FEB106. JACULATORIA, de Javier Ximens
¡Ahí está!, embutida en un traje corto y generoso de escote. Y él con la mirada en su culo.
Mi Manolo me quería. Cuando fallecí, sacó mi fotografía y la puso sobre el televisor. Desde aquí veo la mesa, el sillón y, encima, el Sagrado Corazón en su vitrina. He sufrido al verlo padecer con el Betis y cenar sardinas en lata.
Una noche bajó la vecina que tendía la ropa chorreando. Se desabrochó tres botones de la blusa y al poco apareció él con el salero.
Sólo habían pasado siete años cuando Manolo empezó a salir los domingos. No se lo reprocho, yo me encuentro más ajada y él tan fresco, pero esta mañana me extrañó que limpiara por primera vez el polvo, sacase la imagen de la vitrina, la colocara mirando hacia la pared (cuando sabe que así se puede vencer), y que pusiera la mantelería de Lagartera.
Ahí están, comiéndose un pollo frito. No paran de reír, pero… ¡Será golfa!, pues no va y se tumba despatarrada en el sillón, ¡cacho pendón! y… ¡Ah!, ¿pero qué haces Manolo?, ¿adónde me llevas? ¡No!, ¡otra vez al cajón de la cubertería, no!
¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!
…Dulce corazón de María, sea la salvación mía». Qué bien conseguidos la caracterización de los personajes, el ambiente, la vida diaria, las creencias, la sociedad… Con dos detalles. Ese Corazón de Jesús que la mitad de lectores no habrán visto, pero que recuerdo que mi tía, en el pueblo, como tantas y tantas familias custodiaba de casa en casa… Que se vencía si lo girabas de cara a la pared.
Pienso que bordas esos personajes, que sabes reflejar una atmósfera y un tono con detalles magníficos. El ritmo lineal, ascendente incrementa la fuerza de la trama de los vivos.
Un abrazo, Javier Ximens.
Petra, Ana U: Ya sé que si un relato se tiene que explicar es que está mal escrito. También aprendí de Chejov aquello de «si en un relato aparece una pistola, hay que usarla». Pues solo quiero hacer resaltar que ese «se puede vencer» junto con estar situado «encima del sillón», es decir en la vertical de donde los amantes van a cometer el adulterio póstumo, y la petición al Sagrado Corazón,… no digo más.
Esto no está escrito, claro, pero algo debe poner el lector, jeje
Gracias a todos por los comentarios.
Me has hecho reír con ganas, Javier.
Un micro saleroso (eso de coger la sal cuando la vecina se desabotona tres botones de la blusa…) y muy, pero que muy castizo, metido hasta las cejas en nuestra tradición. Que no se diga que el Manolo no ha sido considerado, si hasta la guardó en el cajón de la cubertería, jejeje. Y la jaculatoria, ay esa jaculatoria que tanto escuché de chica en la boca de las beatonas.
Me encantó, chico, no hay más.
Besos.
Aqui tienes la respuesta a tu pregunta Ximens.
Pues casualidad, hoy lo podras leer, es que este mes no había concentración posible con un monton de cajas y enseres de todo tipo a mi alrededor, consecuencia de la próxima mudanza que voy a realizar en unos dias. Un horror vamos.Por eso ha tardado un poco más de lo habitual el relato de este mes.Pero oye, me encanta que me eches de menos, jeje. Un abrazo Ximens.
Después de todo lo dicho no queda nada que agregar, sólo que me ha encantado ese sentido del humor y como lo desarrollas. Una genialidad.
Un abrazo y mucha suerte.
Hola, Ximens, un relato jocoso, muy jocoso. en esta ocasión te decidiste por esa línea, y te ha salido una historia de infidelidades póstumas. No obstante, no creo que el pobre Corazón de Jesús pueda evitar lo que va a pasar por más que ella se encomiende y confíe en su intervención.
La imagen de cara a la pared, la foto en el cajón… Y encima lavar la mantelería de Lagartera… El trabajo que da la vecinita…
Salud-os
Muchas gracias por vuestros comentarios. Si os he sacado unas risas era lo que pretendía. Y ahora que está cerrado el concurso únicamente aclarar que la jaculatoria demandaba al Sagrado Corazón de Jesús que se venciera sobre los amantes, pero claro, eso no está dicho. Nos vemos en el Gran Hermano.