FEB119. LA OBSESIÓN DE GRAY, de Cristina González Prieto
Siempre me tacharon de obsesiva, desde que tengo memoria… Siempre supe que tenían razón. Mas, la preocupación de todo aquel que se topaba conmigo me obligó a ser más inteligente que ellos, ocultando mis profundos anhelos que iban enloqueciendo con el paso del tiempo… Pero siempre ahí, siempre guardados en lo más profundo de mi alma… pero nunca olvidados. Dorian Gray…Dorian Gray… ¿Que quería Wilde mostrarme en realidad? ¿Acaso, era posible traspasar parte de mi alma a un simple lienzo? ¿Podría, con cada sutil pincelada, conseguir la perpetuidad de mi existencia? Tenía que probarlo…si no lo hacía… No quería ni siquiera plantearme hacia donde me conduciría mi locura si no lo llevaba a cabo.
No recuerdo cuanto tiempo llevo encerrada. Tengo que pedir a Alaís que compré más pintura. No entiendo porque pierde el tiempo trayendo tanta comida, no puedo concentrarme en otra cosa que no sea mi bello retrato. No hay fotos, no hay espejos. Sólo el retrato. Temo el momento de verme y no reconocer mi imagen con la del lienzo. Dicen que la obsesión es locura, demencia, delirios… Pero, sin obsesión, no hay triunfos. Sin perseverancia, no hay éxito.
Sólo una pincelada más puede conducirme a…la eternidad.
Cristina, se reflejan muy bien las obsesiones, y cuando estas modifican la vida a su capricho. Suerte y saludos.