36. Lo efímero de las emociones
Hoy, con las sienes plateadas, siente con nostalgia aquellos tiempos en los que se pasaba las horas dando vueltas y vueltas alrededor de la pista. Su objetivo era seguir los pasos del gran Owens y para ello no dudó en sacrificar el amor y la compañía de amigos compartiendo copas o una buena comida.
Hoy, con los ojos velados, siente un gran vacío y cuando el sin sentido de su existencia se le echa encima corre a refugiarse en su santuario. Él también consiguió cuatro medallas olímpicas, como “el bala”. Las suyas son de plata.
Sonríe al contemplarlas al tiempo que recuerda con nitidez todas las imágenes que rodearon su entrega, pero al no poder reproducir la emoción que sintió con cada una de ellas, especialmente con la primera, lágrimas incontrolables resbalan por sus mejillas.
Hoy, con la soledad como compañía, cambiaría los años que le quedan por sentir de nuevo el placer de un solo aplauso.
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El «dulce» sabor de la añoranza que en demasiadas ocasiones, sobre todo en el desamparo y la vejez, se transforma en lágrimas demasiado saladas como para soportarlo. Un saludo y suerte.
Begoña, bonita y emotiva historia, tratada con sensibilidad, de una época de la vida. Suerte y saludos
El relato te hace tocar ese poso amargo de tantas cosas: del quedarse a las puertas, del precio del sacrificio, del paso del tiempo, de la añoranza de los momentos de gloria… Hablas de mucho y lo cuentas muy bien. Mucha suerte !!
Nostalgia de momentos felices. Begoña, tu micro refleja eso y mucho más, con gran sensibilidad. ¡Felicidades!
Un fuerte abrazo.
María José
¡Oh!….habéis conseguido emocionarme, ja ja. Gracias por vuestros comentarios.Saludos.
El paso del tiempo da lugar a las emociones que tu protagonista siente muy dentro. Momentos de gloria que gusta recordar aunque surjan las lágrimas del recuerdo.
Suerte en la convocatoria.
Saludos