05. Interruptores
Este hombre del antifaz de noche y pijama de rayas sabe que la desesperación es pasar horas en vela, probar mil posturas, abandonar la almohada sobre la cabeza y seguir sin pegar ojo, después de dar con el codo a su esposa, que no para de roncar. Ronca con entrega. Con la perseverancia de una corredora de fondo, mientras él repasa desconsolado nombres, efectos insuficientes y secundarios de relajantes musculares, somníferos e hipnóticos. Este hombre no puede más. Está a punto de ganar medalla olímpica en insomnio. Se levanta, el antifaz caído como el pañuelo de un atracador de sueños, rodea la cama y se arrodilla junto a ella. Cara con cara, la observa fijamente. Duerme dichosa, como si la felicidad fuera un hilito de baba escapando por la comisura de sus labios. Una hemorragia de felicidad que él no puede compartir, pero sí taponar. Con la suavidad de un dedo. Estira el índice con dulzura y un fogonazo de luz la despierta.
Jaja me apunto el truco.
Mikel, buen relato y solucion a un problema tan frecuente. Suerte y saludos
Reconozco esa sintomatología. Aún así, me parece cruel como se las gasta el «coprotagonista». Aunque sería peor enviar ese índice estirado directamente a la cavidad ocular de la posible interfecta. Un saludo.
Jop, yo también pensaba que le iba a meter el dedo en el ojo.
Está claro que en las olimpíadas faltan modalidades que, si existieran, tendrían muchos y muy buenos candidatos para el podium. Muy apropiado el título, por cierto.
Besos y suerte.
Original propuesta esta olimpiada del insomnio que, seamos comprensivos, acompañado se hace más llevadero, jajaja. Abrazos y mucha suerte, Mikel.
Muy original cómo has tramado la historia en relación a la propuesta. La redacción muy buena. Mucha suerte !!
Original y divertida propuesta, Mikel.
Saludos y suerte.
Jajajaj, algún truquito parecido alguna vez utilicé, muy divertido tu relato. Suerte.
Besicos muchos,
Primero pensé que le tapaba los labios a ver si paraba de roncar… Però despertarla así es para matarlo!
Para consolarse, mientras no haya olimpiadas del insomnio, quizá sí que pueda batir un récord Guiness.
Saludos!
Carme.