FEB101. DORIAN, de Òscar Pareja Bañón
Poesía. Poesía es lo que reflejan mis ojos al verme. Sensaciones. Sensaciones que no se pueden describir con palabras, ya sean escritas o dichas. Mis ojos retienen la vida, el tiempo y su misterio. Me miro y no puedo desear otra cosa que no sea la profundidad de esa mirada. Tiemblo ante el silencio de mis jóvenes labios. Imagino un beso y suspiro ( ). Mis contornos, mis arrugas, son huellas trazadas por un artístico pincel sobre la eternidad de un blanco y anónimo lienzo. Vivo y, sin embargo, muero. Poco a poco, casi sin tiempo para deleitarme con mi propia belleza. Mi corazón no late con la misma intensidad que antes. Podría decir que ya no me pertenece. Se quedó atrapado entre el volumen y la textura de los colores que conforman mi retrato. Mi vida ha dejado de existir. Así lo he decidido. No soportaba tanto dolor causado. No podía seguir así. Mi imagen dibujada tiende a dispersarse, a nublarse, casi a desaparecer, como el tic-tac de un reloj de bolsillo. Como el primer amor. Vuelvo a suspirar. Esta vez, sé que es el definitivo. Unos pasos se acercan. Una puerta se abre. Detrás, sólo aparece mi nombre.