FEB118. OTELO EN EL MUSEO, de Elisa de Armas
No correspondía a la misma época que el resto de los cuadros y su figura casi infantil, envuelta en los delicados tonos de la seda, desentonaba entre aquellos militares de casacas chillonas y sables al cinto. Sin embargo, el director fue inflexible: había que liberar espacio y Una muchacha con mantón debía instalarse en la sala XIX. Procuré tranquilizarla con palabras y caricias furtivas, pero cuando a las ocho terminó mi turno su carita pálida seguía deformada por el miedo.
El estruendo debió ser horrible, solo la maldita costumbre de llevar auriculares tapando los oídos explica que el vigilante de noche no lo oyera. Lucharon por ella como lobos en celo. Al reincorporarme el rojo sangre salpicaba los lienzos de los vencidos y el triunfador se erguía en el suyo con el aire arrogante de quien conquista un territorio. Las prisas por recuperar su lugar le habían hecho olvidar el arma sobre un banco y llevaba desabrochada la bragueta. Después la vi a ella. Aún no se había puesto la camisa. Las mejillas se le habían coloreado y una sonrisa satisfecha borraba de su cara la inocencia antigua. De los demás soy inocente, los dos últimos sablazos, esos sí fueron míos.
Ay, no me di cuenta de que al pegarlo en el formulario se pierde el formato. «Una muchacha con mantón» iba en cursiva o, en su defecto, entrecomillado. Es el título del cuadro.
Pues sí, es la idea, o los mata o, al menos, deja los lienzos hechos unos zorros. Gracias, Ana, por comentar.
Una propuesta original la tuya, cuadros, celos, cortes…Me gusta.
Un abrazo.
Gracias, Paloma, otro abrazo.
Que buenísimo micro. Podría perfectamente acabado en «el miedo», y sería bueno, pero continuaste y entonces fue doblemente bueno. Tiene un precioso final y un título que lo acompaña. esa mezcla de fantasía y realidad, le dan esa dimensión mágica. Te voy a poner un pero, para que no te lo creas tanto 🙂 y es que el título del cuadro, debiera llevar comillas.
Muchas felicidades y suerte. Un abrazo.
Leidos los comentarios, lo hago después de poner el mío, veo que ya mencionas lo de las comillas. Así, que retiro lo dicho y te felicito nuevamente.
Gracias por todo, Antonia, comentarios como el tuyo dan energías para un mes.
No hay derecho a romper el cristal de la ilusión de esa manera: ¡bien por el guardia-narrador! 🙂
Excelente relato, Elisa. Me gustan muchos detalles, pero aquel del arma olvidada sobre un banco, que recobrará protagonismo pleno al final es notable. ¡SUERTE!
Abrazos funambulescos
Recibir críticas de alguien a quien se admira hace tanto tiempo siempre es un placer. Y si encima son buenas…
Un museo con mucha vida. Me gustan esas fantasías con nocturnidad.
Un abrazo
Me alegro que te guste, Mei, gracias.
Buen relato.
Santi S.
Es una buena aportación al tema del mes. Me gusta como está narrado y la personalización de las pinturas. Ella queda satisfecha (no lo esperaba, quizás así se evita otro conflicto narrativo) y la actuación del vigilante muy ingeniosa de inventar. Suerte, creo que estarás en el retrato final.
Me ha gustado mucho la historia, Elisa, con un final doblemente inesperado, Enhorabuena, yo también te veo retratada en el podium. Un abrazo.
Ne encanta esta interacción entre los cuadros, y más con el añadido de la voz narradora en el vigilante celoso que también forma parte de la escena.
Un abrazo.
Suscribo lo comentado por Gabriel, Elisa y apuesto -como Ximens- por el éxito de este relato. Es una pena que no se pueda incluir aquí, como en tu casa- las imágenes de los cuadros a los que haces referencia, porque apoyan muy bien al texto.
Un abrazo,
No hay mejores imágenes que las de la imaginación 🙂
Una historia original y muy bien contada. Me encanta.
Coincido con algunos comentaristas que me preceden: este relato merece estar entre los seleccionados de febrero, por méritos propios.
Un abrazo, Elisa.
Coincido con todos, y creo que merece estar en el podio final. Como todos los relatos de Elisa, es excelente. Un abrazo.
Elisa, una historia de pinturas con vida propia, me gusta. Acertada la sonrisa final de «Una muchacha con mantón», es un guiño al lector que le reconforta, le libera del sufrimiento de una violación. Un buen micro.
Besosss.
Amparo
no puedo mas que copiar el comentario de susana con el cual estoy totalmente de acuerdo:
«Ne encanta esta interacción entre los cuadros, y más con el añadido de la voz narradora en el vigilante celoso que también forma parte de la escena.»
muy bien logrado…
Va para premio. Excelente.
Muchas gracias a todos, los dos Santis, Ximens, Susana, Eva, Pedro, MJ, Amparo, Mónica y Kistila, el mejor premio es que os haya gustado. El otro premio también me encantaría, claro, pero prefiero no hacerme ilusiones, hay muy buenos textos y la selección va a ser complicada para los jueces.
Enhorabuena, Elisa. No me equivoqué, estás en el retrato de fin de mes. Sin duda un buen relato. Felicidades.
Muchas gracias, Ximens, tus comentarios los tomo muy en serio porque eres claro y sincero, dices lo que te gusta y lo que no.
Un abrazo.
Vale, Elysa. Debo confesar que no había leído el relato, y a toro pasado es fácil decir algo, pero una vez leido y releído, lo cierto es que su elección me parece acertadísima.
Un gran retrato Elisa, me ha recordado, por el tema de los personajes de cuadros que cobran vida un relato de Robert Zelazny. Siempre es un placer leerte.
No he leído a ese autor, Puri, gracias por la pista. Un beso, ya queda menos para mayo :-), entonces te lo daré en vivo.
Muy bonito relato, y muy bien escrito. Me ha gustado mucho.
Felicidades, la verdad que es digno del premio.
Saludos, Blanca
Muchas gracias, Blanca, por tu amable comentario me alegra mucho que te haya gustado.
Muchísimas felicidades Elisa. Qué esplendido cuento!!! tan vívido, tan visual, tan representativo y tan original. El final que podría haber sido en «la inocencia antigua» e incluso en «el miedo» del primer párrafo, le das triple giro de tuerca y conviertes al guardián en un Otelo ofendido y vengativo.
Felicidades por haber sido seleccionada.
Gracias, Ricardo, la verdad es que es una selección que me ha hecho ilusión, porque en este concurso se siente una como en casa. No sé si sabes que ya nos conocemos, y bastante, de las Microjustas de Ociozero, aunque yo allí llevo máscara pero aquí no, tú luces siempre tu caballeresca personalidad :-).