Con cariño.
Hola Ximens. Se que el texto es bastante críptico. Pues no llego a decir casi nada, pero estoy contento, pues, pese al esfuerzo has interpretado justo lo que pretendía.
Ya me lo decía mi madre… No te compliques la vida… 😉
Un abrazo.
Hola Fernando.
El título es muy llamativo, aunque despista un poco porque buscas a la diablo al leerlo. Me gusta lo del combate con el caballete y la atmósfera. Se percibe que puede ser un relato más extenso. Suerte.
El diablo está en el relato… oculto, cómo tantas otras cosas. gracias por pasar y comentar Pablo.
Hola Fernando. Lo primero que ha venido a la mente es la imagen de aquellos sepultureros de las pelis del oeste que te tomaban la medida al menor indicio de muerte. No obstante al releerlo y ver el título, casi diría que el sepulturero es amigo del diablo, sino es el mismo. Interesante y tétrico. Un Abrazo. Jesús Coronado
Hostras Jesús, la verdad es que el único que no aparece en el microrrelato es precisamente el sepulturero. Sin embargo, quizá sea un ejemplo de cómo una atmósfera nos puede llevar a mundos conocidos de forma inexorable.
En tres escenarios se hace un poco difícil ubicar el argumento. Leyendo el título y lo de las tumbas, me atrevo a especular: se trata de una empresa familiar y el miembro más antiguo cuelga su imagen en el despacho. Y que dura en la pared lo que tarda en morir, pues el sucesor ya va encargando a Lombard-Satán el siguiente retrato. ¿Puede ser?
Un abrazo.
Hola Susana, te digo lo mismo que a Ximens. Tenía ganas de escribir un microrrelato donde el argumento queda en segundo plano. Las motivaciones de los personajes, de donde viene todo y a donde va deben ser interpretadas por el autor y prácticamente solo doy pistas a través de tres escenas… Soy más aventurero que relojero y es posible que las piezas no encajen de forma perfecta, pero, de momento, estoy muy contento con el resultado porque al completarlo con vuestra lectura habéis tirado de los hilos que he ido dejando hasta formar el argumento general (muy aproximado) que pretendía al escribirlo.
La primera versión del relato… algo más largo, -pero no mucho- era más evidente… luego he ido recortando y ocultando la historia…
Gracias por leer y comentar.
Muy bueno tu relato Fernando, pero mientras te leía al contrario de lo que te han comentado, me dió la impresión de que el pintor era más que hábil con los pinceles, especialista en recoger a los qwue dejaban la vida terrenal (la muerte). Al volverlo a leer pienso que ese pintor, además de pintor me reafirma en mi primera impresión. ¿Te gusta jugar con las interpretaciones de los lectores, eh? Conozoco esa sensación y conozco a más personas que le gusta experimentar con ese doble juego.
Suerte.
Besicos muchos.
Me alegro de que te haya gustado.
Cómo tantas veces, tocas y retocas un texto para acercarte al límite del concurso y crees que las pistas que das son suficientes para que el lector complete la historia.
Cómo tantas veces, hay lectores que encuentran el camino y otros que no, (o que creen que no).
Esa –creo– es la magia del microrrelato.
Gracias por pasar y comentar.
La verdad es que da un poco de miedo ese 666. Muy intrigante. Gracias por tu esfuerzo en descartes del Rec.Un abrazo.Gloria Arcos
Hola Gloria… A los «despojos» ya les va quedando menos… ahora mismo tengo para publicar dos semanas más y empezaremos a trabajar en buscar editorial… a ver cómo va.
A mí me ha gustado. Me gusta rellenar huecos y dejarme llevar por lo que imagino que me cuentas…
Suerte y besos desde el aire
Gracias Rosa.
Esa era mi intención desde el principio. haceos partícipes del juego.
En tres pinceladas un fantástico retrato costumbrista.
Me quedó esa sensación de repetir una y otra vez los mismos gestos, generación tras generación. Muy bueno, me gustó mucho Fernando.
Un abrazo
Muchas gracias Miguel. Me alegro de que te haya gustado.
Tienes una manera impecable de narrar. El título te avisa de que el pintor va a hacer el retrato de su posteridad y a través de tu texto vas entendiendo todo desde la mente del protagonista. Un texto formidable. Todo un placer leerte.
Muchísimas gracias por el comentario Rosa.
Hoy ya estoy contento para todo el día. 😉
Buen texto!!!Me he perdido un poco pero porque por mi torpeza me los tienen que dar masticados, jejejeje. Seguro que detrás de tus palabras se esconden muchísimos detalles que insistente leeré para percatarme. Y como te proponen, aprovecha la idea y haz un relato largo. Un beso!!!
No me gusta leer los comentarios anteriores (a diferencia de otros lectores, cada uno somos como somos). Prefiero imaginar, descubrir mensajes ocultos. Aveces peco, escribiendo, de oscurantista ( lo sé, pero experimentar junto al lector me encanta). Por eso este relato tuyo me gusta porque me insinúa una historia de robos de almas. Veo a ese pintor bailando, creando largas sombras ondulantes como las llamas de las velas que lo enmarcan, como un conjuro, mientras absorbe a su víctima.
Conseguida la atmósfera y el tono que acompañan a la trama. Lo más complicado, tal vez, el ritmo.
Un beso, Fernando.
Buenas tardes Fernando. Te seré sincera: lo leí hace un par de días …y volví a él. Luego he vuelto de nuevo. Y a falta de leer los comentarios te diré que creo que le faltan algunas palabras. No, no, ¡que me gusta el halo de misterio y oscurantismo que creas! pero sinceramente pienso que a este tipo de micro con varias escenas le hubiese ido fenomenal 250 palabras, a no ser que …entonces se te hubiese ocurrido crear otro escenario, jaja.
El pintor es el malo de la película e inmorataliza las almas de los difuntos ¿no?. La idea es buena, y me gusta la sorpresa final. ¡Qué susto dios santo! encontrar tu lápida antes de creerte muerto.
Besos y un abrazo.
Magnífico ambiente gótico, muy conseguido, Fernando. Pero como otros comentarista pienso que le hubiera ido mejor una mayor extensión. En ocasiones, los micros nos constriñen demasiado y hemos de soltar amarras y navegar sin miedo por mares de palabras.
Un abrazo.
Una cosa está clara… no deja indiferente… pero es posible que tengáis razón y haya historia para algo más largo y dejarse llevar por la atmósfera.
Gracias por pasar a comentar, Mercedes, Petra, Laura e Isabel.