142. Corazón de mar
De pronto comienza a llover. Fuerte. Se puede escuchar la hierba, los árboles, los tejados mientras él se ríe, con los brazos abiertos a la intemperie, casi invisible.
Todos lo conocen, pero nadie sabe quién es. No busca el contacto con la gente y dice lo justo, menos con la voz que con sus manos, donde aletean gaviotas. A su paso respira la brisa y se escucha un ronroneo que no cesa de algas y de sal. Suele estar por el embarcadero, o de espaldas a la playa. Tranquilo. Sus latidos van al compás de la luna: dos cada día, sístole y diástole. Y cuando la marea es grande, y creíble la tormenta, le es imposible evitar el toser nubarrones. A veces alguien se aventura a consultarle el tiempo que hará mañana: cuando contesta que malo, será un día de calor.
En alguna ocasión decide volver a casa, por si alguien lo esperase, pero los restos del naufragio están vacíos. Él es el único que aquella noche nació, en vez de morir.
Vuelve a la costa y mira hacia tierra.
Señores y Señoras. He estado a punto de escribir una carta de perdón por no participar. Es algo que no me hubiese gustado hacer, me hubiese sentido mal, debo mucho a este lugar. Pero ahora mis circunstancias son otras y el se mundo se ha dado la vuelta. Aún así he preferido enviar un relato sin acabar antes que dejar mi silla vacía. Sé que de aquí no saldrá nada, pero me basta con saber que en febrero no fallé.
Sus quiero a todos, menos a Modes, que loamo.
Besismos y abracismos.
Un personaje que ha sabido adaptarse al medio como nadie, acertado siempre en su predicción meteorológica, mucho más fiable que las que se realizan con el Meteosat. Algunos tienen capacidad para hacer de cualquier circunstancia una oportunidad, hasta de la propia muerte.
Suerte con este relato, que no podía faltar.
Un abrazo, Raquel
Qué narices, en qué estaré pensando. Perdona Juanillo, te acabo de bautizar erróneamente y te he cambiado el sexo. Por cierto, para ser un relato inacabado, como dices, te ha quedado redondo.
Un abrazo y ahora sí: Juan.
Gracias, Ángel, siempre puedom contar conmigo para que me animes.
Abracísimos.
Queridísimo Barlon:
In extremis te has marcado un relatazo de los que se quedan varados en el pecho, ahí, entre sístole y diástole.
Ainsss, pero cómo no ibas a participar, anda, anda, déjate de monsergas y sigue regalándonos tus relatos «incabados».
Besísimos, de esos tuyos.
En realidad es cosa de Apoloro. El otro día le di de comer después de la medianoche y se quedo satisfecho e inspirado.
Gracias.
Besismos.
Pues, menos mal que está inacabado y sin pulir… Pedazo de genio estás hecho!
Abracísimo 😉
Refrótame a ver si salgo de la lámpara. Pues lo lo veo bien claramente mejorable.
Besismos.