FEB116. INCENDIOS, de Gabriel Bevilaqua
La fantasma atraviesa una de las paredes del estudio, se sienta en el aire con las piernas cruzadas y le solicita al artista que le haga un retrato. El pintor, tras reponerse del susto inicial, acepta y se entrega con frenesí al trabajo. Varias noches después, mientras charlan animadamente durante una pausa, el hombre se proclama agradecido de que la vanidad de las mujeres se prolongue más allá de la vida, a lo que la modelo responde: «Se equivoca, amigo mío, no es vanidad: gracias a su arte podré finalmente decirle adiós a esta condición espectral… Cuando eso suceda, ¿me va a extrañar?». Al pintor se le caen pinceles y colores, y, mientras los recoge, alega que ya es muy tarde y que está cansado. A solas consigo mismo comprende que se ha enamorado. Entonces se le pasa por la cabeza la idea de fingir un siniestro, y, aunque llega a encender unos diarios, sabe que no sería justo y los apaga. Y maldice y solloza y gime. Ignora que la fantasma lo ha estado observando desde una de las paredes y que, apenas él le eche llave al recinto, ella se las arreglará para provocar un cortocircuito.
Gabriel, hay amores que matan, incluso despues de muertos. Poco a poco, la historia con su ritmo crecido y sus imagenes te incluye en el estudio. Me gusta. Suerte y saludos.
Gracias, Calamanda (qué lindo nombre).
Saludos cordiales
Gabriel muy original historia, desde el principio hasta el final. La idea de que una fantasma se aparezca al pintor para que le realice un retrato, la verdad me parece un derroche de imaginación.
Felicidades.
¡Gracias, Asun! Lo de “derroche de imaginación” me encanta porque es eso a lo que apuntan ―de manera natural― muchos de mis relatos 🙂
Saludos cordiales
Perfecto.
Ay, Marlén, no creo que sea perfecto, pero bien vale tu comentario ¡un gracias gigante!
Saludos cordiales
Qué bonito, qué bonitooooo!!!!!
Gracias, Aurora.
Saludos cordiales
Muy, muy tuyo, Gabriel. Esta vez con final feliz. Mucha suerte (creo que no la necesita, pero nunca viene mal).
Y un abrazo.
¡Gracias, Elisa! Es que no hay que escamotear tanto los finales felices, después de todo en la realidad también existen, ¿o no?… Y gracias por la suerte, que siempre siempre se necesita 🙂
Saludos funambulescos
El amor, que todo lo incendia sí. Me ha gustado mucho ver que el final feliz que intuía, se ha hecho realidad.
Saludos.
Gracias, Paloma.
Saludos cordiales
Adecuado el título de este relato tan original y con referencia a fuegos variados. Me gusta mucho. Un saludo.
Así es, Ana, el título alude tanto a fuegos literales como figurados. Gracias.
Saludos cordiales
Precioso y diferente. Me ha encantado, Gabriel. Saludos y suerte.
Gracias, Eva.
Saludos cordiales
Amor en dos direcciones. Es bonita la historia, sobre todo la resolución y muy original.El principio me gustó mucho también.El título es el preciso. Suerte.
Gracias, Antonia.
Saludos cordiales
Hola, Ana: claro que esa hubiera sido una respuesta acertada… pero de haberla usado me dejaba sin tensión el relato. A los personajes siempre hay que ponerlos a sufrir un poquito 😉
Saludos cordiales
Me ha gustado la originalidad de tu historia, felicidades.
Gracias, Yolanda.
Saludos cordiales
El amor está en el aire y en este caso es el fuego el que lo va a materializar. Original propuesta y perfecta narrativa.
Un abrazo.
Gracias, Susana.
Saludos cordiales
Me gusta que gane el amor, sobretodo que sea compartido. Descubrir que la fantasma tampoco desea que el artista termine su retrato para así poder continuar a su lado durante más tiempo nos demuestra ese amor correspondido. Un buen recurso utilizar la misma técnica para ambos amantes: incendiar para destruir y tener que comenzar la obra, como Penélopes que tejen y tejen…
Un abrazo.
Amparo M.A.
Gracias, Petra. Es que el fuego atraviesa el micro ya desde el título.
Saludos cordiales
Felicidades, Gabriel, por el premio mensual. Muy bien escrito, atrapa al lector al inicio y al final triunfa el amor. Muy original. Enhorabuena.
Gracias, Ximens.
Saludos cordiales
Felicidades, Gabriel. No tuve tiempo de habérmelo leído antes pero con sumo placer lo hago ahora. Y me alegro porque es muy bueno. Está bien escrito y es original.
Solo te diría, evidentemente como opinión personal, que el uso de la fantasma no me gusta nada. Y no tengo mucha explicación para ello. Quizá porque no existe un fantasmo o porque estoy chapado a la antigua pero es lo único que no me gusta y tampoco es tanto como para que importe a la hora del galardón.
Enhorabuena.
Gracias, Ricardo. Con respecto a lo de “la fantasma” se trata de una licencia poética necesaria para explicitar sencillamente el sexo del fantasma.
Saludos cordiales